Cumbre de El Juli que indulta al toro “Ordenado” de Sánchez Arjona
Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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28/08/2002 | Linares | Finito de Córdoba, Rivera Ordóñez, El Juli | Sánchez Arjona , Victoriano del Río | Dos orejas y rabo simbólicas y oreja con petición |
Linares (Jaén). Miércoles 28 de agosto de 2002
Plaza de toros de Linares. Casi lleno. Cuatro toros de Victoriano del Río (1º, 2º, 5º y 6º), y dos de Sánchez Arjona. El tercero de nombre “Ordenado” marcado con el número 15 y de 512 kilos, fue indultado.
Finito de Córdoba (de verde botella y oro) oreja y silencio; Rivera Ordóñez (de verde botella y oro) ovación y dos orejas; y El Juli (de azul rey y oro) dos orejas y rabo simbólicos y oreja con petición de la segunda
“Gloria a Manolete. Viva El Juli”. Este grito lanzado desde la grada rompió el minuto de silencio en recuerdo del 54 aniversario de la muerte del monstruo de Córdoba en la plaza de toros de Linares. Viva El Juli, que además de la llevar la misma cicatriz en la cara que el figurón de mediados de siglo, ha heredado el trono, con varios toreros entre ambos, de figura histórica.
Momentos más tarde comenzaron treinta minutos de actuación torera sublime.
Veámoslo así: Con un toro de la calidad, la duración y la casta que mostró “Ordenado”, nadie, pero nadie, torea mejor que Julián López “El Juli”.
Los lances con los que El Juli recibió al mencionado toro fueron toda una antología del mejor toreo a la verónica. El toreo de capa soñado. Embarcando al toro, con los riñones encajados, desde muy adelante, y recrearse en la embestida con el mentón hincado en el pecho, metiendo la cintura y girándola con misma velocidad que llevaba el toro en el trance. Las muñecas rotas, con el juego idóneo para despedir al animal hasta el final, y dejándolo en el sitio perfecto para ligar la siguiente sin enmendarse. Pero... ¿Y las medias?. No se puede dibujar el remate a un ramillete de lances de tanta dimensión de mejor manera. Con dos o tres echándose todo el toro por delante, metido totalmente en la capa y rompiéndose la cintura para desgarrar las gargantas de los aficionados. Memorable.
Igualó la calidad de los lances de inicio con los ejecutados en el quite, en el que nuevamente brilló la personalísima media.
Armó un alboroto con las banderillas, con un excepcional par de poder a poder. Otro de esos hitos artísticos en los que se esta haciendo especialista.
Con preciosos a la vez que poderosos doblones por bajo comenzó la obra. No podía ser de otra manera. Las encastadas acometidas de “Ordenadas” tenían que tener un mando claro desde un principio.
Y ya, en la primera tanda derechista, la muleta barrió la arena para torear en mayúsculas. Con una hondura y una profundidad que pocas veces vemos. Cuando Julián se llevó la franela a la zurda la plaza crujió de verdad. Con oles de verdad porque salían solos. Decían que así toreaba “Silverio Pérez”, que destrozaba las gargantas de sus paisanos mexicanos con la desgarrada profundidad y largura de sus muletazos. Yo no vi torear al “Faraón de Texcoco”, pero si me pude hacer hoy una idea de cómo dicen que era viendo torear a El Juli con hondura extrema, en muletazos largos como ríos y sin descanso entre uno y otro.
Y si la largura y hondura del toreo de Julián me recordó a lo que he leído sobre la figura mexicana, con el relajo, la belleza, el desmayo y la cadencia no pude encontrar una referencia cercana. Era algo insólito, bello, que surgió de dentro; aquello rebosaba torería por todos lados.
Sí me acordé de Curro Rivera y de Julio Robles cuando El Juli ligó cuatro circulares de 360º grados sin enmendarse aumentando, si cabía más, el alboroto en la grada.
De nuevo la figura majestuosa del torero dibujaba remates inspiradísimos como pases del desdén, cambios de mano y recortes... Aunque por encima de todo destacaron los pases de pecho. Monumentales y de perfección inusitada.
Tras unos torerísimos doblones por bajo para cerrar faena, comenzó la petición de indulto. Tras otras tandas de derechazos y naturales para convencer al presidente, por fin se sacó el pañuelo naranja tras un cuarto de hora de éxtasis torera.
Dos orejas y rabo simbólicas para el torero y vuelta apoteósica junto al hijo del ganadero. La mejor faena del torero de la temporada y una de las que quedarán en el cuadro de honor en el 2002.
A mi entender lo mejor estaba por llegar. Justamente una hora después cuando El Juli cerró a su último toro con unos ayudados por alto y por bajo. De lo más bello que se haya podido ver en ésta plaza.
¿Pero que pasó anteriormente? Que El Juli paró los pies para recibir al de Victoriano del Río con mecidas y ceñidas verónicas. Nuevamente las soberbias medias verónicas, tres en este caso, iluminaron el coso jienense. Tras realizar un quite por caleserinas, El Juli volvió a clavar tres magníficos pares, destacando nuevamente el tercero, esta vez por los adentros.
El toro no parecía fácil, es más, aunque encastado, el animal gustaba de acortar sus embestidas. Pero por ahí andaba un torero pletórico, que poco a poco lo fue rompiendo “palante”. Una vez metido totalmente en la muleta, El Juli volvió a bordar el toreo. Otra vez los muletazos largos, hondos, de muleta arrastrada por la arena, volvieron a poner aquello boca abajo. Y, otra vez, los pases de pecho llegaron a unas cimas artísticas increíbles. Tras los mencionados ayudados todo parecía presagiar que El Juli podía cortar otro rabo, esta vez del mismo toro que iba a estoquear, pero la espada le falló al maestro del foro dejando sólo una media trasera.
Hito histórico, sin duda, el protagonizado esta tarde por un auténtico “crack” del toreo.
Finito cortó una oreja a su primero, un toro flojito pero que se dejó. El cuarto sacó muchas complicaciones. Con él, Juan serrano abrevió.
Rivera Ordóñez que muy poco pudo hacer con el difícil y debilucho segundo toro, sí pudo mostrar su tauromaquia con el quito, un gran toro de Victoriano del Río. Tras una estocada entregándose logró cortar las dos orejas.