El Juli roza la puerta grande en Cali
Fecha |
Plaza |
Cartel |
Ganadería |
Resultados |
27/12/2012 |
Cali |
Sebastián Vargas, El Juli, Iván Fandiño |
Las Ventas |
Oreja y ovación |
Cali (Colombia). Jueves 27 de diciembre de 2012.
Feria Señor de los Cristales. Tercera corrida. Casi lleno. Toros de Las Ventas de juego variado.
Sebastián Vargas (de azul y oro) palmas y silencio; El Juli (de pizarra y oro) oreja con petición y ovación; e Iván Fandiño (de champán y oro) oreja y dos orejas
mundotoro
Mucha expectativa por la presencia de Julián López “El Juli” plenamente justificada por el torero en su primer ejemplar al que le bordó el toreo como bien lo sabe. Citando de frente y corriendo la mano muy despacio, llevando perfectamente la embestida al vuelo de la muleta. El toro tuvo calidad y el torero lo cuidó a la perfección hasta el momento de pasaportarlo de magnífica estocada. No vaciló el Presidente en sacar el pañuelo para otorgar la primera oreja de la corrida. Su segundo poco valió, toro sin raza ni calidad al que remató de pinchazo y estocada, siendo pitado en el arrastre, mientras el diestro fue obligado a saludar desde el tercio. Alberto Lopera
burladero
El Juli en Juli, nunca es otro. Sanguíneo, enrazado, situado, sabio poderoso. Pechó con el más pobre lote (por todos los aspectos). Al segundo, un 440 kilos, cifra cabalística en Colombia, límite inferior de la ley, que no quería, le obligó y le obligó, y le ligó, y la superioridad de la voluntad sobre la pobre sosería, fue tan evidente que Cali, julista por definición, exigió una oreja, y sin éxito la otra, tras una estocada completa inefectiva y dos descabellos. El quinto fue un manso de pena, rajado, huido, negado, entablerado. Ni la sabiduría suma cum laude del de Velilla pudo conseguir más que alguna tandita remolona y corta pero meritoria, antes de la renuncia total. Me imagino que si no es por espada tendida, ineficaz, y los dos descabellos, le dan pelo, pues lo sacaron ovacionado a los medios. Bueno, un torero debe estar por encima de sus toros y Julián lo había estado. Jorge Arturo Díaz