Faenón de El Juli en Roquetas
Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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21/07/2013 | Roquetas de Mar | El Juli, Manzanares, Talavante | Núñez del Cuvillo | Oreja y ovación |
Roquetas de Mar (Almería). Domingo 21 de julio de 2013
Lleno de 'No hay billetes'. Cinco toros de Núñez del Cuvillo y un sobrero de Juan Pedro Domecq, lidiado en primer lugar.
El Juli (de marino y oro) oreja y ovación; José María Manzanares (de marino y oro) oreja y dos orejas; y Alejandro Talavante (de blanco y oro) dos orejas y oreja.
El primero de Cuvillo se partió el pitón derecho y en su lugar salió un sobrero de Juan Pedro Domecq, que resultó blando, parado y de poco recorrido. Lo mejor de la faena de El Juli, que se gustó por verónicas y chicuelinas, fue la quietud y la seguridad mostrada por el madrileño ante un toro sin transmisión. Oreja. El madrileño malogró con los aceros una notable labor al cuarto toro del festejo, ante el que se lució en el toreo al natural, pulseando con suavidad la embestida del toro en muletazos de gran trazo. Toques precisos. Faena vibrante e intensa. Juan Aguilera
El Juli se empeñó en sacar agua de un pozo casi vacío, y lo consiguió a base de tesón. El toro de Juan Pedro, que salió como sobrero tras partirse el pitón el titular de Cuvillo, fue un toro que careció de fuerza y al que Juli no pudo apretar ni obligar en la muleta. Su faena, sin ser brillante, resultó afanosa e inteligente, supo dosificar la escasa fuerza del animal y tras un final en cercanías y estocada entera, cortó una oreja. El madrileño pinchó al cuarto una faena de dos orejas. El de Cuvillo, un toro noble y con codicia, sí dejó que el público disfrutase del toreo del Juli en su concepto más amplio. Un toreo de mano baja, de mando y cargando la suerte. El Juli, después de un gran inicio de faena con la pierna flexionada, llevó cosido al de Cuvillo en la muleta y logró momentos de mucha transmisión cuanto más comprometía y obligaba al toro. El público vibró con una faena intensa y mostró su cariño al madrileño tras pinchar varias veces. Toro y torero fueron ovacionados. Paula Zorita
Las tandas con la derecha se sucedieron con la mano baja y volcado sobre un toro al que le acompañaron las fuerzas algo más en sus ganas de coger la muleta. Al natural hubo un parón a causa de un pisotón, pero el torero siguió como si nada. Hubo algunos naturales muy buenos con el animal empujando hasta el final. De nuevo con la derecha, el mando fue apabullante pudiéndole finalmente a este ejemplar, que tuvo la raza que no habían tenido hasta entonces sus hermanos. El suspiro con el que el respetable recibió la definitiva estocada después de cinco intentos fallidos con la espada fue paradigma de la desilusión general por la pérdida de trofeos que le hubieran hecho abrir la puerta grande. Juan D. Mandueño