Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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15/09/2006 | Nimes | Pablo Hermoso, El Juli, Cayetano | Domingo Hernández | Oreja y dos orejas |
Galería fotográfica de burladero.es NIMES (Francia). Viernes 15 de septiembre de 2006 Con más de tres cuartos de entrada se han lidiado dos toros, para rejones, de Carmen Lorenzo y Pedro y Verónica Gutiérrez; y cuatro toros de Domingo Hernández, quinto y sexto con el hierro de Garcigrande. Pablo Hermoso, ovación y ovación; El Juli (de corinto y oro) oreja y dos orejas; y Cayetano (de grana y oro) que confirmaba alternativa de manos de El Juli, silencio y silencio El Juli salió en hombros por la Puerta de los Cónsules Un emperador madrileño en tierra de Cónsules. Por Mario Juárez (burladero.es) "El Juli ha salido a hombros por la Puerta de los Cónsules, la más importante de territorio francés. Puerta de grandes triunfadores, de gladiadores vencedores y hoy, de torero macho. Julián ha cortado tres orejas que reconocen su labor, pero a buen seguro que, en este momento y dada la solvencia, soltura y maestría derrochada en el ruedo, para el madrileño habrán sido lo de menos. Impresionante El Juli en la confirmación de Cayetano. Por Mundotoro. “El matador madrileño El Juli ha firmado una gran faena al quinto de la tarde. Un trasteo muy completo iniciado con pases de rodillas. El diestro ha estado magistral por el pitón izquierdo del toro, el más potable, ya que por el derecho el astado tenía menos clase. El Juli ha puesto broche a la faena con circulares y una buena estocada. El presidente no dudó y le concedió las dos orejas a un tiempo. En su primero, el madrileño estuvo por encima de un ejemplar sin fuelle ni raza, mostrándose profesional y técnico”.
La dimensión que hoy ha dado El Juli en Nîmes ha sido de figura importante. Tampoco es algo nuevo. Ese ritmo lleva marcando sin parar toda la temporada, pese al ninguneo de un sistema que castiga a sus mandones. Lo bueno es que, afortunadamente, Julián ha optado por hablar en el ruedo, y hoy en el ovalado de Nîmes lo ha hecho alto y claro.
La corrida de Domingo Hernández-Garcigrande ha sido mala, sin paliativos. Difícilmente un encierro va a completar tantos defectos sin apenas ninguna virtud: animales sin raza, sin apenas recorrido, sin clase, buscando a los peones y a los toreros, parándose y midiendo, escarbando... Tan bonito como peligroso, el encierro fue para poner en guardia a más de uno. Es de esas corridas que, de no estar seguro, a uno le pueden hacer perder el sitio.
El Juli lo ganó. Es asombroso el momento que atraviesa este torero. Sin dejarse ganar la pelea, como si fuese un novillero apenas iniciado, Julián arriesgó con dos toros imposibles. El primero fue un animal que no quiso embestir nunca hacia delante. Esperó, escarbó y midió siempre, y lo peor es que dada su nula raza, no transmitió ni ese peligro. El quinto tuvo más guasa, a por los banderilleros fue una y otra vez, recortando y midiendo por el pitón derecho. Un prenda. Material para poner pies en polvorosa.
Pero a los dos inició la faena con suavidad El Juli, llevándolos muy metidos en la muleta, desengañándolos, dejándoles ver nada más que tela. Al primero lo sobó, al quinto lo dobló por bajo. Mas a los dos les enseñó quien mandaba en la arena. Los dos trasteos fueron pura inteligencia y rabia de torero en sazón, dispuesto a no dejarse ganar la pelea. Al primero lo templó en larguísimos naturales, llevándolo muy templado y con mucha firmeza, antes de que el animal se parase.
Ahí dio la sensación de que Julián se vino arriba, y que hasta disfrutó. El de Domingo Hernández pedía que le atacasen, y El Juli buscó el pitón contrario del animal. Provocándolo, de uno en uno, fue sacando derechazos limpios, sin un enganchón. Eso, y una estocada casi perfecta le valió para pasear la primera oreja de la tarde.
Sin compañeros de a pie por medio, salió a torear el quinto con toda la raza del mundo. Más que la de un toro que se movió en los primeros compases, pero con mal estilo desde el capote, cuando ya derrotó y cortó el viaje por el pitón derecho. Inteligente, Julián comenzó la faena doblándose y por el pitón izquierdo, con dos series al natural de mano baja, trazo mandón, largo recorrido y mucho temple. Casi perfectas. Ese fue el momento en el que una plaza excesivamente fría e incluso a la defensiva, terminó por romper.
Después llegaron dos series de derechazos, una de circulares, otra serie por el pitón más complicado apostando uno a uno los muletazos, un cierre por alto... Y en todos y cada uno de esos pases, Julián parecía divertirse más que arriesgar. Quizá porque ahora es un hombre feliz en la cara de los animales. Esa faena tan compacta, tan maciza y tan importante le valió, junto con un espadazo fulminante, la entrega de dos justísimas oreas, y su nombre marcado de nuevo en la temporada".