Zaragoza. Viernes 10 de octubre de 2008. Plaza de toros de La Misericordia. Séptima de feria. Lleno de No Hay Billetes. Toros de Nuñez del Cuvillo, el sexto premiado con la vuelta al ruedo. El Juli (de grana y oro) ovación y oreja; El Cid (de malva y oro) ovación y oreja; El Fandi (de turquesa y oro) oreja y dos orejas. "El toreo grande corrió de la mano de El Juli. Con dos faenas muy distintas pero muy importantes. Con dos toros de diferente condición. Fue bueno el primero, tan noble como flojo. No fue fácil el cuarto, con demasiado genio y amagando siempre con querer irse. No lo dejó El Juli, que lo ató en corto desde el primer muletazo en una demostración de técnica, oficio y maestría. Su faena al cuarto es, por ahora, la de más poso y peso de la feria. Por las condiciones del enemigo y por a forma de resolver. Con toros así caben dos actitudes, tirar las tres cartas o apostar. Lo hizo El Juli. Presentó pelea el toro y le dio batalla Julián, victorioso vencedor de la cosa. Con una seguridad y un aplomo insultantes. Como si torease con un ordenador en las manos. Sabiendo el tiempo, sitio y medida apropiada en cada momento.Había protestado el toro de salida. Se defendió en el primer puyazo, salió suelto arrollando y después le costó tomar la segunda. No quería. Y tampoco quería atacar después, sólo que con la muleta de Juli siempre por delante, siempre puesta, sin ver nada más que tela, no quedaba otra. Julián planteó la partida en los medios. ¿Terreno apropiado para un manso? A lo mejor no lo era, aunque lo pareciese, porque cuando Juli le invitó a atacar, lo hizo. A su manera y su estilo, defendiéndose cuando más le obligaba, con genio. Pero se vino y vino. Y le dio más importancia a todo. Arriesgó El Juli desde el primer muletazo. A la segunda serie ya tenía al toro por abajo, con esa muleta tan rastrera, sin dejarle vía de escape posible. Sin mover una zapatilla, sin perderle pasos ni andarle, ligó las series en un palmo de terreno. En un ladrillo. Por las dos manos metió en harina El Juli al de Cuvillo. Con una facilidad asombrosa y casi insultante. Como si disfrutase en la cara mientras le obligaba. La espada funcionó mejor que en el primer turno. Una estocada trasera hizo que el toro, sin puntilla, tardase en caer. No decayó la petición de oreja. De peso en oro. Una hora antes, Julián había visto como se esfumaban los dos trofeos del que abrió plaza por la espada. No tanto por ella, sino por el descabello, que hasta cuatro golpes de verduguillo hubo. Fue éste un toro noble, con las fuerzas al límite, pero con mucho fondo. Tanto como para aguantar las series mandonas de El Juli, que también en los medios, lo cuajó a placer. Entendiéndolo a la perfección, le dio sitio y lo cuidó de primeras en dos series, para a la tercera engancharlo por bajo y llevarlo metido por dentro. Hasta el final. En dos series de categoría mayúscula. No quería el toro por el izquierdo, y volvió sobre la diestra, donde se gustó y gustó en otra serie pletórica. Y hasta volvió a intentarlo al natural, donde le metió mano y lo llevó muy atrás. Y hasta hubo tiempo para la fantasía en una faena muy larga para lo que acostumbra El Juli: una serie precedida de un cambio de mano magistral, adornos, un cierre por bajo bellísimo. Y muchas cosas de fantasía. Sólo que el verduguillo dijo que nones. También la gente, que se quedó rácana en una ovación. Pero ahí queda". Cuvillo y El Juli, mimbres para un cesto maestro en Zaragoza. Por Mario Juárez (burladero). "El Juli cortó la oreja al ejemplar que hizo cuarto, un toro que fue manso y marcó pronto querencia. Sin embargo, el madrileño lo supo entender, primero sujetándolo y sin enseñarle nunca las tablas. El torero, en un faenón de mérito, serio y bien plantado, finalizó con una media estocada que resultó eficaz. Previamente había dado un ejemplo de buena lidia al toro que abrió plaza, un ejemplar noble pero sin fuerzas, al que el torero madrileño dio distancia y recursos en una faena de gran calidad. Remató su obra Juli ofreciendo variedad y templanza pero el descabello - necesitó hasta cuatro - enterró la posibilidad de pasear trofeos". Mundotoro. "Difícil es de explicar cómo se enlotó la corrida, pues en el lote de El Juli se reunieron los dos de mayor volumen y caja. Juli se pudo haber ido también a hombros, pero el descabello le frustró una primera faena de temple, guante y enganche con un primer toro amplio y acapachado que tuvo un punto de perder las manos en los momentos de máxima obligación. La faena contuvo unas cualidades bárbaras, pero sin embargo fue de mayor mérito y gobierno la del cuarto, que se quería ir sin acabar de irse. Porque Juli no se lo permitió nunca, y esa obligación la protestaba el nuñezdelcuvillo con la cara suelta en los finales de viaje. La firmeza, la cabeza y el mando se le gratificaron con un trofeo". Zabala de la Serna (ABC).