Crónicas

Crónicas de Julián López

Quito: Tarde histórica con un Juli cumbre

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
30/11/2006 Quito El Juli, Castella, Hinojosa Huagrahuasi Dos orejas y oreja con petición


QUITO (Ecuador). Jueves 30 de noviembre de 2006


Con un gran lleno de "no hay billetes" se han lidiado seis toros de Huagrahuasi. El segundo fue premiado con la vuelta al ruedo y el quinto fue indultado.


El Juli (de nazareno y oro) dos orejas y oreja con petición; Sebastián Castella (de marino y oro) oreja con petición y dos orejas y rabo simbólicos; y Juan Francisco Hinojosa (de blanco y azabache) que confirmaba alternativa, ovación en su lote.


El Juli y Castella salieron en hombros


“El Juli y Castella hacen estallar el volcán de Iñaquito”. Por Juan Ramón Romero (Mundotoro)


Julián López El Juli prendió la llama de una corrida histórica en el segundo toro de la tarde, un astado de Huagrahuasi que comenzó reservón y terminó embistiendo con clase y seriedad gracias a la maestría y el conocimiento, la técnica y el valor del madrileño, que le plantó la panza de la muleta, le llevó embebido en los vuelos y consiguió que el toro tuviese dos trancos más en la embestida. Series ligadas con derecha e izquierda enardecieron al público, que incluso pidió el indulto. Tras la estocada El Juli paseó dos orejas y al toro le dieron la vuelta al ruedo. Salió a por todas en el cuarto, con una larga cambiada, pero el castaño de Cobo, muy noble, tenía las fuerzas y la casta justas. Juli le dio sus tiempos en el centro del ruedo y ejecutó una faena de menos a más que remató con una serie de redondos con las dos rodillas en tierra. La estocada quedó trasera y por eso sólo cortó una oreja pese a los gritos del público de ¡dos, dos, dos!!


“Dos gallos en liza, gana el toreo”. Por burladero.es


Julián cortó dos orejas con mucha fuerza. El toro de Huagrahuasi ayudó muchísimo, con una clase y nobleza extraordinaria. Pero a esos toros hay que saber entenderlos y aprovecharlos, y El Juli lo hizo en una faena intensa y seria, con series de muletazos muy ligados, bajando mucho la mano y rematando siempre atrás el muletazo. Una lección de toreo. El cuarto fue todo lo contrario. Un animal muy justo de raza y de fuerza, con el que Julián dio otra lección, en este caso técnica, para mantenerlo en el ruedo. Aprovechó siempre los viajes del animal y lo cuidó en todo momento, aunque al final, con la plaza entregada y emocionada, falló con la espada.


“El Juli y Castella, en la cumbre del toreo”. Por Fabián Cuesta (burladerodos.com)


Hoy, Julián López “El Juli” brindó la demostración más importante y rotunda de su toreo, siempre en ascenso, en lo que va de sus actuaciones en la plaza quiteña. A su primer oponente lo vio con su cabeza privilegiada, pese a que pocos apostaban por el buen juego del animal. Lo recibió con su capote con verónicas templadísimas y tersas, yéndose él mismo a recoger a un toro remiso en las primeras embestidas. No fue un toro fácil; el torero de Madrid tuvo que irlo haciendo de a poco, conquistándole a base de no obligarle demasiado, desde los primeros compases de su faena de muleta. Siempre en los medios, Julián supo dejarle la muleta siempre adelante, y llevarlo toreadísimo, templado y suave. De ahí en más, y casi sin que el animal lo sintiera, le fue exigiendo y rompiéndolo abajo, con muletazos cada vez más largos. También construyó al toro por su pitón izquierdo, por el que aparentemente no había posibilidades, para torearlo a placer, en tandas extraordinarias plenas de hondura y largueza. Puso la plaza boca abajo con unos muletazos invertidos, sello de la casa.Mató de estocada entera algo caída, que no fue demérito para que la presidencia concediera las dos orejas, pedidas además vehementemente por el público asistente. Con su segundo volvió a lucir su magisterio, arreando como si fuera un novillero en busca de contratos: larga cambiada, molinetes y series de muletazos rodilla en tierra. Todo con tal de dejar patente quién ostenta el cetro máximo del toreo. Estructuró una faena de una técnica admirable, para mantener el interés de un toro rajado a partir de la suerte de varas. Siguieron series de muletazos plenas de temple y cadencia, a pesar de las condiciones del toro. Volvió a caer en mal sitio la espada, pero el público le pidió la oreja con fuerza y el presidente la concedió.


Compartir en facebook Compartir en twitter