Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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07/09/2002 | Ronda | Curro Vázquez, Rivera Ordóñez, El Juli | D. Hernández | Ovación tras petición y dos orejas |
RONDA (Málaga). Sábado 7 de septiembre de 2002
Plaza de toros de Ronda. Corrida Goyesca. Lleno de ”No hay billetes”. Toros de Garcigrande.
CURRO VAZQUEZ (de nazareno con bordado en azabache) PITOS Y PALMAS
RIVERA ORDÓÑEZ (de salmón con bordado en azabache) OVACIÓN TRAS LEVE PETICIÓN Y DOS OREJAS
EL JULI (de blanco con bordado en azabache) OVACIÓN TRAS PETICIÓN Y DOS OREJAS
Ronda puede presumir de tener una de las plazas de toros con mas sabor del planeta taurino. La imagen de los toreros vistiendo ternos goyescos, llegando a la plaza en calesas y saludando a la multitud que se agolpa por las estrechas calles, resulta fascinante.
Además es, junto a las corridas del Domingo de Resurrección en Sevilla, la de Beneficencia de Madrid y la del aniversario de la Plaza México, la corrida más importante del año.
Julián llegó entusiasmado a hacer su presentación en el coso malagueño. Luciendo un precioso terno, El Juli venía como en las grandes ocasiones. Es decir, que ya podría salir el toro que fuera por chiqueros que él lo iba a bordar.
Efectivamente, al torero madrileño le tocó en suerte los dos peores toros del encierro de Garcigrande. Su primero tuvo los peores condicionantes para conseguir el éxito. Hasta burriciego fue. Los extraños que le hizo al torero con el capote sirvieron para que Julián lanceara solo por el pitón izquierdo, cuestión que realizó de manera inspiradísima hasta que nuevamente se le coló angustiosamente. Formó un alborotó con los palos. Además del defecto de vista del animal, sobresalió su increíble mansedumbre, sobre todo cuando se dio cuenta que delante de él había un maestro que no le permitía hacer lo que tenía en mente. Con una inteligencia y una maestría desbordante, El Juli sujetó al animal para enjaretarle tremendos, por su belleza, naturales, destacando los que ejecutaba aprovechando las querencias del toro. Un torero no puede mostrarse mas por encima de su antagonista. Con el toro pegando los cuartos traseros en tablas dejó la estocada, que aunque arriba no quedó bien colocada. Quizá eso influyó en el ánimo del presidente en no conceder la oreja, pero si se mide al torero por el material que tiene enfrente, la concesión de la oreja no debió ofrecer duda alguna.
Ya el sexto comenzó de salida mostrando una desesperante mansedumbre además de unas maliciosas intenciones. Pero que poco importó eso a Julián, que como decíamos al principio, esta tarde le daba igual lo que saliera de toriles. Por eso dibujó lances extraordinarios, aunque el animal pasara de rematar su embestida. Y por eso le enjaretó un quite por gaoneras sensacional. Invitó a banderillear a Rivera y, nuevamente, la plaza se puso en pie.
Con una tranquilidad pasmosa, el torero de Madrid, marchó a los medios. Y allí le robó derechazos y naturales de precioso y largo trazo. Ya le empezaba a avisar el de Garcigrande de los extraños que hacía propiciados en sus embestidas a contraquerencia. En un muletazo, Julián ya no pudo taparle más defectos al bruto, y se le coló, propinándole una tremenda voltereta de la que milagrosamente salió ileso.
Más crecido que nunca, el fenómeno, le arrancó una tanda inmensa por el lado derecho. Y cuando el toro se sintió derrotado, El Juli le robó un molinete de rodillas en terrenos de tablas y un fenomenal pase de pecho. La plaza estaba totalmente entregado a la obra del torero. El remate consistió en un volapié para enmarcar de tan perfecto que fue. Dos orejas y salida en hombros por una puerta grande cuajada de gente y de sabor.
Curro Vázquez tuvo un lote que le dejó estar. Detalles de gusto pero que no tuvieron remate con la espada.
Rivera muy arropado por su público tuvo una feliz tarde. Al quinto le instrumentó una faena templada ante un buen toro, al igual que su primero.
Por cierto, que en este quinto, Francisco pidió las banderillas para compartir tercio con El Juli y...Curro Vázquez, que sorprendentemente, y en un gran detalle, se animó a aceptar. No tuvo mucha suerte, incluso recibió un susto, pero la intención en su caso es lo que vale. Rivera quebró espectacularmente en los medios y aunque no resultó un par redondo se le ovacionó justamente. El Juli, maestro también de este tercio con unos mil astados banderilleados, no tuvo problemas para dejar un par perfecto de ejecución y colocación.