Crónicas

Crónicas de Julián López

Dos faenas cumbre y un indulto en un tarde de El Juli en Manizales para la historia

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
12/01/2013 Manizales Pepe Manrique, El Juli, Castella Ernesto Gutiérrez Oreja y dos orejas simbolicas

Manizales (Colombia). Sábado 12 de enero de 2013
Última de Feria. Lleno total. Toros de Ernesto Gutiérrez; el 5º, de nombre 'Contratista' fue indultado.
Pepe Manrique (de verde botella y oro) silencio y ovación; El Juli (de nazareno y oro) oreja y dos orejas simbólicas; y Sebastián Castella (de lila y oro) oreja y oreja.

El Juli: "Hacer cosas que ni siquiera has probado antes es mágico"

El Juli cumbre en el cierre de Manizales (Paulo Sánchez www.altoromexico.com)

Inenarrable la faena de El Juli. Porque el arte, señores, no se puede describir con exactitud. Lo de este torero en el cierre de la Feria de Manizales tuvo la denominación de origen de una figura número uno. Fue un compendio de dulce poder y poderosa dulzura, que aunque parezca imposible no lo es. Si el buen amor y el ritmo de las buenas cosechas es lento, el torero siguió a rajatabla la máxima de los montañeros de esta tierra. Temple a la verónica y por chicuelinas en su bienvenida a “Arcoiris”, que dedicó al procurador general de la nación, Alejandro Ordóñez (¡vaya apellido más torero!), que apoyó la Fiesta sin titubeos desde una barrera.

Desde que agarró la muleta se puso a torear. A derechas se centró y recreó, con el compás abierto y un pase de pecho colosal. Cada vez más roto y mandón, El Juli alargó la embestida de este buen toro de Ernesto Gutiérrez. Y llegó el cambio de mano, no uno cualquiera. Un tres en uno: artista, creador y genio. Al natural derrochó torería, con un molinete de pasmosa despaciosidad y otro de pecho para enmarcar. Se ciñó luego en redondo, en una noria que aún sigue y sigue en las retinas. Siempre con la muleta precisa, en el sitio idóneo y oxigenando las boyantes embestidas, superiores en sus manos pese a esos flecos rajaditos y distraídos. Por primera vez, el público se aupó de sus asientos, porque El Juli gozó y nos hizo gozar. ¡Vaya capacidad! Y de broche, unas bernadinas ceñidas. Lástima que la espada cayese baja y trasera, porque la obra era de rabo.

Puso la plaza literalmente boca abajo en el creativo saludo con el capote y unas chicuelinas de mano baja y despaciosas. Pero ahí no quedó la cosa: llegaron unas lopecinas que enloquecieron. Y más, un quite variadísimo con saltilleras, con redondos capoteros. Cosas de genio, que arriba está escrito. ¡Viva la creatividad! Y el que venga de atrás, que arree...

Sumidos aún en el éxtasis capotero, brindó a los tendidos, se plantó en el platillo y prologó con el pase del péndulo sin moverse ni un ápice. Las tandas de derechazos se sucedieron con las gargantas enronquecidas de tanto ole que brotaba del alma, como el himno manizaleño. Tomó la mano del tenedor y sin obligarlo pintó tres naturales de categoría; brotaron luego un cambio de mano, redondo invertido y terrenos ojedistas con “Contratista”. Pero no un arrimón populachero al uso. Ahí había toreo de verdad. Los gritos de “¡torero, torero!” se sucedieron mientras El Juli se embriagaba en las distancias cortas. Tantas fueron las maravillas que hizo a “Contratista” que se vociferó con ímpetu el indulto. ¡Cómo serán las mágicas y dominadoras manos julistas que hizo soñar con la bravura! Una eternidad costó que entrara el toro en chiqueros, por lo que Julián se puso la izquierda hasta que “Contratista”, que no parecía un ejemplar para tantos honores, se adentró en el edén de la vuelta a la dehesa entre los gritos de “¡Toros, sí; Petro, no!”. "El toreo es sueño (por El Juli)". Rosario Pérez (ABC).

Catorce mil aficionados de todo el país atiborraron los tendidos en una tarde mágica, en la que el torero madrileño expuso toda la grandeza de la tauromaquia. Cortó tres orejas, dos de ellas simbólicas al lograr el indulto de 'Contratista' un noble y bravo ejemplar al que bordó toda la gama del toreo con el capote: verónicas, gaoneras, orticinas, caleserinas y un precioso quite por lopecinas llenas de lentitud y gracia. Con la muleta no paró de instrumentar series por bajo llenas de exquisitez, por ambos pitones y al compás del pasodoble insignia 'Feria de Manizales'. Faena grande que le hace merecedor del codiciado trofeo de la feria y que seguramente otorgará el jurado. La petición del Indulto fue unánime y la Presidencia no tuvo otra alternativa que concederlo. "El Juli indulta en un gran cierre de feria". Alberto Lopera (mundotoro)

El Mundo

Cartel de campanillas para cerrar la feria y campanazo de Julián López El Juli en Manizales, que convirtió la monumental en un manicomio con una tarde para el recuerdo. Fueron dos faenas de ciencia ficción. Por eso es difícil quedarse con una. Ni el propio torero lo sabía finalizada la orgía torera.
Su faena al primero fue sencillamente espectacular. 'Arco Iris' tenía la virtud de la nobleza y del ritmo y el defecto de no humillar y salir del muletazo con la cara por las nubes. No fueron problemas para el Juli, que lo cuajó de principio a fin llevándolo tapado y provocando su embestida hasta el final. Un final de apoteosis y jugueteos inverosímiles de un torero en un momento espectacular. Un feo espadazo dejó todo en una oreja.
La orgía colectiva llegó con el quinto, 'Contratista' de nombre. Al que cuajó una faena completa de capote. Una sinfonía. Saludo por verónicas ligadas con tafalleras, quite por saltilleras, una especie de roblesina invertida con el capote y unas lopecinas versión 2013 a cámara lenta que pusieron la plaza boca abajo.
Jamás se había visto una plaza rompiendose las manos a aplaudir en pie por un simple brindis al público. Aquello desembocó en locura colectiva, y la faena al quinto olía a indulto desde su inicio.
Y no porque el de Ernesto Gutiérrez lo mereciese, pues a su nobleza se unió la falta de raza y su embestida desentendida, pero la capacidad de el Juli hizo que el toro se entregase como un público que no paró hasta lograr el perdón de la vida del toro. "El Juli indulta y pone Manizales boca abajo" Lucas Pérez.

Aplausos

El Juli cuajó dos actuaciones magistrales. La faena a su primero fue perfecta y si no fue premiada con las dos orejas fue sólo porque la espada quedó algo trasera. Pero la faena al quinto rebasó lo imaginable y desbancó a la anterior. Cumbre el madrileño frente a un toro que, si bien colaboró tremendamente con el torero, no era merecedor del premio del indulto. La calidad de "Contratista" se vio desde su salida. Lo recibió Julián con un soberbio toreo de capa, variado y templado siempre. Quitó por lopecinas, que salieron redondas, y después por caleserinas en otro pasaje de gran variedad y belleza. Puso al público en pie con la capa. Luego, con la muleta, el toro embistió por ambos lados con gran galope y tranco y el torero hizo cuanto quiso por los dos pitones, presidiendo su quehacer el sentimiento, la hondura y la profundidad. El público pidió el indulto del animal y el palco presidencial lo concedió mientras sonaba para el torero el grito consagratorio de ¡torero, torero! Sin duda, Julián es un digno merecedor de llevarse por cuarta vez en su carrera la réplica en oro de la Catedral de Manizales. "El Juli indulta a Contratista en el cierre de Manizales`".

Cultoro

Lentas fueron las verónicas de Juli al segundo por su forma de ralentizarse y volcar la cara según se abría, más dormido que bravo. Igual lo hizo en el quite por chicuelinas, con el torero esperando con paciencia el embroque a pie firme. Bastó el inicio para hacerlo bailar a su alrededor. Y la segunda tarda para comenzar a exigirle y enviar los finales al infinito templado, macizo, seguro. Sonaba Feria de Manizales cuando Juli derramaba un recital de toque preciso, de pulso perfecto, de plaza en pie con la emoción del toreo sin clase ni chispa en el oponente, que terminó rajado y con la cara a su aire. Muy trasera la estocada, pero defectuosa para pasear solo una oreja en la faena de la feria.

Por eso salió con el orgullo en lo alto para soplarle un manojo de saltilleras llenas de temple y regusto y poner Manizales en pie. Pero faltaban las chicuelinas para ponerlo al caballo, y las lopecinas en las que paró el reloj, y las tafalleras que se convirtieron en gaoneras con la entrega rebosada. Era el momento de Julián. Era la hora de soñar el toreo comenzando con un cambiado con media muleta que cosió después al ceñidísimo y vertical toreo con la diestra. Fue la cumbre de un torero en carne viva que coronó la feria de las emociones. Y no fue el animal toro enclasado, pero sí con la noble movilidad que es oro en manos de Juli. La plaza en pie por la emoción; el tendido, loco, pidió el indulto con fuerza hasta perdonarle la vida. No era Contratista toro de tal honor, pero sí lo fue la labor de un Juli en esplendor maduro que compartió con el ganadero la gloria en la vuelta al ruedo. Marco Antonio Hierro

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