Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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09/09/2002 | Salamanca | Ponce, El Juli, Javier Valverde | Hmnos G. Jiménez | Oreja y silencio |
SALAMANCA. Lunes 9 de septiembre de 2002
Plaza de toros de La Glorieta. Segunda de feria. Lleno total. Toros de García Jiménez.
ENRIQUE PONCE (de verde hoja y oro) PALMAS Y SILENCIO
EL JULI (de nazareno y oro) OREJA Y SILENCIO
JAVIER VALVERDE (de verde botella y oro) OVACIÓN Y DOS OREJAS
Para ver la primera gran noticia de la tarde había que echar un vistazo al graderío para ver el gran lleno que acogía La Glorieta. Después una descastada corrida de García Jiménez, estuvo a punto de echar la corrida por tierra.
El Juli se abrió de capa, valiente, en su primero. Un animal de brutota embestida aunque de noble comportamiento. Realizó un quite por chicuelitas para, a continuación, dejar tres magníficos pares de banderillas. Con la muleta, y bajo el denominador comun de la maestría, dibujó una obra técnicamente perfecta pero sin el eco deseado por la escasita transmisión de su antagonista. Todo lo hizo bien y medido el tiempo que Julián pasó delante del toro, muy cerca de él en los últimos retazos. Gustó de ligar el último muletazo con el de pecho sin enmendar terreno y eso caldeó mas el ambiente. Estoconazo hasta la bola y Julián consigue pasear una bien ganada y arrancada oreja.
Al quinto, un toro con calidad, lo toreó bien de capa. Viendo el buen tono del astado El Juli decidió no exprimirlo mas por lo que no quiso que le castigaran mucho en el caballo ni realizarle un quite.
Tras un extraordinario par de poder a poder, el toro resbaló y se destrozó. Costó trabajo levantarlo y cuando se logró se apreció el daño que se había echo. Ahí se adivinó que la faena no podía tener la recompensa de orejas, pero que pudimos ver de nuevo al maestro El Juli en maestro. Como en un tentadero toreó para él, logrando que el toro no claudicara una solo vez dándose el gustazo de saborear algún muletazo despacito. Claro que aquello no podía tener repercusión triunfal, pero la faena se siguió placenteramente por los aficionados.
Ponce abrevió con el cuarto, y Javier Valverde se alzó triunfador tras desorejar al sexto, un típico manso que rompe en la muleta gracias, sobre todo, a la disposición del torero.