Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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25/08/2011 | Bilbao | Ponce, El Juli, Perera | Victoriano del Río | Ovación y ovación |
Bilbao. Jueves 25 de agosto de 2011.
Plaza de toros de Vista Alegre. Sexta de la Semana Grande. Lleno de no hay billetes. Toros de Victoriano del Río, el sexto con el hierro de Toros de Cortés.
Enrique Ponce (de tabaco y oro) palmas y silencio; El Juli (de grana y oro) ovación y ovación; y Miguel Ángel Perera (de rioja y oro) ovación y palmas.
"Las espadas de El Juli y Miguel Ángel Perera les privaron del triunfo con los buenos toros segundo y tercero de Victoriano del Río. Dos toros distintos de hechuras y matices pero de calidad. Juli entendió perfecto a un toro que fue rompiéndolo hacia delante con excelente trato y mando para sacarle su profundidad. Perera tuvo fases y un final creciente con el templadísimo suyo. El burraco quinto embistió siempre sin celo, como desentendido o queriéndose desentender. Los derrotes en los pases de pecho iban al mismo. El Juli estuvo con una par. Porque el toro tenía su guasa en su hundimiento. Apretó El Juli en firme. Lástima que con la espada no lo vea. Feo el bajonazo". Zabala de la Serna (El Mundo)
"La corrida que se ahogó sin juego de palabras, se ahogó más porque El Juli, que ha evolucionado de forma impresionante hacia una tauromaquia grande, pinchó tras una faena importante al segundo. Metió la cara el capote el segundo, pero sin romper hacia delante nunca, y, apenas picado, muy entero, se lo sacó el torero pronto a los medios para tirar de le por los pitones. Fue faena importante por la forma de ir enganchando, primero con más toque, luego con la bamba de la muleta, suave, para adelante, en tandas muy buenas por los dos pitones. Una de esas faenas esperadas de un torero tan capaz de hacer romper el buen fondo de los toros que se agarran con un final en la distancia corta de privilegiado. Pero esa capacidad evolutiva de El Juli no ha sido acompañada de la misma con la espada. Más contundente que otra cosa con ella". CRV (Mundotoro).
"Había toro bajo y bello, descolgado en actitud y empujador de riñón en varas, humillador de entrega y recorrido zurdo excelso, más exigente a derechas. Y frente él, un monstruo, El Juli. Y aquello comenzó en un ten con ten, un diálogo de promesa a futuro, un coqueteo distante para un final apasionado. Ya en esta tendrá que ser. Y no era, sino que se mezclaba un derechazo largo y mandón con otro escupiendo hacia afuera; uno embebiendo embestida profunda para transportarla perfecta y dos a la trágala sin dominar tiempos, sin gobierno. Nadie renunciaba al final de explosión. La dedicatoria lo merecía. El toro, enclasado y franco, también, y el torerazo que había delante guardaría, sí o sí, su as en la manga. Será ahora, con la izquierda. Y con la izquierda surgió el natural trazado, limpio, y la embestida por ahí seguía el vuelo profundo a ritmo de temple y compás. Ahora será, pero también por ahí el gran Juli mezclaba la perfección para un olé y el desajuste sin un porqué. Momentos de sí y de no, como el sí definitivo del cambio de manos cosido al natural relargo, y el no inconcluso de un pinchazo y una entera de la casa. Las malas formas también las trajo una prenda, negra y salpicada, de pobre cara y abundante dinamita. Era el quinto, un toro con cuerpo de Bilbao y cuerna de Valencia, un toro que siempre usó su arma para derrotar arriba con mala baba. A Juli también le miró con hielo y hiel el tal Mariscala, pero su coraje inquebrantable, antes permeable en el almíbar, se hizo fuerte en lo duro. Un Juli grande ante el miedo, poniendo sus muslos, lanzando miradas de hielo el torero, hasta acobardar al toro como antes le pasó a la inversa a su compañero y maestro. La estocada, fulminante, con la mácula de no caer arriba". Javier Hernández (burladero)