Crónicas

Crónicas de Julián López

Gran triunfo de El Juli en La México en tarde de clamor 

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
02/12/2012 México Mónica Serrano, El Juli, Saldivar, Diego Silveti Los Encinos Dos orejas y ovación

 

México. Domingo, 25 de noviembre de 2012
Monumental de México. Sexta de la Temporada Grande. Lleno en el numerado. Un toro de De Santiago, para rejones, y seis de Los Encinos para la lidia a pié, primero y tercero premiados con arrastre lento.
La rejoneadora Mónica Serrano, división; El Juli (de grana y oro) dos orejas y ovación; Artura Saldivar (de marino y plata) dos orejas y silencio; y Diego Silveti (de azul y oro) dos orejas y silencio. 
 

I. L.

Como Usain Bolt, pero al revés. El Juli batió ayer el record de lo despacio. Clava los tacos, se concentra… Preparados, listo, ¡ya! Es decir, deja la muleta adelante para recoger con los vuelos la embestida del toro. Sale disparado como alma que lleva el diablo despidiendo competidores de su vera mientras corta el viento. O sea, templa la embestida como una caricia mientras encaja el cuerpo. Cruza la meta sin oposición mientras observa con altiva superioridad un crono que reduce cada vez más. Despide la embestida hasta que el brazo y la cintura de goma no dan más de sí y prolonga el tiempo a límites insospechados. 

9,58 para el jamaicano; 2,1 segundos para el madrileño. World Record.
El toreo es de letras, también para El Juli, a pesar de que haya triturado todos los números posibles en su carrera. Por eso, ese par de segundos que duraba cada natural de menos servirían si no le hubieran acompañado la expresión artista de un maestro en plenitud. Cada vez que despedía cada natural parecía resoplar media vida. Puro sentimiento. Otras tandas ya fueron más verticales, restando duración pero grandes en estética. Y el temple fue siempre denominador común, como si su muleta llevara cosida una cuerda enganchada a los pitones del toro. Qué faena y qué manera de rugir la plaza más grande del mundo. Históricamente en México siempre se ha hablado, para diferenciar ambas tauromaquias, de la técnica española y el sentimiento mexicano. Pero es que El Juli, universal, conjugó todo.
El cuarto de lidia ordinaria no sirvió nada. Pero a Julián le ponen delante un león con dos cuernos y le mete en el canasto. A pesar de un fallo un tanto precipitado con el descabello mereció sumar más trofeos.
Esa faena se la brindó a sus dos alternantes, los jóvenes mexicanos Saldivar y Silveti, que escuchaban cada palabra enfatizada del maestro. Se podía adivinar: este es el camino, el que estáis llevando y habéis mostrado con vuestro primer toro, para llevar a buen puerto el futuro de la Fiesta en México. Y si les quedaba alguna duda de lo dicho se lo mostró con lo práctico, recibiendo al toro de rodillas, como un novillero a pesar de tres lustros como gran figura.
Tanto Arturo Saldivar como Diego Silveti estuvieron formidables. La entrega es y será siempre la clave. A partir de la entrega surge todo y sin ella no hay nada. Seis orejas en los tres primeros toros. Histórico. Impensable sin contar con la materia prima que propició una gran corrida de Los Encinos. 

mundotoro

 

Se fue por delante El Juli con una faena colosal, de maestro consumado, pero la respuesta de los dos mexicanos fue contundente. Arreados hasta atropellar la razón en ocasiones, sus faenas tuvieron personalidad, emotividad y calor. Se la jugaron sin cuento hasta dar réplica al maestro madrileño y salir en hombros en su companía. La fiesta, con tres grandes toros de Los Encinos, se revitalizó en el embudo.
La faena de la tarde fue la de El Juli al primero toro noble y con calidad y clase al que dio tiempo el madrileño y con la muleta muy abajo y la pierna de salida retrasada consiguió muletazos de una profunidad inmensa. La plaza se volvió loca, sobre todo cuando El Juli cogió la zurda y extrajo naturales extraordinarios, dando un tiempo al toro al que exigió mucho en cada muletazo. Colosal. un pinchazo antes de la estocada no le privó del doble premio. La faena del cuarto, sin tener el eco de la anterior tuvo fondo y gran importancia por la condición del toro al que El Juli se empeñó en sacar partido del animal, aguantando parones y pasándose los pitones por la faja.
 

aplausos

 

Pletórica fue la tarde en la México. Sobre todo una primera parte en la que los tres matadores desorejaron por partida doble a sus primeros oponentes, tres buenos toros de Los Encinos. El Juli saludó a su primero con varios lances a la verónica a pies juntos y de manos bajas. Imprimió variedad en un quite por chicuelinas, también de mano baja. Brindó la faena de muleta al aficionado Gabriel Alarcón. El torero fue metiendo poco a poco al toro en la muleta, que acabó totalmente entregado. A base de mucho temple, El Juli fue alargando la embestida de su oponente, sin apenas toques y ofreciendo la bamba del engaño en un tenue toque. Surgieron así naturales de gran profundidad, muy hondos y que ante todo tuvieron largura y recorrido. La pena fue que el toro no tuviera una mayor continuidad. La México rugió con el toreo al natural poderoso, de figura rota y compás abierto, embraguetado. Pinchó arriba al primer encuentro pero dejó una gran estocada al segundo intento. Dos orejas y arrastre lento al toro, que curiosamente, fue pedido también por el propio torero. 
El quinto no fue un toro fácil. Tuvo una rebrincada y corta embestida, carente de transmisión. Pero se encontró con un Juli pletórico, que no se aburrió en ningún momento y exprimió toda posibilidad de faena al toro en una labor inteligente y poderosa. Acortó distancias Julián y muy metido entre los pitones, jugándose el tipo, sacó muletazos de gran mérito, alargando el brazo todo lo que daba de sí. Mucha seguridad y firmeza la del diestro madrileño, con las manoletinas enterradas en la arena del "embudo" para pintar de nuevo una faena que tuvo como colofón una gran estocada, que esta vez requirió del descabello para acabar con el toro. Brindó su faena a sus dos compañeros de cartel. Pedro Manrique

suertematador.com

Julián López 'El Juli' al primero de su lote, de nombre Huizache, lo lanceó de manera estupenda, desmayando los brazos, a pies juntos. En el tercio de varas, breve y buen puyazo del español Diego Ortiz para dar paso a un vistoso y ajustado quite de Julián por chicuelinas. Con la muleta, previo brindis a don Gabriel Alarcón, comenzó doblándose con suavidad y lances vaciando por alto para después largar derechazos templados y yendo a más. Por el izquierdo ejecutó brillantes y largos naturales, recreándose en cada uno de los muletazos. Y por ahí siguió, haciendo el toreo lleno de calidad y clase, intercalando plásticos molinetes con la mano izquierda. Vino luego un trincherazo que engarzó tersos derechazos y realizar su tauromaquia circular. Más adornos de indiscutible arte y en un palmo de terreno. Terminó de pinchazo y estocada, siéndole otorgadas las orejas entre gritos de ¡torero! y al toro se le concedió el arrastre lento.

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