Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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05/08/2007 | El Puerto de Santa María | Jesulín de Ubrique, El Juli, Manzanares | Torrehandilla | Ovación y dos orejas |
El Puerto de Santa María (Cádiz). Domingo 4 de Agosto
Con dos tercios de plaza se han lidiado seis toros de Torrehandilla, de juego desigual.
Jesulín de Ubrique (de blanco y oro) ovación y oreja con petición; El Juli (de burdeos y oro) ovación y dos orejas; y José María Manzanares (de azul y azabache) oreja y palmas
El Juli salió en hombros
“Toreo de 24 quilates de El Juli”. Por José Enrique Moreno (mundotoro)
El Juli ha salido en hombros tras cortar dos orejas en el festejo que ha acogido esta tarde la plaza de toros de El Puerto de Santa María. El Juli cuajó una faena de mucho peso al quinto. El torero madrileño enseñó sus galones de máxima figura y se la jugó con un toro que se dejaba hacer pero que exigía. Su tremenda quietud y la verdad que presidió su labor, rematada con un arrimón impresionante, pusieron en sus manos dos orejas, premio más que merecido. Antes, el madrileño no tuvo ninguna opción con el primero de su lote, un toro manso y completamente rajado al que intento hacer embestir pero sus esfuerzos fueron baldíos.
“Un gran Juli a hombros en El Puerto”. Por Ana Pedrero (burladero.es)
Las dos orejas del quinto toro de la tarde han servido para que Julián López "El Juli" abriese la puerta grande del Real Coso Portuense, después de dejar constancia sobre el ruedo de su dimensión de primera figura del toreo con una faena que finalizó con un impresionante arrimón. El Juli ha mostrado sus credenciales de figurón con la faena al quinto de Torrehandilla, un animal que salía suelto en el capote y al que dejó crudo en el caballo. Inició la faena doblándose para sacarlo al tercio y enjaretarle tres tandas por el pitón derecho poderosas, de mando, mano baja y ligazón. La faena bajó de intensidad cuando el madrileño tomó la muleta con la zurda, ya que el animal se iba quedando y salía con la cara alta. Entonces optó por pegarse un arrimón y finalizar metido entre los pitones, cuajando escalofriantes muletazos y pases por arriba a pies juntos sin inmutarse mientras los tendidos estallaban en palmas por bulería. Rubricó además de un estoconazo incontestable, que le sirvió para desorejar al toro con toda justicia. Con el primero de su lote poco pudo hacer, pues el toro se rajó de forma estrepitosa, haciendo imposible cualquier intento de faena, ante la impotencia del diestro, que lo intentó.