Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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26/02/2011 | Vistalegre | El Juli, Manzanares, Talavante | Garcigrande | Oreja y oreja |
Palacio Vistalegre. Sábado 26 de febrero de 2011.
Primer festejo de
El Juli (de grana y oro) oreja y oreja; José María Manzanares (de nazareno y oro) oreja y oreja; y Alejandro Talavante (de blanco y plata) dos orejas y silencio.
“El lote de El Juli fue un toro de templada salida y con la transmisión en duda. Noble y claro, pero escaso de empuje. El otro, un burraco de presencia en duda, sin raza ni bravura. No molestó, pero no embistió. Este Juli no deja de sorprender por esa capacidad y por su forma de entender a cada toro. De salida, lances suaves a la velocidad y temple del toro, muy buenas las verónicas por el pitón derecho. Se sacó el toro a los medios con capetilllina al paso y se puso a torear ligado con ese son de los privilegiados, pero al toro le faltó algo que se llama importancia y la importancia frente a lo menos importante resta y no suma. Es tan capaz y tan buen torero que a veces pareció un tentadero. Y al segundo más de lo mismo. No le dejó lancear bien rodilla en tierra porque su viaje era corto y de cara alta. No pasaba pesar de tirar de él y llegó a montarse encima. Muy encima. A veces uno nos sabía si el toro podía pasar por donde no había espacio. En otras manos, con ese lote, hay muy poco”. CRV (Mundotoro).
“Antes de Jeckyll, el profesor Julián. Fría la gente con él, toreó al ralentí y de capote al castaño ''garcigrande'', que parecía salir picado del toril por su temple inicial. Ceñidísimo el quite en las chicuelinas y espectacular en la tafallera conducida. Al profesor Julián le costó encontrar el temple y el ritmo lento del primero que, cuando encontraba su sitio en la muleta, embestía con enorme profundidad. El espadazo final, que sirvió para firmar la oreja. Frío también percibía el profesor Juli cuando lanceaba con ajuste al burraco cuarto, toro amplio en los frentes, menos en los perfiles y de engallada apariencia. Más frío cuando el profesor Julián muletaba con la mano a media altura, soltando las embestidas para ayudar al toro. No menos frío sentía al natural académico. Y ante frío, el escalofrío que buscó el profesor al dejarse llegar los pitones al muslo, al pasarlo por la espalda en sobresalto para todos. Ahí el profesor pasó al ataque autoritario, ojedista, entregado y de palpable riesgo. Arrimón de aúpa del profesor Juli, ambicioso él como pocos. Sólo un pinchazo precedió a la estocada volcándose. Y si el puntillero no lo levanta, muerto ya, tal vez hubieran caído dos orejas, pues caras no estaban”. Javier Hernández (burladero).