Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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26/03/2006 | Castellón | Jesulín de Ubrique, El Juli, El Fandi | Jandilla | Oreja y oreja con petición |
CASTELLÓN. Domingo 26 de marzo de 2006
Feria de la Magdalena. Con lleno en los tendidos se han lidiado seis toros de Jandilla, de buen juego a excepción del quinto que resultó muy peligroso y complicado.
Jesulín de Ubrique (de verde y oro) Oreja y oreja con petición; El Juli (de nazareno y oro) Oreja y oreja con petición; y El Fandi (de tabaco oscuro y oro) Oreja y dos orejas
Los tres toreros salieron en hombros
Por Rafael Carrión (Mundotoro)
El Juli llevó a cabo una mas que notable actuación. A su primero, el madrileño le hizo una faena basada en su mayoría con la mano derecha. Pero sería una tanda con la mano izquierda, la que mejor nivel tuvo de todo el trasteo. El Juli siempre presentó los engaños muy adelantados y supo transportar al toro muy largo y muy cosido a la muleta.
Ante su segundo, quinto del festejo, un ejemplar basto de embestidas muy embrutecidas, Julián tuvo que poner todo de su parte y demostrar su condición de número uno, ganándole siempre la voluntad al toro después de cada muletazo y aguantar las tarascadas que este le envió.
Mucho contraste entre este toro quinto y sus hermanos, sin embargo, vino a marcar el momento álgido de la tarde. Le tocó al "Juli", que por nada del mundo se iba a dejar escapar la Puerta Grande después de haber cortado una oreja a su buen toro anterior, y a éste también le dio "fiesta".
La tarde alcanzó su carácter triunfal gracias al toro complicado, al toro y al torero que tuvo en frente: "El Juli". No pasó desapercibido para el gran público ni mucho menos para el aficionado el trabajo que tuvo "El Juli", entendido lo de "trabajo" como una labor seria y responsable, con un alto sentido de la profesional por la técnica empleada, la raza demostrada y la meta lograda.
Salió el toro parado, sin parecerse en nada a los cuatro anteriores ni al que vendría después. Se paró en el capote, quedándose debajo. Empujó en varas, recargando, y hubo que darle dos puyazos en el único encuentro que tuvo con el caballo.
"El Juli" se lo sacó con dos muletazos por la cara al centro del ruedo, y allí ni una sola desconfianza. El toro vino a decirle enseguida o te quitas tu o te quito. Fue cuando el torero se colocó muy encima, naturalmente muy "tapado", con la muleta por delante para que no viera otra cosa, y "el toque" en el momento. "El Juli" sorteó algún que otro tornillazo, frenazos y arreones.
Aún el toro sin entregarse aquello fue poco a poco tomando vuelo. La misma incertidumbre era emoción. En más de un viaje dio la impresión de que el torero podía salir por los aires. Aguantó "El Juli" lo indecible. Y así le pegó pases a derechas y a izquierdas, de un mérito como no cabe. Faena de maestro en la más amplia acepción de la palabra. le dieron una oreja como había ocurrido antes en todos los toros anteriores. Pero esta valía por todas y más.
El mismo "Juli" había disfrutado mucho en un toreo bastante más distendido, en el segundo de la tarde. Los lances a pies juntos, el quite por chicuelinas y la faena de muleta con un pasaje al natural de mucha exquisitez, la guinda del parón y otros circulares que también pusieron la plaza en ambiente de frenesí. Aquí cortó la primera de las dos orejas de su triunfal tarde.
El Juli interpretó los más intensos momentos al natural con el segundo. Faena limpia, estructurada, sin un pase de más ni de menos, para concluir con una serie de completos redondos. Se atracó de toro al entrar a matar, y la trayectoria de la espada, atravesada contraria, acarreó el uso del verduguillo. Buen hacer y justo premio.
En la corrida de Jandilla, muy desigual, entró el basto, acarnerado, cornibajo y bruto quinto, bruto de verdad... El Juli se puso, o se impuso, con coraje contra la guasa.
Por Juan Posada (La Razón)
El Juli en el quinto toro, el que más problemas tuvo, se mostraron cicateros en el aplauso. Justo en ese ejemplar, el madrileño hizo lo más destacado de la tarde. Poco a poco y a fuerza de cruzarse, dejar la muleta adelantada y exponer, consiguió ligar muletazos y, lo más importante, calentar a una afición que al final se entregó sin condiciones.
Por José Antonio del Moral (Periodista Digital)
Por inequívocamente magistral, dueño de la técnica más hábil para manejar los engaños y, sobremanera, la muleta, sobresalió El Juli. A su primer toro le hizo lo que quiso, como quiso, donde quiso y cuanto quiso. Sí y en grado máximo yo le hubiera dado las dos del complicado quinto en vez de la solitaria que le otorgó un presidente sin criterio de buen aficionado. Este quinto, un toro acochinado que en principio no quería embestir, lo hizo cuando lo citaron desde lejos aunque al llegar a jurisdicción, casi siempre se frenó en seco. Muy difícil, pues, meterlo en la muleta y más obligarle a seguirla porque más que embestir lo que hacía era pegar cortos y muy secos arreones. Pero El Juli lo consiguió de modo progresivo y hasta inverosímil cuando, mediado el trasteo, logró ligar tres tandas por redondos que entusiasmaron al gentío y a algunos hasta nos puso en pie. En esta ocasión, la estocada fue mucho mejor aunque por trasera necesitó del descabello. Chapeau, don Julián.