Crónicas

Crónicas de Julián López

Madrid: Los toreros, sin opciones de triunfo

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
15/05/2006 Madrid Finito de Córdoba, El Juli, Perera Fuente Ymbro Silencio y silencio

MADRID. Lunes 15 de mayo de 2006



 Feria de San Isidro. “No hay billetes”. Toros de Fuente Ymbro, bien presentados pero de mal juego, de los que ninguno de los seis dio mínimas opciones de triunfo.



Finito de Córdoba (de negro y oro) Pitos y bronca; El Juli (de burdeos y oro) Silencio y silencio; Miguel Ángel Perera (de verde botella y oro) Palmas y silencio



Presenció el festejo desde una barrera Su Majestad El Rey Don Juan Carlos.



Por CRV (Mundotoro)



El primero de El Juli fue el de menos cuerpo pero muy serio de cara. Una media tras unos lances en los que el toro ya se lo pensó, dieron paso un tercio de varas con el toro quitándose el palo y apenas castigado. Toro rajado, perdiendo la vista, con el que El Juli se puso cerca, le tapó la cara y tiró de él. La grada no vio los defectos del toro hasta el final, cuando se rajó de forma evidente. El quinto tuvo gatos en la barriga y malhumor por los dos pitones después de haber sido mimado en la lidia. Cara arriba, tarascadas…Si el torero le bajaba la mano para evitar el derrote arriba del toro, éste perdía las manos. Y si terminaba el muletazo por arriba, el peligro era evidente. Lo malo de Juli es que falló con la espada… Es curioso, si un torero no se pone, le protestan. Caso de Finito. Y si se pone, como El Juli, también. Aunque se los saque pronto a los medios, aunque hagan lo que hagan.



Por Mario Juárez (Burladero.es)



El Juli lo intentó en todo momento. Ha apostado fuerte en San Isidro y vino a no dejarse ganar la pelea, aunque a la primera que pudo a los toros amagaron con rajarse. Con ambos lució en el capote –en el quinto además con un gran quite por chicuelinas- pero pasado el tercio de varas –con animales a la defensiva, sin emplearse- aquello no podía llegar a ningún puerto.



El primero dio muestras de su mansedumbre en los primeros tercios, y cuando Julián se puso, bajó la mano y le pudo… se rajó. Al quinto se lo sacó limpiamente a los medios, pero en las primeras series el de Fuente Ymbro se quedó debajo. Lo intentó Julián y acabó extrayendo algunos derechazos de mérito en los compases finales, justo antes de que el toro se quedase completamente parado y sin opciones.



Los toros de Fuente Ymbro decepcionan; El Juli decidido y técnico. Por Juan Posada (La Razón)



 El Juli lanceó con decisión al segundo y remató con buena media verónica. Con la muleta, aunque estuvo acorde con su veteranía, le faltó un poco de nervio en sus acciones. Cierto que parte del público estuvo muy hostil con él sin perdonarle el más leve error, que no los hubo. Los primeros naturales, rapidillos, acoplándose mucho mejor en la segunda tanda, más templada con la embestida del animal, que tampoco colaboró demasiado aunque no desarrolló peligro. Con el quinto se mostró valiente con el capote de salida y en un quite por chicuelinas. Con la muleta lo sacó al centro para intentar pasarlo por el pitón derecho, aunque el toro se quedaba corto. Probó desde largo con la izquierda: cuajó dos naturales forzados y al tercero sufrió un fuerte derrote. Insistió al natural, con el animal quedándose por debajo, sin dejarlo hacer. Volvió por el pitón diestro, pero el toro le entraba al paso, desparramando la vista y sin fijeza alguna. Labor voluntariosa ante un animal que, sin desarrollar excesivo peligro, no le permitió hacer el toreo lucido.



Por Zabala de la Serna (ABC)



A El Juli le esperaron con la escopeta cargada. A las figuras siempre hay que esperarlas con una vara distinta de medir. Por eso son figuras. Mas el injusto trato que recibió no lo justifica nada. Julián López, de momento, todo lo que ha hecho ha sido apostar esta feria por ganaderías que merecen un respeto. Y, ya que los hierros seleccionados lo merecen, a priori también lo merecía El Juli. Las palmas de tango se cargaron sobre su actuación, que en los saludos capoteros contuvo lo más positivo. Muleta en mano sucedieron desabridos momentos. Juli planteó las faenas en los medios, y ni una ni otra hallaron una respuesta mínimamente alentadora. Ni de los toros ni del público. El quinto, un tío, quería coger a la chita callando; el rajado segundo no paraba de escarbar y seguirle las zapatillas.



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