Crónicas

Crónicas de Julián López

EL JULI, EL NUEVO ÍDOLO DE LOS SAN FERMINES

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
12/07/2000 Pamplona Caballero, Dávila Miura, El Juli Núñez del Cuvillo Ovación y oreja

PAMPLONA. Miércoles 12 de Julio de 2000

EL JULI, SE METIÓ A PAMPLONA EN EL BOLSILLO

Por Enmanuel de Marichalar (Diario de Noticias de Navarra)

Poco faltó para que El Juli abriera en su presentación en esta ciudad por primera vez en esta feria del toro la puerta gran de del coso de la Misericordia de Pamplona, pero la espada, la que da y quita, le privó de tal placer. Tal vez mañana si encuentre la suerte.
Con el cartel de NO HAY BILLETES en la sexta corrida de abono de la feria de San Fermín, donde se lidió una complicada corrida de Núñez del Cuvillo, que desarrolló peligro y complicó el triunfo de los matadores.

MANUEL CABALLERO (blanco y oro) SILENCIO EN AMBOS
DÁVILA MIURA (tabaco y oro) OVACIÓN EN AMBOS
EL JULI (perla y oro) OVACIÓN Y OREJA

El albaceteño Caballero no quiso complicarse la vida en ninguno de sus dos toros, ambos con peligro y siempre buscando coger al torero, los lidió rápidos y mató con eficacia. En el primer toro resultó corneado Juan Pedro Alcantud al colocar las banderillas.

Dávila Miura se mostró muy valiente toda la tarde, derrochando valor y jugándose el tipo en cada pase, asustando al personal, pero la espada le privó de haber tocado pelo.

El Juli, se topó con un primer toro de casi 600 Kg. Y aparatoso de cuerna, pero muy despistado, flojo y sin fijeza Tras un quite por Navarras efectuó un apasionante tercio de banderillas que animó a las peñas a su favor, y que se llevó a su terreno nada más comenzar la faena de muleta, que inició de rodillas al tercio. Siguió robándole pases hasta llegar a arrimarse lo indecible hasta el punto que logró acallar a las ruidosas peñas. Cuando todo tenía vistas de cortar las dos orejas le fallaron los aceros y todo quedó en una gran ovación. Con el sexto, despistado, manso y con peligro, lo recibió de tres largas cambiadas de rodilla. De nuevo la armó en banderillas y comenzó la faena de muleta sentado en el estribo. Le robó los pases a base de frenarlo y taparle la salida, arriesgando y exponiendo hasta meter a la plaza de lleno en la faena. Le ganó un buen estoconazo y cobró el único trofeo de la tarde.


"Juli, Juli". Por Joaquín Vidal (EL PAÍS)

Juli-Juli: ¿Había tenido antes alguien semejante ocurrencia? Pues esa nueva voz que va a enriquecer la jerga taurómaca se les vino a la mente a los mozos de las peñas pamplonesas para corear las apoteósicas intervenciones de El Juli Julijuli, plas-plas, julijuli, plas-plas, tronaban los tendidos de sol proclamando al orbe (o por lo menos a todo el orbe que hay de aquí a Tafalla) que El Juli es un tío legal, un fenómeno de la naturaleza. Por Vicente Zabala de la Serna ABC En esta fecha triste... se esperaba la presentación de El Juli en Pamplona como un acontecimiento. Sus posibilidades de enloquecer el coso pamplonés eran muchas como así fue. El Juli supo buscarle las vueltas a su primero, se metió entre los pitones, tiró de recursos, se arrimó como un perro entre la cortedad de los viajes, peleón y ambicioso de trofeos.


"El Juli enamora a Pamplona". Por DIARIO 16.

Llegaba El Juli con la vitola de torero arrollador, y aquí, en Pamplona, que un hombre salga a comerse el toro gusta mucho. Y es que es este tercer toro el madrileño desplegó todo su repertorio desde el primero hasta el último tercio. Durante el de varas mostró su habilidad y vistosidad con el capote entre faroles y caleserinas. Más tarde tomó los garapullos y banderilleó con depurado estilo, como él acostumbra. A todo esto, el público ya le estaba cantando "Juli, Juli" y aquello olía a cosa grande. Y de hecho, en la faena de muleta que comenzó con las rodillas en tierra citando al toro en la larga distancia desde la boca de riego. El Juli tuvo que pegarse un arrimón para ponerle el picante que le faltaba a la agónica embestida del burel. El público, absolutamente entregado al quehacer de El Juli, le hubiera dado las dos orejas si el madrileño no hubiera encontrado hueso ...


"El Juli embistió a los de Núñez del Cuvillo". Por Juan Posada (LA RAZÓN)

El toreo siempre ha exigido de sus figuras que superaran en arrojo a los toros no aptos para preciosismo. El Juli así lo hizo en sus dos toros. Mantuvo su cartel de privilegio y no defraudó a sus partidarios. Sus toros no embistieron. El sí. El Juli, al no poder realizar faena artística, se dejó matar. Gesto que los entendidos esperan siempre de los mejores y el público agradece y recompensa. Tras los valientes pares de banderillas, se hincó de rodillas y citó desde largo, por eso captó la atención. Empleó la buena técnica para sacarle al toro, sin apenas recorrido, pases por ambos pitones. Situado en el espacio exacto, cerca de los pitones, mantuvo la atención del burel en todo momento, ese fue el secreto. Sí paro, mejor dicho se quedó muy quieto y anduvo siempre al pitón contrario. Mantuvo la atención de peñas y aficionados y, tras el adorno arrodillado, pésimo con la espada. En el sexto, siguió a toda marcha. Tres largas cambiadas en el tercio y lances valerosos. Animó el cotarro en el tercio de banderillas. Todos con él y predispuestos al olé. No fue concesión gratuita, el Juli se lo había ganado. En los primeros encuentros el toro embistió muy rebotado, a saltos. Lo aguantó mucho. Así logró domeñarlo. Una vez sosegado, el animal humilló y acometió mejor por ambos pitones, aunque sin gran estilo. El toro fue a menos y su matador a más. El Juli parece estar más en su ambiente cuando los toros ofrecen dificultades. Le va la pelea. Sí, ganas y casta. Las mimas que le echó a la hora de matar.

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