EL JULI REPITE TRIUNFO GRANDE EN LA MÉXICO SALIENDO EN HOMBROS

MÉXICO D.F. Domingo 27 de enero de 2002

El diestro madrileño cortó una oreja en su primero y perdió dos más en su segundo dando una apoteósica vuelta al ruedo

A pesar de cortar un trofeo El Juli salió triunfalmente a hombros junto a Zotoluco y Garibay que cortaron dos orejas

MÉXICO D.F. Domingo 27 de enero de 2002

Julián López "El Juli" ha vuelto a triunfar en la Monumental de México. Tras el apoteósico éxito del pasado 13 de enero, Julián ha repetido triunfo en su segunda comparecencia de la temporada.
Cortó una oreja de su primero tras una faena de clase y conocimientos y se pudo llevar otras dos orejas del sexto de la tarde de haber acertado con la espada después de una faena intensa y profunda, acercándose a escasísimos centímetros de los pitones del astado.
A pesar de los pinchazos hubo incluso petición de oreja y una vuelta al ruedo al clamor del torero-torero.

Con una magnífica entrada (lleno en los numerados y media en la gradería superior) de más de 30 mil espectadores, se ha lidiado un toro para rejones de RANCHO GRANDE y una corrida con el hierro de FERNANDO DE LA MORA.

El rejoneador LUIS CARREDANO (Pitos)
EL ZOTOLUCO (ovación y dos orejas)
El JULI (oreja y vuelta tras petición)
IGNACIO GARIBAY (palmas y dos orejas)

Carredano no estuvo afortunado con su toro de Rancho Grande por lo que escuchó pitos.
Zotoluco estropeó con la espada su buena labor ante su primero. Con su segundo realizó otra voluntariosa faena y cortó las dos orejas aunque fueron protestadas por el público.
Garibay fue volteado al recibir en la puerta de chiqueros al último de la tarde. Venía a por todas Ignacio tras el triunfo de sus compañeros y su entrega valieron las dos orejas.
Julián López "El Juli" bordó el toreo en su primero ante un toro mansito pero noblón. Con unos conocimientos impresionantes y una clase exquisita el torero de Madrid cuajó una faena realmente espléndida. Mató de una gran estocada logrando cortar la primera oreja de la tarde.
Variado con el capote se mostró el joven maestro ante un toro que no pereció en un principio tener muchas condiciones para el lucimiento. Pero allí estuvo El Juli para meter en la canasta al astado hasta formarle un lío. Muy cerquita de los pitones fue alargando prodigiosamente los muletazos, adornando la faena con circulares acogidos con clamor. Con el entendido público del coso de Insurgentes a la fantástica labor, Julián montó la espada pinchando en dos ocasiones. A pesar de ello hubo petición de oreja, y al clamor del "torero-torero" recorrió el amplio anillo en una vuelta al ruedo.
Y a hombros se lo llevaron, pues aunque sólo cortó una oreja, sus faenas siempre se vieron dominadas por la grandeza, que como suele pasar, resulta más importante que las orejas.
Zotoluco, Julián y Garibay abrieron la puerta grande en otra tarde para guardar.