Corrida nocturna que comenzó a las 8 de la tarde. Lleno de "no hay billetes". Precisamente un cartel que no se veía en la plaza queretana desde la presentación de El Juli como matador de toros.

 Rafael Ortega (de rosa palo y oro) ovación, oreja y ovación; El Juli (de grana y oro) ovación, palmas y silencio.

 "Decía El Guerra que lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. El día de hoy no ha podido ser, y todo por el pésimo juego dado por los astados de Barralva, con sangre Saltillo por la vía San Martín, y que de ser ciertos los rumores que apuntaban a que los ganaderos decían que era de lo mejor que se tenía en la dehesa, tendrán que dedicarle tiempo al análisis de los libros. Y con caracter de urgente.
 Lo mejor, sin lugar a dudas, el ambiente y la magnífica entrada, no vista en la plaza Santa María precisamente desde el debut como matador de El Juli por allá de 1998.

 Y es que el lote que le correspondió a El Juli, responsable del entradón y que saludó en el tercio con mucha fuerza al romper el paseíllo, resultó infumable. En su primero dio una lección de cómo someter y obligar a un astado que no completaba el viaje, logrando pases buenos por el lado derecho y sin poder hacer nada por el izquierdo, lado sin transmisión alguna en la embestida del burel. En éste falló con el acero y escuchó palmas." Por Raúl Magos Aguilar (Burladerodos)