El Juli sale a hombros en Illumbe
Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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01/04/2001 | San Sebastián | Enrique Ponce, El Juli, Javier Castaño | Santiago Domecq | Ovación y dos orejas |
Logroño. Domingo 1 de abril de 2001.
Con una entrada de más de tres cuartos, se ha lidiado una corrida de Santiago Domecq y uno más de Ana María Bohórquez que salió como reserva cerrando plaza. Serios y con cuajo. Por lo general nobles y colaboradores, aunque escasos de fuerzas.
Enrique Ponce (de perla y oro) oreja, ovación y palmas; El Juli (de rioja y oro) ovación y dos orejas; y Javier Castaño (de blanco y plata) que tomaba la alternativa, ovación en el único que estoqueó
Cuestión de argumentos para una figura de época
A un inmenso sentido de la lidia, se le suman una capacidad y unos argumentos, que han servido, una vez más, para ver salir a El Juli en hombros de una plaza de toros, en esta ocasión de primera.
Julián sigue creciendo, aún más, como torero. Con argumentos, las razones cabalísticas que sirven para mostrar los porques de una figura de época, El Juli ha triunfado hoy en San Sebastián.
Por lo metido que está en todos los aspectos de la lidia, -la de sus toros y la de los de otros- por estar pendiente, incluso en los días precedentes, del novillero que hoy se doctoraba y por un afán de superación en todos los aspectos, El Juli se distingue, aupándose a la cabeza de la torería en este inicio de temporada.
Se doctoraba el salmantino Javier Castaño, que vio como el toro titular era devuelto por flojo. El reserva, también del mismo hierro, no permitió facilidades al estrenado matador. Dos tremendas volteretas echaron al traste las ilusiones de Javier, que salió herido en la primera de ellas. Una cornada leve en la axila, más varetazos y sobre todo por la tremenda paliza que llevaba, impidieron que saliese en el sexto. Mejor suerte merece este magnífico diestro.
Ponce mantuvo a base de temple y paciencia a un toro que acusó flojedad en los tercios anteriores. Sobre todo, el animal acusó la flojedad tras emplearse bravamente en caballo. El diestro valenciano dibujó excelentes naturales que, al ser culminados con la certera estocada, sirvieron para pasear la primera oreja de la tarde.
Mucho optimismo se palpaba en la plaza al vislumbrar las excelentes cualidades del jabonero que hizo cuarto. Luego todo se enfrió sobre todo por la embestida sosa del animal, casi siempre sin humillar. Con el sexto, un toro bajo de hechuras que también claudicaba en cuanto se le obligaba, Ponce puso voluntad para intentar salir de Illumbe con más trofeos.
El Juli presentó su tarjeta de vista con un despacioso quite por navarras. A su primero lo recibió con una larga cambiada continuadas con lances a pies juntos. El astado presentaba buenas condiciones pero también empezaba a acusar una leve flojedad por la cual prácticamente no fue picado. Tras el quite por caleserinas, El Juli banderilleó para posteriormente juguetear con el toro a la salida de cada par. Cuando Julián se preparaba para trenzar la primera tanda de muleta, el toro se lastimó una pezuña al apoyar mal la pata izquierda. Con el lógico disgusto del torero hubo que abreviar, cuestión que realizó de manera magnífica.
Todo quedaba para el quinto. "Víbora", que así se llamaba el animal, permitió el lucimiento del madrileño en el saludo a la verónica. Tras el primer encuentro con el caballo, El Juli se fue a los medios para, con un ejercicio de sincronización, dibujar tres lopecinas rematadas con una larga que caldearon los tendidos. Tras banderillear por ambos lados, brindó la faena a los compañeros heridos, de ayer y hoy, en ésta plaza; Juan José Padilla y Javier Castaño. La calidad del toro peligraba por su flojedad. Pero ahí estaba El Juli para, poco a poco, moldear la embestida. Tras dos tandas relajadas fue bajando la mano hasta plasmar muletazos hondos y largos. Conseguido el afianzamiento del astado, El Juli pudo disfrutar con un toreo parsimonioso y templado. Y para poner variedad, sorprendía con un afarolado, un molinete, una vitolina y hasta con una capetillina ceñidísima. Una placentera tanda de naturales a pies juntos sin sacar prácticamente el brazo, antecedió a unas impresionantes manoletinas de rodillas. Era increíble ver a El Juli con el rostro embadurnado con la sangre del toro tras ajustarse de sobremanera en esas manoletinas. Con una media arriba y un descabello, El Juli paseó las dos orejas que confirman el excelente momento por el que atraviesa este joven maestro.