Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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03/07/1999 | Algeciras | El Juli, José Tomás, José María Soler | Joaquín Barral | Dos orejas y ovación |
ALGECIRAS (Cádiz). Sábado 3 de Julio de 1999
En el coso de Las Palomas sonaron las palmas por Bulerías
Gran ambiente en la feria Real del Coso de Las Palomas de Algeciras con lleno de NO HAY BILLETES y un extraordinario ambiente de fiesta en los tendidos, en una tarde muy calurosa sin aire y con ganas de ver el toreo. La ganadería de Joaquín Barral, resultó de juego variado, el 1º, 4º y 5º sensacionales para la lidia, el que correspondía en 3º lugar para El JULI, murió de calor en los corrales siendo sustituido por el de 2º lugar de lidia del Madrileño, tras un error de los corraleros salió en su lugar el 2º de Soler, teniendo que romperse el orden de lidia para reaparecer de nuevo el de Algeciras. Los diestros actuantes:
JOSÉ TOMÁS (Ovación y dos orejas y rabo)
EL JULI (Dos orejas y ovación)
JOSÉ Mª SOLER -que tomaba la alternativa- (Dos orejas y ovación)
José María Soler, convirtió sus sueños en realidad al tomar la alternativa en su ciudad y acompañado en el cartel por dos figuras del toreo actual. En su 1º, le cuajó una gran faena de empaque y mano baja, transmitiendo muletazos de una gran lentitud y temple, tras la buena estocada recibió las dos orejas. Con su 2º, este más retraído cumplió con ganas y dejando un buen gusto de boca en los aficionados.
José Tomás, estuvo esta tarde como un coloso, insultante hasta con el toro, con una hondura en su forma de torear que paraba el poco aire que corría por la plaza. Sobre todo en su segundo al que le cuajó una de las mejores faenas de la feria, haciendo el toreo con una pasmosidad, una profundidad y un valor extremo, llenando el ambiente con el toreo eterno de verdad. Tras un impresionante volapié recibió las dos orejas y el rabo.
El Juli, arrolló en Algeciras con su carisma y torería, destacando los lances de recibo con el capote, los quites y los seis pares de banderillas en sus dos enemigos. En su primer toro castaño, desarrolló un toreo de arrimón y valor, cruzando la línea de lo permitido, rozándose los pitones continuamente con su taleguilla. Tras un buen estoconazo cayó rodado sin puntilla y recibió las dos orejas. En su segundo toro, solo pudo robarle algunos pases arriesgando mucho y planteando una faena de cambio de terrenos. Colocó un gran espadazo y le pidieron con insistencia las orejas.
La vuelta al ruedo de los tres espadas resultó apoteósica y vibrante al ritmo de palmas por bulerías.
Texto: Manuel Cruz Velez