Plaza México: Triunfal regreso de El Juli ante un entradón, con salida en hombros
Fecha
Plaza
Cartel
Ganadería
Resultados
31/01/2010
México
El Juli, Macías, Mario Aguilar
Bernaldo de Quirós
Dos orejas y ovación
México. Domingo 31 de enero de 2010.
Monumental de México. 13º festejo de la Temporada Grande. Con lleno en los tendidos numerados (cerca de 35 mil espectadores), se han lidiado seis toros de Bernaldo de Quirós.
El Juli (de burdeos y oro) dos orejas y ovación; Arturo Macías (de verde y oro) dos orejas y silencio; y Mario Aguilar (de rosa y oro) palmas y silencio.
“El Juli mantiene su magnífico cartel en México, el país donde se hizo torero; donde se le quiere –y también se le exige–, y donde goza de un respeto que, con el paso del tiempo, ha sabido conservar a pulso. Y es que la corrida de Javier Bernaldo no fue fácil en el sentido de la falta de fuelle en sus embestidas que hubiera permitido a los toreros las faenas que sueña el público. En cambio, se vieron obligados a poner todo de su parte para poder triunfar y satisfacer a los más de 30 mil espectadores que había en la plaza. Las hechuras de los toros –más grasa que músculo– presagiaban, desde la hora del sorteo, que se podían quedar parados. Y así fue. Un puyazo discreto, casi de trámite, recibieron en varas, y la mayoría llegaron aplomados a la muleta, salvo los dos toros a los que les tumbaron las orejas Julián y Arturo, que tuvieron un poco más de movilidad. El primero del lote del madrileño se vino arriba en banderillas, y embistió con un emotivo temperamento a la poderosa muleta de El Juli, que desde el principio entendió que debía llevarlo embebido en la tela para someterlo. La faena discurrió por el pitón derecho, lado por el que se empleaba más el de Bernaldo de Quirós. Y cuando por fin se rindió ante tal poderío, el trasteo adquirió un matiz muy interesante. Bien pudo El Juli haber tirado por la calle de en medio, como se dice coloquialmente. Sin embargo, sabedor de quién es y dónde está parado en la Fiesta, el madrileño se lo zumbó en una faena de arrebatada reciedumbre, jugándose el tipo en terrenos muy comprometidos, y con el público nervioso. La voltereta se mascaba y no sobrevino simplemente por el sitio y la seguridad que atesora Julián, uno de los toreros con más recursos que ha habido en todas las épocas del toreo. A la hora de matar se perfiló en corto y se fue tras de la espada con absoluta determinación para colocarla en lo alto. A sus manos fueron a parar dos valiosas orejas, digno premio a una férrea demostración de amor propio, y raza torera. Por eso sigue en la cumbre del toreo”. Juan Antonio del Habra (mundotoromexico.com)
“El Juli retornó a La México dejando una clara muestra de su disposición desde el saludo capotero a pies juntos al segundo de la tarde, así como el galleo para colocar al toro en el caballo y un quite por chicuelinas. Castigaron poco al toro, pero el animal era muy descastado y rajado.El torero de Velilla de San Antonio no dudó nunca en la cara y, con una seguridad pasmosa, se plantó entre los pitones y le fue llevando tapado con las dos manos. A base de consentirle, El Juli acabó ganando la pelea y fue poco a poco sometiendo al astado. En un palmo de terreno, el diestro madrileño manejó al animal a su antojo, y los sombreros comenzaron a caer en el ruedo del Embudo de Insurgentes. Le recetó una gran estocada y el toro cayó de forma espectacular.El público, entregado, le pidió con fuerza dos orejas que fueron concedidas. Con el cuarto, muy descastado y flojo, no estuvo mucho tiempo. Tras comprobar que no se tenía en pie y aunque hizo el esfuerzo, terminó por desistir”. Burladero.com