Crónicas

Crónicas de Julián López

Santander: Soberbia faena de El Juli

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
24/07/2006 Santander El Juli, El Fandi, Perera Juan Pedro Domecq Silencio y oreja

Galería fotográfica de la tarde de El Juli en Santander


SANTANDER. Lunes 24 de julio de 2006


Feria de Santiago. Plaza de Cuatro Caminos. Lleno de “No hay billetes”. Cinco toros de Juan Pedro Domecq y un sobrero de Parladé lidiado en tercer lugar.


 El Juli (de verde y oro) Silencio y oreja; El Fandi (de marino y azabache) Silencio y ovación; y Miguel Ángel Perera (de grana y oro); Silencio y vuelta tras petición


 El Juli cuajó una labor de mucho fondo a su primero, al que no dudó jamás y trajo enganchado siempre desde adelante, norma habitual de su tauromaquia. Mereció una oreja. Pero al entrar a matar, un inorportuno resbalón del toro en el embroque hizo que la espada no quedase arriba. Lo grande, lo más artístico, lo intenso llegó con el cuarto, un toro por el que pocos apostaban viendo su comportamiento con los capotes. Pero algo le vería El Juli que tras unos muletazos de tanteo se lo llevó a los medios. Y allí arrancó la obra, soberbia. Ligando series largísimas en un palmo de terreno, engarzando un muletazo con otro porque siempre dejó la muleta puesta. Y se abandonó en remates sencillamente colosales, como una trincherilla de una belleza insuperable. Y al natural más de lo mismo, bajando mucho la mano, entregadísimo. Los pases de pecho y cambios de mano le resultaron de cartel de toros. Y la manera con la que cerró al toro, caminando, rebosó torería. Faena de dos orejas. La punta de la espada asomó un poco y nuevamente le restó una oreja. Lástima. Pero la obra, otra de las grandes en su temporada, ahí quedó para recordarla y disfrutarla.


 “Soberbio El Juli con corrida de pocas posibilidades”. Por José Ramón Lozano (Mundotoro)


 ¡El Juli returns! Julián López 'El Juli' ha vuelto al igual que los superhéroes de los films cinematográficos. Ya sabemos que Superman tenía poderes sobrenaturales que le hacían ser superior al resto de los mortales pero El Juli también debe tener algún poder, no sé si sobrenatural, pero sí algún poder para poder entender a casi el 100% de los toros. Hoy en Santander se ha inventado dos faenas de un gran calado e importancia con dos toros que no tenían 'ni mucha chicha, ni mucha limoná'.


 El Juli ha dado una lección esta tarde en el coso de Cuatro Caminos. Al primero de la tarde lo entendió a la perfección. Pronto se lo sacó a los medios. Al comienzo de la faena, el toro gazapeaba y El Juli, se lo dejó llegar y poco a poco le fue metiendo en una muleta que comenzó siendo instructora, para acabar siendo sometedora. Construyó una faena a un toro al que acabó convenciendo de que lo que tenía que hacer era embestir. Le dijo por dónde tenía que pasar y no le consintió ni un sólo enganchón, clave fundamental para engañarlo. Una espadazo que hizo guardia le privó de pasear un merecido trofeo.


 Con el cuarto de la tarde, un toro de mejor condición que su primero, dejó otra importante faena. Cuando un toro está en el límite y no sabe si irse o quedarse, es fundamental lo que hizo El Juli; una faena de menos a más hasta lograr enjaretar naturales de mano baja asentados en una planta 'espatarrada' que recordaba a su mentor Roberto Domínguez. Detalles que rebosaban torería al salir de la cara del toro y varios kikirikies para cerrarlo antes de la suerte suprema, fueron la antesala del paseo de un trofeo, quizás escaso, pero muy merecido.


 “Oreja en cuesta arriba para El Juli”. Por Zabala de la Serna (ABC)


 ...A ello contribuyó en gran medida El Juli, que lo templó de forma superior en su muleta, en una faena que fue in crescendo, cada vez más ajustado, con la virtud sobresaliente de que Juli enganchó siempre las embestidas por delante, llegándole con el trapo al hocico del juampedro. Larga la embestida y largo el muletazo. Muy en serio se lo tomó todo El Juli, como suele en esta nueva etapa de madurez. Y muy en serio le midieron. Hay quienes echan de menos aquel chaval de rebelde flequillo y chispeante tauromaquia. La obra tuvo dos finales espléndidos: uno antes de ir a por la espada, con un cambio de mano soberbio; y otro ya con la espada de veras, andándole al toro hacia la raya hasta dejarlo perfectamente cuadrado, sin una sola vuelta. La oreja valió su peso, porque trabajo le costó a El Juli meter a la gente en situación. Probablemente, como decíamos, en aquella otra época de perfil más arrasador y fácil hubiera cortado dos, pero ha apostado por la sobriedad, a costa de la frescura. Y la calidad nunca se ha hallado entre sus fuertes. Además para El Juli ahora no existen los llanos que la novedad traía, sólo puertos de montaña. También se trabajó sobre la mano derecha al toro que rompió plaza sin que los músicos comulgasen con una actuación cabal, técnicamente firme y mal rematada con la espada.



“El Juli y la arquitectura”. Por Santos García Catalán (Burladero.es)



 El Juli se convirtió en arquitecto por momentos, echando mano de tiralíneas y cartabón, sin necesidad de cálculos premeditados. Y decimos esto porque el zapatito cuarto salió de najas del jaco y daba la impresión de que en la muleta se rajaría a las primeras de cambio. Antes lo recibió con tres lances de bella ejecución.

 Con la muleta Julián lo desengañó en los medios citando de lejos y enseñándole a embestir; primero rebozándose con él y luego bajando la mano, templando y utilizando la franela como si fuera una caricia de seda o terciopelo. Pausa, reposo y la distancia medida por un creador para luego ir construyendo una faena de mucho poso en las primeras series con la derecha, torería y gusto derrochó el de Velilla de San Antonio cuando utilizó la zurda, de menos a más, rematando majestuosamente ahora de pecho, ahora kikirikis o trincherillas cuando no el de pecho largo y profundo. Aquí se atracó de toro y la espada asomó. Pero la petición fue unánime y dio una vuelta con la oreja en la mano. El toro fue ovacionado.

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