| Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
|---|---|---|---|---|
| 11/09/2004 | Murcia | Javier Conde, El Juli, Manzanares | El Pilar | Ovación y oreja |
En la segunda de feria El Juli hizo el toreo al natural; Julián perdió una oreja del primer toro y la segunda del otro por el manejo de los aceros
MURCIA. Sábado 11 de septiembre de 2004
Con tres cuartos de entrada en el coso de La Condomina, se ha lidiado una corrida de El Pilar.
JAVIER CONDE (Silencio y bronca)
EL JULI (Ovación tras petición y oreja)
JOSÉ Mª MANZANARES (Silencio y oreja)
Por José Ignacio de la Serna
No anduvo con muchas probaturas El Juli con el segundo de la tarde y, rápidamente, lo sacó entre las rayas del tercio, molestado por el fuerte viento, para darle fiesta en varias series de derechazos de entrega y firmeza de plantas. El toro del Pilar, que se vino arriba en el primer tercio y que apretó una enormidad en banderillas, terminó por rajarse tras una serie de naturales, dejando de humillar y buscando terrenos más alejados del campo de batalla. Una estocada casi entera y dos descabellos, dieron paso a una fuerte ovación. Perdió un posible trofeo. El quinto lució nobleza y claridad en las embestidas, no exento de cierto temple, pero acusó su falta de fuerza. El Juli se mostró templado y medido, asentado sobre la arena, y apuntalando su débil condición, prolongando los viajes en muletazos limpios y largos. Artísticamente lo mejor de su actuación llegaría en forma de naturales lentos y suaves, una serie de cinco o seis, que encendieron el rostro del madrileño que se enfadó de verdad con el toro. Cortó una oreja.
Por Jesús Cano
…Al contrario que su compañero, El Juli si sacó partido del primero de su lote, un animal que tuvo buena condición y tomó el engaño con más claridad, sobre todo por el pitón derecho. El madrileño acabó con este segundo de una estocada casi entera, que no fue suficiente, teniendo que utilizar en una ocasión el verduguillo.
Al quinto le ha dado sitio y tiempo, lo que le ha permitido cuajar series por ambos pitones, subiendo el trasteo de tono cuando se ha echado la franela a la izquierda. De haber matado a la primera, seguro que el premio hubiese sido mayor que la oreja cortada.