Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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24/07/2004 | Valencia | El Juli, César Jiménez, Luis Bolivar | Montalvo, Valdefresno | Silencio, palmas y palmas |
VALENCIA. Sábado 24 de julio de 2004
Antológicos quites de El Juli
Feria de Julio. Más de tres cuartos de plaza. Tres toros de Montalvo y otros tres de Valdefresno.
EL JULI (de rioja y oro) SILENCIO, PALMAS Y OVACIÓN DE DESPEDIDA
CÉSAR JIMÉNEZ (de blanco y oro) OREJA Y OREJA
LUIS BOLIVAR –que tomaba la alternativa- (de rosa pálido y plata) HERIDO EN SU PRIMERO AL ENTRAR A MATAR
Una antología fueron los quites de El Juli. Nos olvidamos del dolor de cabeza que supusieron los tres toros que tuvo que lidiar: uno de Montalvo, nulo, y dos de Valdefresno, uno con calidad pero flojísimo y otro que se agarró al piso cuando comenzó a llover sobre la capital del Turia. Con los tres, Julián estuvo perfecto, sin alardes llamativos pero con una maestría y una facilidad asombrosas. Pero lo grande, lo histórico estuvo en el tercio de quites del tercer toro de la tarde y especialmente en el fascinante capote de El Juli. Ya brilló cundo entró en quites antes de doctorar al desafortunado Bolivar, que merecía mejor suerte en este día tan importante en su vida. Porque el colombiano resultó gravemente herido. En aquella intervención, El Juli se abrió por chicuelinas, tres, rematadas con una media asolerada. Después, ya en su primer toro, recibió al morlaco con lances a pies juntos majestuosos, templando cadencioso las primeras acometidas del Montalvo. Y llegó el tercero, el primero de Jiménez. Cambiado el tercio de varas acudió Julián al toro y despacito citó al toro. Se echó el capote a la espalda, a lo clásico, y dibujó tres gaoneras que dieron grandeza a esta suerte. Al ralentí y pasándoselo por la faja de tan cerca que se lo arrimaba, el quite fue sencillamente sensacional, un regalo que no tuvo precio para el aficionado. Replicó César Jiménez por faroles invertidos. Y con la invitación del joven torero entró de nuevo el maestro. En su rostro, en la mirada serena, segura y profunda de El Juli se adivinaba algo inmenso. Y dio distancia al toro. Con gran paciencia, con el capote por delante citando como si fuera a torear por chicuelinas espero la arrancada del toro. Y una vez animado el toro a iniciar su arrancada El Juli se giró repentinamente para citar de espaldas y dar un tafallera. Pero no era una tafallera tal cual, porque nuevamente se echó el capote a la espalda. Pero el toro no repitió. Y ahí se quedó el fenómeno, a metro y medio del toro, totalmente de frente, con la misma porción de capote sobresaliendo por ambos costados, como si fuera a dar una manoletina con el capote pero sin saber nadie si la iba a dar por el pitón derecho o por izquierdo. Y ahí se quedó unos segundos inmensos, donde la escena se recordará mucho tiempo: el torero totalmente entregado esperando la arrancada del toro, sin poder escaparse por ningún lado. Y una ovación repentina inspiró al público. Y por fín el toro se arrancó, y El Juli se lo pasó a milímetros de su costado derecho, terminando el lance con una caleserina. Y con el capote ya por delante el toro no se paró, y puso continuidad al anterior lance. El Juli se hincó de rodillas y dibujó un estrujante farol de hinojos. Y remató. Y la plaza hervía de clamor. Puso fin César Jiménez con una chicuelinas. Y bajo la apoteosis, ambos toreros se abrazaron. ¡Qué tercio de quites!
El Juli, ¡Qué torero!
Por Zabala de la Serna (ABC)
Jiménez intervino tres veces: por delantales, faroles invertidos y chicuelinas; El Juli, dos: por ceñidas gaoneras y en otra valentísimo, con el capote a la espalda, muy en corto, que conjuntó una espaldina previa y unas caleserinas de vértigo, alguna de rodillas. Cuando ambos matadores se estrecharon la mano la gente rugió.
Por Alfonso Sanfeliú (burladerodos)
Aunque lo bueno estaba por llegar, porque fue tras el segundo puyazo cuando surgió el recital de toreo de capa. El Juli no estaba dispuesto a dejarse ganar por Jiménez, y cuajó un quite por gaoneras lentas, ceñidas, rítmicas y asoleradas.
La réplica de este no se hizo tampoco esperar y haciendo uso de su turno, replicó a Juli con un nuevo quite por faroles donde la magia del toreo de capa se hizo presente en Valencia deteniendo el tiempo de la lidia. Un nuevo quite de Juli a invitación de Jiménez, fue el más arriesgado de cuantos se interpretaron.
Por Laura Tenorio (La Razón)
La tarde tuvo un momento álgido, de torería y competencia entre los otros dos coletas: ocurrió en el tercero, toro de César Jiménez, durante un tercio de quites en el que rivalizaron los dos diestros madrileños. Hubo faroles, gaoneras, toreo de rodillas y torero por Chicuelo. Fue bello presenciarlo, como lo fue también ver al público en pie batir palmas henchido de entusiasmo.
Foto: Alberto de Jesús