Crónicas

Crónicas de Julián López

Logroño: El Juli, muy ovacionado, por encima de su lote

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
20/09/2006 Logroño El Juli, El Cid, Eduardo Gallo Joselito, Martín Arranz Ovación tras petición y ovación

LOGROÑO. Miércoles 20 de septiembre de 2006


Con más de tres cuartos de entrada se han lidiado tres toros de Martín Arranz, dos de Joselito (1º y 5º), y un sobrero de Torrealta lidiado en tercer lugar. Buenos 2º, 5º y 6º, y deslucidos 1º, 4º y 3º, éste último el más complicado.


El Juli (de corinto y oro) ovación tras petición y ovación; El Cid (de teja y oro) palmas y oreja; y Eduardo Gallo (de verde botella y oro) silencio y silencio.


“En cambio a El Juli el azar matinal le dio la espalda para llevarse el lote más soso y deslucido. Suficiente, cierto es, para que pudiera demostrar su poderío, su técnica, su saber, su solvencia, su toreo. Faena de menos a más a su primero con una tanda de naturales en el ecuador del trasteo, instalada sobre el umbral de la perfección. Buenos de trazo, soberbios de temple y de superior hondura. El natural de los cánones antiguos aún hoy vigentes aunque casi nada frecuentados. Hizo, por tanto El Juli el toreo bueno de la tarde. Cuidó mucho el madrileño a su soso y rajado, segundo. Todo muy suave, todo muy medido y preciso, cuidado y hasta meticuloso. Pero el de Arranz carecía de fondo, estaba vacío. Tal fue así que sin que Julián bajara la mano en momento alguno el toro, tras una faena corta, pedía la muerte. Una muerte que encontró aquí una habilidosa espada de El Juli”. Javier Cámara (burladero.es)


“Por barrios va la suerte y El Juli no salió del todo bien librado. Bondadosos fueron los dos toros de lote. Pero el primero de los dos, que rompió plaza, tuvo menguaditas fuerzas, justas ganas. Alma de novillo en cuerpo de torote. El cuarto, jabonero claro, de más de 600 kilos, salió mansito, se paró enseguida, se apoyó en las manos para tenerse de pie y poder tomar impulso para medios viajes. Para más no dio. El Juli hizo bien unas cuantas cosas: lidiar y fijar con lances por abajo al primero de la tarde, y rematar con media verónica. Perfectos el dibujo del lance y su compás. Quitar del caballo al cuarto a punta de capote, con un toque corrido de los que dan a un torero verdadera categoría de maestro del oficio. Y rematar ese quite, con el toro puesto en los medios, con media revolera a una mano y envuelta. Al salir del lance, con el toro fijado, El Juli ya se estaba desmonterando para pedir el cambio. Al público brindó El Juli por sorpresa ese cuarto toro. Sorpresa porque no se veía ni adivinaba toro de brindis. Se lo sacó El Juli a los medios, le dio distancias y ventajas, se puso. No es que cantara el toro la gallina. Es que no tenía fuelle ni savia ni sangre ni chispita de licor. Pulso de El Juli para provocar una tanda de hasta cinco ligados, pero al llegar al remate el toro estaba medio muerto. No empujaba ni metía los riñones. Insistió El Juli. Hasta largo se hizo el trasteo. Con péndulo final a toro tundido como lana vieja. Una excelente estocada. También al flojo primero le sacó la pulpa y el zumo a la vez. Por el morro trató de engancharlo y mecerlo, de rayas afuera para darle aire. Cuando iba a echársele el toro, lo sostuvo con medio muletazo prodigio y se le metió entre pitones como si no le permitiera rendirse. Un precioso desplante de los de sostener al toro y no desafiarlo. Una estocada. La faena tuvo de fondo una larga pelea entre los que pedían música y los que no la querían. Cosas veredes...” Barquerito (Agencia Colpisa)


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