Crónicas

Crónicas de Julián López

El Juli, sensacional, abre la puerta grande de Santander

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
29/07/2004 Santander Finito de Córdoba, Miguel Abellán, El Juli El Ventorrillo Ovación tras petición y dos orejas


Galería fotográfica de mundotoro


Plaza de Cuatro Caminos. Lleno de no hay billetes. Toros de El Ventorrillo.

FINITO DE CÓRDOBA (de grana y oro) SILENCIO Y OVACIÓN
MIGUEL ABELLÁN (de marino y azabache) OREJA Y VUELTA
EL JULI (de verde y oro) GRAN OVACIÓN TRAS PETICIÓN Y DOS OREJAS

Por Juan Posada (La Razón)
El Juli, bien con el capote y en el quite. Inició su quehacer perfectamente por bajo para continuar con la izquierda, dejando la muleta muerta ante el hocico y ligar los siguientes pases. Igual con la derecha y en las dos tandas naturales siguientes. Los últimos muletazos, también zurdos, con remates improvisados, tuvieron mucha profundidad. Faena clásica, sin concesiones a la galería, sincera y maciza, que incomprensiblemente no fue premiada con la oreja por el presidente de turno. El Juli, más importante que en otras ocasiones, se mereció el trofeo, que hubiera sido justo. El toro tenía mucho que torear y más que exponer. Incomprensible.
Con el sexto, se cabreó y sacó a relucir la casta. Toreó muy bien con la izquierda y toda su labor tuvo un gran sentido torero, incluso los adornos finales. Faena de figura del toreo responsable y, lo mejor echando mano de su tremenda afición, base de su tauromaquia. Fue El Juli que convence y gusta a la masa y al aficionado. No se permitió ni un adorno que no tuviera calidad.

Por Mauricio Berhó (mundotoro)
El Juli es mucho Juli
Mucha movilidad ha tenido la corrida de El Ventorrillo. Complicado el primero, enrazados el segundo, tercero y cuarto. Un caballo bastón el quinto. Mansurrón el sexto. En Santander nos hemos encontrado con El Juli de siempre, dejando de lado cursiladas y otros tópicos periodísticos sobre los hipotéticos progresos de El Juli, que este sabe torear y es el mismo desde que lo parió su madre, reconozcamos de una vez la dimensión de este torero. Es fundamental sobre todo para el bien de la fiesta. Un barco sin capitán dificilmente mantiene su rumbo. La única diferencia entre El Juli de antes y de ahora es la misma que existe entre un cachorro gracioso y un chucho adulto. El chaval que jugaba al toro ya es un maestro consumado con pelos en la barbilla. Cada vez que sea capaz como esta tarde en Santander de envolver su impresionante tauromaquia con unas ilusiones renovadas, seguirá siendo El Juli y la fiesta lo necesita.

Galería fotográfica de mundotoro

Foto: Mauricio Berhó

Compartir en facebook Compartir en twitter