Málaga. Lunes 13 de Agosto.
Octava de feria. Tres cuartos largos de plaza, casi lleno. Cuatro toros de Jandilla y dos de Buenavista lidiados en tercer y quinto lugar.
Jesulín de Ubrique (de azul pavo y oro) ovación y silencio; El Juli (de nazareno y oro) oreja y oreja con dos vueltas al ruedo tras fortísima petición de la segunda; y Matías Tejela (de verde manzana) vuelta y ovación
“El Juli conquista Málaga, con dos orejas, dos faenones y un robo”. Por Carlos Crivell (burladero.es)
El Juli justificó en La Malagueta el buen momento torero que atraviesa. Se enfrentó a un toro de Jandilla que fue un compendio de emoción. El toro, aleonado, de poco peso, fue lidiado por la cuadrilla del madrileño con mimo. Lo picó con acierto Diego Ortiz y el animal no paró de ir de un lado a otro de la plaza, algunas veces suelto, otras al menor requerimiento de los toreros. Era un espectáculo este toro, que muchas veces quería rajarse, pero pronto volvía a los engaños para embestir con movilidad y siempre por abajo. Toro alegre, pronto, mansito, muy encastado, sencillamente delicioso para el aficionado. El toro tuvo suerte en el sorteo, lo que no siempre ocurre. Hay toros que tienen mucha desgracia en el sorteo y acaban en manos poco capaces. El llamado Cortijero fue a las m,anos de El Juli. Ambos, toro y torero, dieron un concierto supremo de buena torería sobre el albero malagueño. Se lo llevó al centro para ir sometiendo una embestida alegre y vibrante, que el diestro encauzó de forma poderosa por abajo. Las tandas con la derecha fueron buenas, pero algunos naturales ya lograron el milagro de la templanza casi perefcta. Con el toro más atemperado, surgieron los circulares dominadores y el poderío absoluto de un torero sobrado y que ha ganado expresión estética. La ética es grande y la conserva; la calidad la ha ganado con el tiempo. Este toro tan encastado fue perectamente toreado por El Juli, pero no se quedó muy lejos de lo realizado en el quinto, un toro de Buenavista que también fue encastado. Surge una pegunta sobre los motivos por los que los toros a los que se enfrenta El Juli llegan tan vivos al último tercio. La respuesta debe ser la buena lidia que reciben, sobre todo en el tercio de varas, donde Ortiz y Núñez conforman una pareja de picadores de cualificada solvencia. El toro de Buenavista fue bueno, salió encastado y con algunos problemas al puntear el engaño al final del viaje, pero la muleta de Julián fue el hilo conductor de una labor de menos a más, que acabó con naturales templadísimos y de mano muy baja, para rematar con adornos bellos. La espada cayó algo baja y es posible que ello fuera el motivo por el que la presidenta no le concedió las dos orejas. La realidad es que la tarde de Julián merecía con creces la Puerta Grande. Por ese motivo, debió sacar los dos pañuelos.
“Soberbia tarde de El Juli en Málaga”. Por Javier López Hernanz (ABC)
El Juli estuvo soberbio ante el interesante pero nada fácil segundo, un jandilla manso pero con un fondo de casta que le hizo moverse sin parar los veinte minutos que duró la lidia. El madrileño lo entendió a la perfección e incluso le tapó defectos. Bien colocado, con la muleta muy puesta, lo pudo a base de firmeza y mano baja para al final encandilar a los tendidos (tres cuartos de entrada) con circulares templadísimos. Pinchó antes de cobrar una estocada y cortó una oreja de ley. Al encastado quinto, de Buenavista -dos de Jandilla fueron rechazados-, le cortó otra oreja, que debieron ser dos. El público las pidió con mucha fuerza y le obligó a dar dos vueltas al ruedo, mientras que la presidenta Ana María Romero, que le robó la puerta grande -el reglamento andaluz obliga a desorejar un toro para salir a hombros en plazas de primera- recibió una sonora bronca. Antes había ejecutado una compacta faena, plena de firmeza y ligazón.
“El palco niega injustamente la Puerta Grande a El Juli en Málaga”. Por Mundotoro.
El palco le privó del tercer trofeo en su segundo toro en una decisión injustificable. El Juli firmó al segundo de la tarde, un buen animal, que humilló y se desplazó con clase, una labor plena de inteligencia y sapiencia, aprovechando las querencias del animal para instrumentar una faena firme, con la muleta baja y pases muy ligados, que conectó con los tendidos. El torero madrileño acabó de impresionar a La Malagueta con la labor realizada al segundo de su lote, un animal violento al que el torero se impuso con un trasteo poderoso y paradigmático de técnica. El público le obligó a dar dos vueltas al ruedo tras negarse la presidencia a concederle la segunda oreja por esta labor.
