Crónicas

Crónicas de Julián López

Logroño: Encierro muy flojo y descastado impide triunfo

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
25/09/2003 Logroño El Califa, El Juli, Antonio Barrera San Martín Silencio y silencio


LOGROÑO. Jueves 25 de septiembre de 2003


Plaza de La Ribera. Algo más de tres cuartos. Cuatro toros de San Martín y dos de La Quinta (segundo y cuarto) de muy deslucido comportamiento por flojísimos y descastados.

MIGUEL ABELLÁN -de marino y azabache-(Silencio en ambos)
EL JULI -de burdeos y oro-(Silencio en ambos)
ANTONIO BARRERA -de celeste y oro-(Silencio en ambos)

Nada se pudo hacer ante tal material. Tampoco el maestro El Juli que se estrelló ante un lote infumable, uno por extremadamente flojo y descastado y el otro por mansón e igual de deslucido. Con ambos lo intentó El Juli, sobre todo con el quinto. Pero cualquier atisbo de lucimiento chocaba con el material que tuvo en frente.
Igualmente chocaron con los toros Abellán (que sustituía a El Califa) y Barrera, y nada pudieron hacer.


Por Iñigo Crespo

El Juli nada pudo lucir con el flojo segundo de La Quinta y realizó una faena muy vistosa y muy responsable frente a un quinto que tuvo cierta nobleza pero sin ninguna clase y nula condición. El Juli lo banderilleó bien y realizó una faena ligada y dispuesta que tuvo el mérito de tirar mucho de el toro hacia adelante. Falló con los aceros y el público tampoco valoró el trasteo.


Por EFE

El Juli, sin más probaturas, le enjaretó un par de tandas por el pitón izquierdo que parecían impensables. Pero hasta ahí, pues a la disposición del torero respondió el toro negándose en redondo.
El quinto, otro manso redomado, al menos se movió lo suficiente para poder ponerle tres discretos pares de banderillas, el mejor, el último por dentro. En la muleta aguantó los primeros compases antes de "rajarse" también del todo.


Por CRV

El trastorno puede explicar que pasara desapercibida la lidia de El Juli al quinto, un toro mansote, que apenas le partieron la piel en dos varas y con el toro saliendo suelto. No fue bueno el tercio de banderillas, mejorado con un par por los adentros. Pero, sin probaturas, el torero se lo llevó al centro del ruedo y allí le tapó querencias, soportó dudas y reservas y llegó a correrle la mano por el pitón derecho.
Cuando busco las tablas con descaro, volvió a sacarlo afuera para robarle los medios pases que tenía, tapándole mucho la cara entre pase y pase para que no viera escape alguno. Un pinchazo hondo en todo lo alto y dos descabellos dieron paso a un silencio injustificado.


Foto: Mauricio Berho

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