El Juli, enorme, corta dos orejas con fuerte petición de rabo
Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
---|---|---|---|---|
19/09/2007 | Logroño | Pablo Hermoso, El Juli, Gallo | Zalduendo | Dos orejas y silencio |
Logroño. Miércoles 19 de Septiembre de 2007.
4ª de feria. Gran lleno. Cuatro toros de Zalduendo, y dos de Fermín Bohórquez para rejones.
Hermoso de Mendoza, dos orejas y oreja; El Juli (de coral y oro) dos orejas con fuerte petición de rabo y silencio; y Eduardo Gallo (de nazareno y oro) ovación y dos orejas
Hermoso, El Juli y Gallo salieron en hombros
“Lección de toreo de mano baja de
“El Juli cuaja un faenón, a hombros con Hermoso y Gallo en Logroño”. Por Javier Cámara. El Juli logró las ovaciones más fuertes de la tarde. Los olés más rotundos, los reconocimientos más sinceros y emocionados. Cierto que el primero de los ''zalduendos'' de hoy tenía una bondad excelsa. Infinita casi. Fue siempre a más. Fijo, bravo y su puntito de casta. Pero había que enseñarle a embestir. Había que eliminar brusquedades y asperezas. Y eso fue lo que hizo el torero de Madrid. Primero con la muleta a media altura y luego con la mitad de la franela a rastras. Primero en series cortas y suaves. Luego, en tandas largas y rotundas. Templadas también. De genial trazo. Embarcando las embestidas adelante y terminándolas muy atrás. Casi como sin esfuerzo. Todo muy natural, muy técnico, muy capaz. Y con el bueno de Zalduendo roto, cambios de mano, algún molinete y unos cuantos circulares. En uno, hasta le echó mano, pero luego en acto de valor y raza vuelta a ellos. Cada vez más cortos, pero también más meritorios. Los pases de pecho, una bendición. Y para rematar la faena, un estoconazo de ley. ¡Qué dos orejas!
“Triunfos de distinto mérito”. Por Juan Posada. El Juli, con el toro más terciado de la menguada corrida de Zalduendo, el segundo, realizó una faena de filigrana. Se gustó tanto que hasta sufrió una fuerte voltereta. Respondió con su casta y se armó la marimorena. El torero, listo él, reanudó su labor con suavidad hasta lograr que el toro se mantuviera a pesar de que le bajara el engaño a ras del suelo. Juli transmitió emoción no miedosa, sí estética. Lo pasó por ambos pitones con regusto de tentadero. Tanto se confió que en un muletazo por la espalda, muy cercano a los pitones, se dejó ver y la voltereta fue de dos metros de altura. Rabioso, repitió el lance y llegó el acabose. Con el quinto, el más serio del encierro, no hubo recreo; tuvo que sacar la técnica y el valor.