Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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23/08/2005 | Almería | Rivera Ordóñez, El Juli, Eduardo Gallo | El Ventorrillo | Dos orejas y ovación tras petición |
ALMERÍA. Martes 23 de agosto de 2005
Con un lleno prácticamente total se han lidiado toros de El Ventorrillo
RIVERA ORDÓÑEZ (PALMAS Y OVACIÓN)
EL JULI (DOS OREJAS Y OVACIÓN TRAS PETICIÓN)
EDUARDO GALLO (OVACIÓN Y OREJA)
Por Mundotoro
Julián López El Juli ha cortado las dos orejas del segundo toro de la tarde en el tercer festejo de la Feria de la Virgen del Mar que ha tenido lugar esta tarde en el coso de la avenida de Vilches. El torero madrileño ha cuajado una actuación sobria y rotunda frente a un gran toro de El Ventorrillo que respondió con bravura a la exigente lidia del madrileño.
De su versatilidad capotera y su completa faena de muleta destacó sobremanera la profundidad que adquirió el trasteo cuando el madrileño toreó con la mano zurda. En el quinto, más complicado, Julián protagonizó una labor muy técnica que sin embargo llegó menos a los espectadores.
Por Carlos Crivell (Burladerodos)
El Juli anda en un momento pletórico de su trayectoria. Ha alcanzado un punto de seguridad en la cara del toro que le permite andar por la plaza con una pasmosa confianza. Si a ello le sumamos que de valor anda más que sobrado y que tiene un talento natural para el toreo, nos encontramos con un torero que cada vez es de mayor gusto para el aficionado. Si se produce un encuentro tan sublime de un toro bravo como el segundo de El Ventorrillo con un espada pleno de facultades, se producen momentos cumbres como el de ayer en la plaza de Almería.
El toro tenía que embestir y vaya si lo hizo. Galopó de salida, se entregó en un puyazo perfecto de Diego Ortiz y llegó con clase y bondad a la muleta. El Juli cuajó al toro desde el primer lance a la verónica, intercalando unas chicuelinas, para luego quitar por tafalleras mezcladas con chicuelinas de nuevo.
La faena fue un portento de clase e inteligencia. La plaza de Almería se entregó con verdadera pasión a una faena en la que los pases fundamentales fueron profundos, con la mano muy baja y tan largos que parecían interminables. El toro no tenía final, de forma que el diestro se explayó en circulares completos ligadísimos sin mover un solo músculo. El dominio y la seguridad de El Juli contrastó con la embestida buena del toro, que juntos lograron conmover a la plaza de emoción. Lo mató de una estocada y paseó las dos orejas con el beneplácito popular.
No fue igual el quinto. Este toro tenía las hechuras pero no se rompió en la muleta. El espada madrileño hizo un gran esfuerzo en su lidia. El toro acababa su embestida con un gañafón molesto. Cuando se sintió dominado comenzó a esperar para medir sus arrancadas. Lo mejor fue comprobar como de una forma sorda el torero acabó instrumentando una tanda por la izquierda de corte soberbio y templado. A este toro lo mató de forma defectuosa y la petición no acabó siendo mayoritaria. El Juli dejó en Almería la impronta que deben dejar quienes están en la cumbre.
Foto: La Razón