EL JULI OFRECE UNA LECCION DE CONOCIMIENTOS EN VERACRUZ
Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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12/01/2002 | Veracruz | Manolo Mejía, Rafael Ortega, El Juli | Montecristo | Oreja y palmas |
VERACRUZ (México). Sábado 12 de enero de 2002
Julián cortó una oreja y hasta tres más pudo llevarse
La plaza situada en el interior del World Trade Center de Veracruz registró un lleno absoluto ante la presencia de la primera figura mundial.
Se lidiaron 6 toros con el hierro de Montecristo. Con la notable excepción del buen toro quinto premiado con la vuelta al ruedo, el resto fue un dechado de mansedumbre y pésima condición.
MANOLO MEJÍA (de marino y oro) OREJA Y PALMAS
RAFAEL ORTEGA (de grana y oro) DOS OREJAS Y DOS OREJAS Y RABO
EL JULI (de rioja y oro) OREJA Y PALMAS
El maestro de Madrid Julián López "El Juli" ha dado esta tarde una clase practica de conocimientos y maestria ante dos toros desbordantes de mansedumbres. Sendas obras fueron degustadas por los aficionados más distinguidos que asombraron ante tal número de virtudes.
A su primero, un toro descaradamente manso y deslucido, le sacó muletazos imposibles. Lo que no tenía Julián se lo inventó, y trazó derechazos largos y hondos. Con el toque en el momento justo y alargando la embestida la labor de El Juli fue ganando en mérito e importancia. Ni un alarde para la galería todo fue autenticidad y jerarquía. Estoqueó al segundo intento y perdió la segunda oreja.
Ante el sexto, otro animal feo y sin positiva condición, el madrileño fue, gradualmente, elevando el tono de la lidia. Banderilleó sin alharacas pero con precisión y ajuste. Y con la franela pasó una cosa similar que en su primero, pues sacó muletazos que en un principio se pensaban efímeros gracias a un derroche de conocimientos, transmitidos a través de las distancias, la colocación y sobre todos de los precisos toques con la muleta. Así lograba evitar los innumerables cabezazos que por ahí lanzaba el de Montecristo. De nuevo perdió las orejas con dos pinchazos, uno con la espada y otro con el descabello, aunque el buen sabor que dejó entre los aficionados quedó inalterable.
Con mucha motivación vino Rafael Ortega que propinó una espectacular larga cambiada a su primero amenos de tres metros de toriles. Luego todo fueron ganas en el tercio de banderillas ante un animal de pésima condición que no le permitió pegar ni un solo muletazo a gusto. El entusiasmo del público y la gran estocada recetada por Ortega propició el doble premio.
Ante el quinto, el mejor abismalmente de la tarde, el mexicano se gustó en varios pasajes y puso al gentío de su parte con toreo alegre en pases de rodillas, desplantes y adornos. Recetó otra entregada estocada, aunque delantera, y cayó el rabo.
Al igual que El Juli Manolo Mejia contó con un lote infumable. Con su primero pudo al menos dejar constancia de su disposición, pero ante el cuarto todo atisbo de lucimiento resultaba quimérico.