Crónicas

Crónicas de Julián López

Madrid: Torera, asentada y madura tarde de El Juli

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
15/05/2010 Madrid El Juli, Castella, Daniel Luque Garcigrande Ovación y silencio

  • Video de la tarde (las-ventas.com)

  • Galería fotográfica de Mauricio Berhó (mundotoro.com)

  • Madrid. Sábado 15 de mayo de 2010.
    10ª de la Feria de San Isidro. Lleno de ''No hay Billetes''. Cuatro toros de Garcigrande y dos (4º y 5º) de Domingo Hernández.
    El Juli (de tabaco y oro) ovación y silencio; Sebastián Castella (de fresa y oro) palmas y silencio; y Daniel Luque (de turquesa y oro) silencio en ambos.


    "Castaño, corto, acarnerado pero aleonado, astifino, puro nervio, el primer toro de Garcigrande fue el único de los seis de corrida con vida y fondo suficientes. Lo toreó con autoridad, rigor, ritmo, temple y caro carácter El Juli, que es, de siempre, torero generoso con los toros. Para lucir muy intencionadamente a éste, por ejemplo. Tres lances de cata y, sin más, cinco verónicas de rico pero seco dibujo. El remate de media frontal a pies juntos fue puro garbo. Suelto, con pies el toro, que escarbó dos veces antes de la primera vara y también suelto se salió de ella. El Juli dibujó un quite de tres apretadas chicuelinas. Media primorosa a compás abierto para abrochar. Y una punta de capote soltada para fijar al toro, que volvió a escarbar antes de la segunda vara. Al salir de esta segunda, arrolló a Álvaro Montes, que bregaba. El percance, sin consecuencias, lo resolvieron El Juli y su gente con su calma habitual. Aunque el toro cortaba o apenas obedecía por la mano izquierda, El Juli apostó por él. Ni las escarbaduras, ni el gateo gazapón al venirse por la mano izquierda, ni cierta resistencia engañosa de toro encastado. Le sirvió el toro a El Juli, que lo toreó casi en un palmo. En el tercio de sol y sombra, casi frente al portón de Madrid. Ahí fue la faena entera. Sin contar seis lindos muletazos de tanteo entre rayas y en sombra, y dos tandas con la diestra casi en los medios, anuncio de lo que venía: una faena de gran rapidez de ideas y, por tanto, muy resuelta; de poder y mano baja porque, algo crudo, el toro renegaba en el cuarto muletazo de serie obligado y por abajo. Un acostón por la izquierda en un remate de pecho. No importó. Tampoco que los reventadores tiraran de repertorio. Menos agresivamente que otras veces. Con parecida reticencia. El Juli arrastró consigo a la inmensa mayoría, pues, ligada y segura, la faena rompió en seguida y se mantuvo en tensión constante. Parece que El Juli hizo cuestión de honor el meter en vereda al toro por la mano izquierda. Cuando ya estaba sentenciada y firmada la pelea, El Juli sorprendió con una última tanda de tres en redondo, que fue la guinda del pastel, y un cambio de mano por delante para pegar un natural de romper y el de pecho. El runrún de asentimiento fue de faena mayor. Pero el toro se había rajado. Rajado, metía la cara entre las manos. O apuntaba a tablas con la intención. Por eso atacó El Juli en la suerte contraria. Tardó en perfilarse, el toro se encogía al verlo por delante. Un pinchazo, otro, un aviso y, cambiados los terrenos, una estocada caída". La autoridad severa de El Juli. Por Barquerito (colpisa).


    "La corrida comenzó bien, con las espadas en alto. El Juli y Castella, protagonistas del primer tramo de la temporada junto a Morante y Manzanares, se batían en duelo en Madrid. Duelo de triunfadores, con todo lo que eso conlleva. También, en Madrid, el ambiente a la contra, que anda más revuelto que nunca y no iba a fallar con su ‘estrella''. A Julián trataron de reventarlo desde el primer muletazo. Con el repertorio completo de coros y danzas que estila la bilis. Y a todo ello se sobrepuso El Juli en una faena de mucha ciencia y, sobre todo, paciencia. El toro, que había cantado cosas buenas en el capote, con el que dejó lances estimables y un buen quite por chicuelinas, no se mostró tan a las claras mediada la lidia. Sin apenas picarlo y cuidándolo mucho, Julián lo fue llevando poco a poco en línea, como en esos muletazos genuflexo de inicio, para que ganase confianza y rompiese a embestir. Es la ciencia del toreo. A muchos ejemplares hay que hacerlos. Y para ello hace falta paciencia, como la que tuvo El Juli, que pese a escuchar de todo, y nada bonito, aguantó y ganó la partida. Rápido comenzó a meterlo en el canasto con la diestra en una serie muy templada y dejando la muleta puesta. No era toro de reventarlo por debajo de inicio, porque al de Garcigrande le costaba de primeras el último tranco. Y Julián lo entendió. Después, ya con el toro convencido, llegaron dos series por debajo de gran nivel, rotas, seguras, en la mano y firme la planta. De las de poner aquello boca abajo. Y aquello no se puso. Quizá El Juli se empeñó demasiado en sacar una serie por el izquierdo que el toro no tenía. Por ahí no pasaba el Garcigrande, se revolvía y defendía, y enganchó la tela más de una y más de dos veces. Pero la raza de figura obliga a sacar esa serie para no conformarse con una oreja. Quería las dos. Y quizá por eso la faena no fue rotunda y acusó demasiado esas intermitencias. El postre fue una serie en redondo más en corto, con el toro al límite ya y coronada con un cambio de mano de los de cartel". El Juli, ciencia y paciencia en Madrid. Por Mario Juárez (burladero).


    "El Juli se impuso con dominio al primero, un animal exigente de Garcigrande al que a base de sobarlo, instrumentó dos tandas en redondo de mano baja y con temple, aunque cierto sector del público trató de censurar su buen hacer, a lo que respondió el resto de la plaza. Insistió el torero demasiado por el pitón izquierdo, por el que el animal nunca fue metido en los vuelos de la muleta. Dos pinchazos precedieron a una estocada caída, que le privaron de pasear trofeo. El cuarto fue un animal de poca raza al que el madrileño trató de encelar sin resultado, aunque se mostró muy por encima de las condiciones del toro". (mundotoro).


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