Badajoz: El Juli, que corta tres orejas, añade un faenón a su enorme maestría

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Badajoz. Miércoles 23 de julio de 2010.

Quinta de feria. Con tres cuartos de plaza, se han lidiado seis toros de Daniel Ruiz, el quinto premiado con la vuelta al ruedo.

El Juli(de nazareno y oro) oreja y dos orejas; Miguel Ángel Perera (de manzana y oro) ovación y dos orejas; y Alejandro Talavante (de verde turquesa y oro) oreja y ovación tras petición.

“El cuarto fue un gran toro de Daniel Ruiz con el que El Juli volvió a llevar a cabo una faena extraordinaria. En el inicio de faena, el toro sufrió una voltereta fortísima, lo que hizo temer por su duración, pero El Juli le dio tiempo y espacios para recuperarse antes de comenzar a exigirle en tandas, hubo seis, tres sobre cada pitón, enganchando al toro por delante, tocando con suavidad y llevando la mitad de la muleta siempre por el suelo. Destacaron de su obra dos cambios de mano que tuvieron la duración de un muletazo. Tras un pinchazo y una estocada, paseó las dos orejas, que el público pidió con fuerza. Había cortado una oreja del primero, que salió muy parado en el capote y al que entendió a la perfección en la muleta: consintiéndole en las primeras tandas para apretarle después en muletazos por abajo. Cuando el toro terminó de pararse, El Juli se metió entre los pitones para terminar de exprimirlo. Remató de una buena estocada y paseó la primera oreja”. Mundotoro.

“Al que abría plaza, un animal con la fuerza justa, El Juli diseñó una faena a favor. Tirando de temple para asentar al toro. Faena de buen nivel técnico antes de dejar una estocada y pasear el primer trofeo. Después, dejó muy crudo al cuarto, un animal que se movía con brío, pero que se pegó un trompazo tremendo cuando el madrileño lo probó por bajo. Tuvo el torero que pedir paciencia al público porque el astado se resentía del golpe, pero El Juli le enseñó a embestir poco a poco, bajando la mano progresivamente y dando distancia para aprovechar la inercia del de Daniel Ruiz, que se vino arriba. Entonces el torero se encajó en varias tandas que hicieron crujir la plaza. Hubo tiempo para los adornos, con un circular, un cambio de manos, un farol y un desprecio que calaron mucho. Pinchazo, estocada desprendida y dos orejas”. Rubén Arévalo (burladero)