Crónicas

Crónicas de Julián López

Mont de Marsan: El Juli, cumbre, corta tres orejas

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
18/07/2005 Mont de Marsan Javier Conde, El Juli, Miguel Ángel Perera García Jiménez Dos orejas y oreja

MONT DE MARSAN (Francia). Lunes 18 de julio de 2005 Galería fotográfica

Con los tendidos prácticamente llenos se han lidiado toros de Garcia Jiménez – Peña de Francia. El primero se apagó rápidamente después de dos vueltas de campana, el segundo que creció mucho pero fue poco picado a petición de Juli conservó toda su movilidad y exigió de una valentía ardiente no siempre fácil que hay que canalizar, el tercero faltó de ritmo y reservón, el cuarto quedó un poco inédito pero faltó de movilidad, el quinto fue móvil pero violento, el último sin gran transmisión. El segundo fue premiado por un vuelta discutido por una parte del público. Sin llegar a cumbres, el conjunto les ofreció a los toreros posibilidades de expresarse.

JAVIER CONDE (de grana y oro) DIVISIÓN Y BRONCA
EL JULI (de marino y oro) DOS OREJAS Y OREJA
MIGUEL ÁNGEL PERERA (de marino y oro) OVACIÓN Y OREJA


Gran triunfo de El Juli. Por André Viard (Terres Taurines)

(Texto traducido) El Juli fue imperial de cabo a rabo uniendo la maestría de un viejo veterano con la ganas de un novillero. Su primero galopó en el muleta de cabo a rabo y Juli, magistral con el capote tanto a la verónica como en un quite milimetrado, se impuso con autoridad a pesar de algunos ensayos del toro de sustraerse a su dominación pegándose con una manera fea, lo que jamás perturbó al torero. Final por faroles, pinchazo comprometiéndose luego entera y triunfo totalmente merecido. Frente al quinto, bronco e incierto, fue a por el triunfo como si su carrera dependa de eso. Con oportunidad, el público - muy avisado - pidió una nueva oreja.


El Juli vuelve a arrasar en Mot de Marsan. Por Marc Lavie (Mundotoro)

Julián López El Juli ha cuajado a un gran toro de García Jiménez premiado con la vuelta al ruedo en el segundo festejo de la feria de La Madeleine Mont de Marsan. El torero madrileño se ha mostrado muy inspirado con el capote, variado en quites y soberbio en la muleta, que ha manejado con profundidad y pulso en varias tandas en las que sometió con mucha hondura la brava embestida de su enemigo. Además aderezó el trasteo con adornos y trincherillas de muy buena factura.


"EL JULI" Y "LA GRACIA DE DIOS". Por José Antonio del Moral (Andalucia.net)

MAGISTRAL E INCREÍBLEMENTE INSPIRADO ANTE UN TORO MUY BRAVO Y OTRO COMPLICADO DE LOS HERMANOS "MATILLA", EL MADRILEÑO CORTÓ TRES OREJAS Y SALIÓ A HOMBROS DE LA PLAZA FRANCESA, RENDIDA A SUS PIES COMO POCAS VECES HAYAMOS VISTO EN PLUMAÇÓN.

Lo mismo que este año y desde San Fermín debe tener bajo su Gracia a "El Juli" que en la plaza de Plumaçón anduvo "sembrado". Muchas, infinitas veces hemos visto a Julián estar por encima de todo, incluso de sí mismo tanto en su primera época como en esta que ahora atraviesa desde las dudas metódicas que tanto le obsesionan mientras busca acomodo profesional definitivo. Pero nunca tan felizmente inspirado como en la plaza de Mont de Marsan, por cierto asimismo escenario hace tres años de otra de sus mayores efemérides. La de la feria de 2005, sin embargo, la recordaremos siempre cuantos tuvimos la suerte de gozarla en directo.

Sucedió con el segundo y el quinto toros de una variada a la par que soberbia corrida de los Hermanos García Giménez ("Matilla" para entendernos). Orgullosos pueden estar de lo que crían en sus campos salmantinos de la Peña de Francia. Sobre todo ese segundo toro al que premiaron con la vuelta al ruedo en su arrastre tras cuajarle "El Juli" una de las faenas más bonitas y originales de su vida. Pletórico también Julián con el capote por variado y asimismo inspirado tanto en el recibo a pies juntos sin moverse como en el quite por tafalleras y revoleras por detrás, con la muleta empezó con trincheras al paso hasta los medios y la terminó rizando sus propios rizos mientras el toro repitió por tres veces el ocho que le marcó el torero hasta ligar tres faroles seguidos a uno de pecho sin solución de continuidad mientras la gente bramaba de placer. No me chocó que "El Juli" batiera palmas a su oponente de manera altamente ostensible cuando algunos idiotas protestaron la vuelta al ruedo de tan extraordinario animal.

Pero luego de esta obra, llamémosla cumbre por trazo y torería de inigualable ley, sucedió otra aún más singular por cuanto le costó a Julián crearla en medio de un ambiente inigualable. Muy bueno el toro en su salida, mejor cómo "El Juli" descubrió sus bondades con el capote, empezó la faena tan apasionada e imponentemente por bajo, que el bicho se dolió y empezó a protestar molesto por el daño recibido. Así andaba la cosa cuando, repentinamente cuesta arriba el juego del toro, la banda de música atacó el famoso pasodoble "La Gracia de Dios. Y mientras sonaron sus notas en medio del silencio expectante y emocionado del público, "El Juli" se aplicó en desenredar lo que él mismo había enredado hasta lograr que el toro volviera a embestir tan sumisamente como lo hizo cuando salió. Primero tragando los derrotes que pegó, luego templándolos, después alargando sus viajes. Labor de ida y vuelta prodigiosamente labrada en la que el valor, la inteligencia y el arte se juntaron en la persona de Julián, teñido por la Gracia divina al compás del pasodoble más hermoso por también divino que nadie haya escrito jamás y, en esta ocasión, maravillosamente interpretado hasta ponernos la carne de gallina. Momento sublime. Uno de esos instantes que solamente pueden vivirse en las plazas de toros cuando la música celestial su une a la "callada del toreo". Y ello por obra y gracia de alguien exactamente tocado por la varita mágica como ocurrió en estos únicos momentos con "El Juli". Por eso te tiré mi gorra cuando, tras matar al toro, volviste al callejón.

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