Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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18/03/2004 | Valencia | El Califa, El Juli, César Jiménez | Jandilla | Oreja y ovación |
Julián, con una tarde muy importante, cortó una oreja y perdió la segunda por el descabello
VALENCIA. Jueves 18 de marzo de 2004
Feria de Fallas. Lleno de ”No hay billetes”. Toros de Jandilla, el cuarto y el sexto como sobreros.
EL CALIFA (de blanco y oro) OREJA Y OREJA CON PETICIÓN
EL JULI (de verde esmeralda y oro) OREJA Y GRAN OVACIÓN
CÉSAR JIMÉNEZ (de rosa palo y oro) OREJA Y SILENCIO
Tras la buena tarde de ayer, El Juli ha vuelto a ofrecer una actuación muy importante. Y como ayer, el descabello le ha jugado una mala pasada. El Juli ha podido saldar las fallas con cuatro orejas, como mínimo, y en ambas corridas ha rozado la salida en hombros por la puerta grande.
En la tarde de hoy, El Juli estuvo casi perfecto con su primer toro y tremendamente valiente y comprometido con el complicadísimo quinto. Al jabonero, el primero de su lote, le cuajó unos primeros tercios soberbios, con un gran quite por parsimoniosas tafalleras en el que una navarra puso luminosidad e improvisación. Pareó muy reunido, sorteando el tornillazo que del toro dio en los dos últimos pares. Con el toro acusando un poco los tercios anteriores, El Juli, a base de colocación y aguante, extrajo naturales hondos y bellos. Cortó una muy merecida oreja.
El quinto no engañó a sus bastas hechuras y ofreció un juego muy complicado. De momento, estuvo a punto de llevarse por delante al torero en el tercio de banderillas, cuando le cortó angustiosamente el terreno. Mucho mérito el de Julián al querer complacer al público ante un toro nada propicio para banderillear. Con la muleta, El Juli se la jugó. Muy comprometido y valiente ante un toro que no humillaba, que se quedaba corto y además rebañaba. Julián tragó con la diestra y por naturales y varios sustos se sintieron durante el transcurso de la faena. Se volcó en la suerte suprema, quedó descubierto, y el toro le prendió sin mayores consecuencias que la taleguilla rota. El toro pareció no acusar el espadazo y el diestro madrileño se vio obligado a coger el descabello, y como ayer, perdió la puerta grande al fallar. Recogió una gran ovación desde el tercio tras una importantísima faena, que ponía punto y final a su paso por Valencia, un paso notable y para adelante.
Tarde magistral de El Juli. Por José Carlos Arévalo (6toros6)
Quizá tenía razón Domingo Ortega y torear sea llevar al toro por donde no quiere ir, pues eso fue lo que hizo El Juli, con una tauromaquia pasmosa, frente al lote más complicado de la tarde. Su primero, un jabonera sucio, fue templado en los dos primeros tercios, pero, muy toreado con el capote y muy corrido en banderillas, llegó remiso a la muleta. A esa falta de fuelle respondió el de Velilla arrancándole embestidas y llevándolas, ligándolas con ritmo. ¿Saben ustedes cómo? Consintiéndole mucho, colocándose siempre en el centro del peligro, manejando la pañosa con la maestría de un sabio, con pases de todas las marcas, como decían los antiguos, por redondos y naturales, con pases de la firma y de trinchera, por alto y por bajo: ayudados, molinetes, kikirikíes, circulares y hasta el abaniqueo, El Juli apuró hasta el último gramo de embestida. Y cortó una oreja ganada a ley.
Pero su labor en el quinto fue más importante. Bien lidiado y bien picado, innecesariamente banderilleado por el matador, llegó a la muleta midiendo, desparramando la vista en los cites, pidiendo posiciones muy cruzadas y reponiendo con peligro entre pase y pase. Aquella mole bien armada era un barrabás, un demonio oculto por la ciencia taurómaca del joven maestro madrileño, que no le dio tregua en su ataque. Desde el toreo por bajo, rodilla en tierra, muy largo y mandón, hasta la estocada final, contundente, algo trasera, El Juli engrandeció el toreo, lo que éste tiene de arte inteligente y de serena lucha heroica. Faena honda, a contraes tilo de la tarde, que tuvo la virtud de cambiar al público y hacer que la ovación postrera sonara a tarde grande, a plaza seria. Yo me descubro ante este figurón histórico del toreo.
Por Carlos Bueno (Burladerodos)
“Muy activo con el capote; chicuelinas al paso para llevar al toro al caballo y un quite por tafalleras, todo muy quieto y ajustado; y con las banderillas más reunido. Con la muleta sacó su raza más genuina, sobre todo ante el quinto, el otro toro complicado de la corrida, que se quedaba corto y pegaba tornillazos. No se dio por vencido el madrileño jamás, que, muy centrado con él y exhibiendo su cara valiente, le ganó la pelea. Lástima que después de tirarse a matar o morir, la estocada cayera trasera y necesitase tres descabellos para finiquitarlo.”
Por Juan Posada (La Razón)
“El Juli tragó con el capote en su primero, al que, tras un buen quite, banderilleó cumplidamente. Con un toro brusco, presentó mucha firmeza y, situó la muleta adelantada en los naturales, lo embebió y lo llevó muy largo en dos tandas zurdas rematadas con excelentes pases de pecho. Fue otro torero distinto: fue El Juli. En definitiva, faena muy técnica, valerosa, siempre en el sitio y realizando las cosas como mandan los cánones. El público, un tanto frío, posiblemente como castigo por lo del día anterior, tardó en entrar, pero lo hizo y bien.
Lidió perfecto al quinto. Con las banderillas, bastante más arriesgado. Muy dispuesto y con soltura, inició la faena con la diestra bien situado y adelantando el engaño. Le buscó el pitón contrario tras cada pase y se acercó a su excelente postura de otros años. Gran labor, inteligentemente ajustada a las condiciones del toro, con mucho sentido torero y tranquilidad. El Juli encontró su sitio y el público así lo entendió.”
Foto: Mauricio Berhó (El Juli con la oreja de su primer toro)