Crónicas

Crónicas de Julián López

El Juli, muy ovacionado en Bogotá

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
19/02/2006 Bogotá Finito de Córdoba, El Juli, Ramsés El Paraíso Ovación y ovación tras petición

 BOGOTÁ (Colombia). Domingo 19 de febrero de 2006




 Última corrida de la temporada de Bogotá. Casi lleno. Toros de El Paraíso, el quinto como sobrero al lesionarse el titular.




 Finito de Córdoba (de blanco y plata) pitos y palmas; El Juli (de azul añil y oro) ovación y ovación tras petición; Ramsés (de blanco y oro) cuatro orejas.




 “Tras el triunfo obtenido ayer en Medellín Julián López ‘El Juli’ salió muy dispuesto en sus dos toros a los que bordó lances primorosos, pero la falta de fuerza de su primer toro le empañó una faena que prodigó a base de entrega y deseos por lo que fue obligado a saludar desde el tercio. El quinto toro, un precioso jabonero al que saludó primorosamente de capa, se partió la mano izquierda y fue remplazado por el sobrero al que toreó muy bien por bajo en redondo hasta cuando aguantó el toro. Estocada completa que requirió del descabello en dos ocasiones y a pesar de la fuerte petición el Usía le negó la oreja.” Por Alberto Lopera (Mundotoro)




 “Julián López ‘El Juli’ con sus conocimientos y su gran profesionalismo sacó partido a sus dos enemigos en medio de la aceptación unánime y agradecimiento del respetable. Ambas labores las iluminó con brillantes quites. Su segundo, corrido en quinto lugar, fue devuelto a los corrales pues al salir se lesionó la mano izquierda y fue sustituido por el sobrero. Al segundo de la tarde lo despachó con tres cuartos de espada y saludó desde el tercio. Lo mismo ocurrió después de muerto el quinto.” Por EFE




 “Está transformado este torero que ya no es el imberbe de hace años, sino cuajado física y toreramente. Con un gran sitio en la plaza, con conocimiento exacto de la lidia que debe darle a cada toro por sus condiciones. Entusiasmó a los aficionados por su buen quehacer con el capote y especialmente con la muleta, tirando del astado, bajando la muleta para obligarlo a embestir y que esos pases fueran lo más largo que se puede. Tenía las orejas ganadas pero la espada se las quitó, siendo en ambos obligado a saludar desde el tercio. Hay que valorar la voluntad y decisión en su labor.” Por Orlando Pión (Nuevo Siglo)


Foto: Puertagrandetoros.com




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