Crónicas

Crónicas de Julián López

Emotiva tarde para el recuerdo de El Juli en Guadalajara

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
17/11/2013 Guadalajara (México) Morante, El Juli, Ricardo Frausto Celia Barbosa, San Isidro Ovación, ovación y oreja con petición

Guadalajara (México). Domingo 17 de noviembre de 2013

Plaza de toros del Nuevo Progreso. Tres cuartos de plaza. Toros de Los Encinos y San Isidro. Un sobrero de regalo de Fernando de la Mora (7º) y otro de Garfias (8º).

Morante de la Puebla (de verde y oro) bronca tras tres avisos, bronca y silencio en el de regalo; El Juli (de negro y plata) ovación, gran ovación y oreja con petición en el de regalo; y Ricardo Frausto (de blanco y oro) que tomaba la alternativa, ovación en ambos

El Juli en plan increíble y en maestro hace vibrar a Guadalajara (suertematador.com)

La quinta y última corrida de la primera parte de la Temporada Grande en el coso monumental Nuevo Progreso de Guadalajara, tuvo un sólo nombre, la del magistral diestro madrileño Julián López “El Juli”, quien dictó, como es costumbre en él, tres cátedras de lo que es saber lidiar reses bravas, pero que por desgracia se vieron manchadas por sus fallas con la espada, logrando tan sólo cortar una oreja al séptimo astado, de regalo.

El espada madrileño Julián López “El Juli” al primer ejemplar de su lote, de San Isidro, nada le hizo con el capote. El toro no era fácil y acusaba sosería, por lo que su trasteo de muleta lo comenzó doblándose y poco a poco fue estructurando una faena plena de poder y de ganas de agradar. Finalmente se hizo de él a través de naturales tersos, templados y de mucho dominio, intercalando molinetes y pases de trinchera, además de intentarlo por el pitón derecho, encelando pase a pase con el cuerpo y metido entre los pitones, terminó de pinchazo y estocada trasera y tendida, además de un descabello, para ser ovacionado con fuerza en el tercio.

En su segundo, veroniqueó con prestancia, lo mismo que por chicuelinas. Con la franela, frente a un toro que era de bandera, comenzó doblándose suavemente, para seguir por derechazos de mano muy baja, excelentes y obligando mucho al toro, lo que provocó que en una embestida se quebrara la manita izquierda, echando así para abajo lo que pudo haber sido una gran faena. El toro era bravo, noble y obediente, aún con la fractura quería embestir pero le era imposible.  Julián terminó pasaportándolo de estocada honda trasera, para que el burel fuera ovacionado en el arrastre y Julián fuera ovacionado con mucha fuerza en el tercio y teniendo petición de oreja que no le fue concedida, aún así el diestro anunció el regalo de un toro.

En el toro de regalo, de nombre “Broche de oro”, de la ganadería de Fernando de la Mora, un toro soso y no fácil al que le enseñó a embestir Julián López “El Juli”, en una magistral faena plena de arte y de talento torero. Lo recibió con una larga cambiada de hinojos, cerrado en tablas, para después de pie, simplemente bregarlo, pero al darse cuenta de la embestida del toro, con la muleta, a base de oficio, lo comenzó con derechazos, el de pecho y un natural, todo ligado en un palmo de terreno. Siguió por naturales, de manera estupenda rematando con un desdén imponiéndose de verdad. Vinieron los derechazos de enseñanza, más naturales sensacionales y en redondo entre gritos de ¡Torero, torero!, lo mismo hizo por el derecho, interpretando la dosantina y la girondina, todo entre la algarabía general del público. Terminó de pinchazo y estocada ligeramente trasera y después descabellar, para obtener una merecida oreja. Adiel Armando Bolio

Antológica faena de El Juli en el sobrero de regalo (aplausos)

La tarde se la llevó El Juli, que se armó de raza e hizo gala de su condición de figura para darlo todo en el ruedo, después de que cierto sector del público se metiera con él en su primero, un toro que embistió con la cara a media altura y sin emplearse, con una embestida tosca y desclasada, virtudes que intentó tapar un templado Juli, que llevó siempre embebido al toro en la muleta, con mando y mano baja. La faena se basó sobre la izquierda, el mejor pitón del toro. Autoridad y raza la del torero para sacar agua de un pozo seco. Mató al segundo intento, teniendo que descabellar.

Con la miel en los labios se quedó el público después de que el quinto toro se lesionara la mano izquierda cuando El Juli estaba bordando el toreo y poniendo la plaza al rojo vivo. Buen toro el de Los Encinos, que embistió con acometividad y a más. Antes de entrar a matar, el madrileño anunció que regalaba el sobrero. Mató a la primera.

Y con el sobrero llegó el éxtasis y lo mejor del festejo. Con el de Fernando de la Mora, El Juli rindió al público de Guadalajara en una faena antológica. Julián fue poco a poco metiendo en la muleta al de Fernando de la Mora. Inicio técnico, sobando primero y sin obligar a su oponente para después bajarle ya la mano con el toro muy entregado, cuajando una faena torera, llena de raza y ambición, yendo a más ante un público totalmente volcado. Faena llena de frescura con un Juli abandonado y roto, defendiendo su sitio. Actuación importante entre gritos de ¡torero, torero!. Mató al segundo intento, echando mano del descabello. Oreja de peso, que era de dos, aunque el juez de plaza se negó a sacar el segundo pañuelo.

Corrida de luna llena (Mundotoro)

En esa jauría de luna llena que fue la corrida, lo excepcional llegó en el quinto, toro de Los Encinos, hechurado, cara para adelante, rematado de cuerpo y de buen aire en el capote poderoso y lúcido de El Juli, y bravo en una vara. Desde el inicio de faena, pierna flexionada y trazo a favor del toro, siempre para adelante, se barruntó algo grande. A una tanda de figura erguida y despacioso toreo le siguió otra de trazo aún más largo y limpio, y a la siguiente se quebró la mano el toro, y con ella la faena, los olés de las gargantas, la ilusión de lo que iba a venir. Pidió el sobrero, de menos remate pero con trapìo, de Fernando de la Mora, sosito, cansino, de cara a media altura, de recorrido escaso, noblón, poco toro. Y con ese poco, poco a poco, el torero le formó un lío de luna llena. Todos, incluso lo que habitan en su lugar natural de francotirador, se metieron en esos gritos roncos cuando el torero, desde muy cerca, empujó todos las embestidas que tenía con una y otra mano, y a la media altura del toro, su natural embestir. Pulso, trazo, prolongación, redondos encadenados, cambios de mano, gritos de torero, torero…y pinchazo, y el toro que dobla tarde tras el espadazo siguiente, y el puntillero que lo levanta. Esa oreja que paseó no dice la pasión vivida. CRV

¡El Juli está que no cree en nadie! (altoromexico.com)

Crónica

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