Crónicas

Crónicas de Julián López

Nimes: Rincón y El Juli cortan una oreja cada uno

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
16/05/2005 Nimes César Rincón, El Juli Alcurrucén, Daniel Ruiz, Lozano Hermanos Oreja, palmas y silencio

NIMES (Francia). Lunes 16 de mayo de 2005

Con lleno de ”No hay billetes” se han lidiado cuatro toros de Daniel Ruiz y dos sobreros, lidiados en segundo y cuarto lugar respectivamente, de Alcurrucén y Lozano Hermanos. De poco juego en general.

CÉSAR RINCÓN de grana y oro (Palmas, oreja y ovación)
EL JULI de marino y oro (Oreja, palmas y silencio)

El poco juego de los toros, unido al estado del ruedo, dificultó el lucimiento de los toreros, que se emplearon con ellos. El mano a mano entre Rincón y El Juli fue acogido con enorme expectación y el cartel de “no hay billetes” se colgó en taquillas. Con el primero de lote, el toro que se dejó más, El Juli estuvo muy torero y sobre todo muy templado, llevándose una merecida oreja. Prácticamente nada pudo hacer con los otros dos, que apenas sacaron virtudes para hacer el toreo. Lo mismo le sucedió a Rincón, que con voluntad pudo cortar una oreja al segundo de su lote.


Por Germán Jiménez (La Razón)

Ayer se cerró la feria de Nimes con un gran cartel: César Rincón y El Juli mano a mano ante toros de Daniel Ruiz. El balance final, una oreja por coleta. El madrileño se llevó el peor lote del encierro.
El primero del lote de El Juli, segundo de la tarde, fue devuelto por blandear en exceso. Lo sustituyó un sobrero de Alcurrucén al que el madrileño le cuajó una gran faena. Midió las distancias y entendió a la perfección los terrenos que necesitaba el toro. Terminó su labor con adornos entre los pitones en un alarde de valor. En la primera ocasión en la que entró a matar, el estoque chocó con una banderilla, lo que hizo perder el equilibro al diestro, que resbaló y cayó al suelo con el consiguiente susto.
El cuarto toro de la tarde fue devuelto por cojera manifiesta en una de las patas y sustituido por uno de Alcurrucén, que también fue devuelto al salir descoordinado de las extremidades. El animal tomó el engaño siempre con la cara a media altura y a base de insistir consiguió arrancarle algunos muletazos hasta que el animal optó por pararse. Tras un breve macheteo el torero se fue a por la espada.
La mala suerte acompañó a El Juli hasta su último toro. El sexto, blando de las extremidades delanteras, se lo brindó a Rincón. El animal mostró en la muleta nobleza y recorrido pero, a causa de su gran debilidad, el trasteo transcurrió entre las continuas caídas.


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