Crónicas

Crónicas de Julián López

EL JULI, PLETÓRICO, ABRE LA PUERTA GRANDE DE PAMPLONA POR CUARTA OCASIÓN CONSECUTIVA

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
11/07/2002 Pamplona Zotoluco, E. Mora, El Juli Jandilla Oreja con petición y oreja

Galería fotográfica de mundotoro con el triunfo de El Juli en Pamplona el 11 de julio de 2002

PAMPLONA, Jueves 11 de julio de 2002.

Julián López “El Juli” obtuvo ayer un éxito apoteósico en Pamplona, en su feria del toro. Tal y como ocurriera el pasado año, El Juli ha saldado su paso por el coso de la Misericordia con cinco orejas y dos salidas en hombros en las dos tardes en las que participó. Convertido en el gran ídolo de la afición pamplonica El Juli es más que firme candidato a proclamarse de nuevo triunfador de los Sanfermines 2002.

Con el cartel de “no hay billetes” se ha lidiado una buena corrida de Jandilla, destacando los excelentes astados lidiados en primer y cuarto lugar.

ZOTOLUCO (de celeste y oro) OREJA Y PALMAS
EUGENIO DE MORA (de azul pavo y oro) SILENCIO Y SILENCIO
EL JULI (de blanco y oro) OREJA CON PETICIÓN Y OREJA CON PETICIÓN

El Juli salió en hombros.

RESUMEN DE PRENSA

(LA RAZÓN) Culminación de El Juli, que bordó el toreo en el ruedo de Pamplona. Juan POSADA.

Los Jandillas, bravos y nobles, tuvieron mucho que torear. Pero lo que se dice torear, torear, sólo lo consiguió El Juli. Porque ese arte no sólo consiste en dar pases, también en pensar cómo, cuándo y de qué manera. El Juli los ejecutó tras haberlos concebido con el cerebro y ejecutados con el corazón. Cuando salen toros así, tan bravos y nobles, sólo un torero que entienda y sienta el arte de torear les puede dar réplica. Ayer, a pesar de cortar menos orejas, el madrileño culminó una de sus mejores actuaciones toreras.
El Juli tuvo la suerte, dificultad para algunos, de que le tocara un primer toro bravo y codicioso con el que se entendió desde los inicios, por trincheras y siempre con el paso presto hacia delante. Ya en el centro, por naturales, bien pero sin llegar a acoplarse totalmente. Con la derecha, adelantando mucho la muleta, y manteniéndola durante la trayectoria a más de treinta centímetros de los pitones, única manera de embelesar a los bravos, pero con el peligro de ofrecerle más campo visual. Es decir, pasárselo a placer por los muslos.
Técnica y conocimiento
Igual técnica con la izquierda y conocimiento en la tercera tanda, en la que acortó distancia porque el toro así lo requería. Los últimos naturales, lentos y sacándose de dentro el regusto. Luego, los adornos y la estocada, dando la cara. Faena técnicamente perfecta, muy dosificada y midiendo el espacio.
Al sexto le realizó una labor de distancias y manteniendo siempre el engaño en el lugar preciso, donde los toros no tienen más remedio que acometer. Se superó en algunos momentos, gustándose y mostrando lo que todavía puede llegar en futuros confrontamientos. El Juli dio un paso adelante en su carrera, pero en su interior, en lo íntimo. Pudo ser el principio de una nueva etapa. La estocada final, a ley.


(ABC) Otra vez se impuso la privilegiada cabeza de El Juli, ZABALA DE LA SERNA.

A Juli todo le vale, a cualquier toro le saca partido. Mientras la Feria se nos va con muchas orejas y poco en la memoria del paladar, El Juli salía otra vez a hombros por segundo día consecutivo. En dos tardes ha exprimido sus opciones hasta la cáscara. Esos mismos lotes habría que verlos en otras manos. Si el toro se para, se arrima; si se raja, le concede el sitio oportuno; si no se entrega, lo soba; si se viene abajo, lo anima.

En concreto, ayer supo magrear con la muleta durante una faena larga a un enemigo pegajoso, gazapón a veces, noble pero sin chicha ni limoná. Sobre la mano izquierda insistió e insistió, hasta que acabó prolongando los viajes, dominador de la situación. Sacó agua de un pozo semiseco, alegró el cotarro de rodillas y de nuevo no falló con la tizona.
Contuvo el inicio de faena las mayores dosis de calidad de su bagaje pamplonica: a unos cuantos estatuarios les siguieron muletazos de sentida ejecución, a media altura y por bajo. El jandilla, de recogida cara y cobardón, se confió en las manos de Juli, que no lo atosigó nunca, que le concedió su desahogo para que no terminara de rajarse.

Cuando lo hizo, lo condujo a favor de querencia, para cerrarlo ya en la raya y prepararlo para el espadazo final, en el mismísimo hoyo de las agujas. Sólo una ligera travesía provocó la necesidad de descabellar, cosa que logró de un único golpe de verduguillo. Aseguró la puerta grande, que era lo que persiguió desde que pisó la arena.


(MICANOA.COM) EL JULI RETOMA EL CETRO DEL TOREO. José Antonio del Moral.

Volvió a salir a hombros tras una gran faena premiada con una sola oreja.
Triunfador indiscutible de la feria, El Juli remachó este jueves el clavo de su también redonda aunque más amable tarde anterior con una actuación pletórica de sitio, facultades, resolutiva hasta decir basta e inspirada en su segunda faena, la más grande con mucho de cuantas hasta ahora llevamos vistas en estos Sanfermines.

Empiezo por ella porque a más de hermosa y templadísima la creó frente a un animal noble pero distraído, remiso y enseguida rajado, por lo que primero hubo que fijarlo, lo que logró el torero con la mano derecha y por trincheras de cartel seguidas de toreo al natural, teniendo El Juli que tirar del toro y conducirlo con mimo hasta cuajar sensacionales muletazos que no pudo coser en varias series, pero sí en el tramo final por ambos pitones, terminando con ayudados por bajo al paso y adornos de ley.

La soberbia estocada necesitó del descabello y, una vez doblar el bicho, teñir la plaza de pañuelos blancos y rojos en medio del delirio. Inexplicablemente, la presidencia sólo concedió una oreja en flagrante contradicción con lo que venía haciendo el palco. Pero esto es lo de menos. Lo trascendente es que El Juli había dado una tarde completa en los tres tercios con sus dos toros porque si en ambos se lució con el capote en los recibos, en preciosos quites y en banderillas que prodigó con enorme facilidad, también con el primero llevó a cabo una faena en la que tardó en acertar con las distancias que el toro pedía sin perder la paciencia hasta encontrar la corta idónea, logrando una sensacional segunda parte del trasteo que convenció a todos.

La oreja fue justa y sigo sin explicarme cómo su bastante mejor faena al sexto no fue premiada como mereció. No obstante, El Juli se sentó en su trono y retomó el cetro del toreo que últimamente había abandonado por varias razones de inoportuna obcecación o de inconvenientes estrategias. En la situación de soledad profesional que se encontraba, El Juli ha dado la cara y, superándose a sí mismo, ha vuelto a ser el gran El Juli que necesita la fiesta más que nunca.

Compartir en facebook Compartir en twitter