Crónicas

Crónicas de Julián López

Crónicas de Julián López

Fecha Plaza Cartel Ganadería Resultados
04/06/2014 Madrid El Juli, Talavante, Iván Fandiño Alcurrucén oreja, ovación

Vicente Zabala (El Mundo)

De la corrida de Alcurrucén, el de más calidad fue 'Rompepuertas'. Yo no sé por qué la mayoría de las veces la clase se junta con la falta de potencia. Mas la frase es eterna: «Qué pena, si llega a tener algo más de fuerza». Pero es que si tuviese esa fuerza carecería de esa clase. El tipo del toro era de enamorarse, y Juli se enamoró desde el capote de manos bajas. Tocado arriba 'Rompepuertas' por la gracia de Dios, Fandiño intervino por gaoneras con muchos redaños. Pero la majeza de la réplica de Julián por cordobinas, una chicuelina de apertura y una media extraordinaria, barrió el cojonazo del torero de Maitetxu. Julián reverenció en su ofrecimiento al Rey. Vivas a España se oyeron entonces como varias veces a lo largo de la tarde vivas al Monarca. Y Juli se templó muy mucho por las dos manos sin forzarse ni forzar lo que el toro no admitía. A la corrida de Alcurrucén le faltó eso que hace falta en Madrid, esa caña de 'Pelucón', por ejemplo. Julián cortó una oreja muy protestada en la que no entro ni salgo. El tacto de su hacer quedó. Como el quite al cuarto de nombre 'Herrerito', que se desfondó en su bondad.Con el capote ayer Julián lo bordó en sus vuelos y en sus hechuras.

Javier Hernández

El destino marcaba que la Beneficencia de 2014 era la corrida de los ismos. Del fandiñismo o delantijulianismo. También podía saltar la sorpresa y que Talavante volviese a convertir la plaza de Las Ventas en el feudo y fortín del talavantismo. Pero venció el juancarlismo, por goleada, por aclamación popular, por pasado y porque no tuvo que enfrentarse a los de Alcurrucén, dato importante. Don Juan Carlos I se subió al palco, clavó la mirada al frente, miró al pueblo de frente y la gente rompió en una ovación cerrada, unánime, total, con españoles llorando de la emoción al despedir a un hombre entrañable que cumplió con la difícil tarea de resultar entrañable al pueblo cuando eres el Rey. El juancarlismo se llevó de calle la corrida. Triunfador total, Don Juan Carlos. Porque Juli, que llegó dispuesto a seguir siendo el rey, se encontró con el antijulianismo y con dos toros de Alcurrucén, que no ayudaron. Los ismos… Los del antijulianismo se la tuvieron que envainar después de mucho gritar, que gritaron por usted, por ellos y por todos sus compañeros, que no son tantos. Es más, son minoría y las minorías pierden en esta democracia juancarlista y todavía monárquica. Juli se abrió de capa para ganar el paso, para lancear brillante, para gobernar al precioso Núñez que abrió festejo. Rompepuertas era toro bajo, fino, estrecho de sienes, de cuernos muy blancos y puntas muy negras que apuntaban a juntarse en el cielo. Una hermosura bien hecha, nada despampanante y que a todos convenció. La batalla por el trono, con permiso de Perera, comenzó pronto puesFandiño se echó el capote a la espalda a las primeras de cambio para despertar a la hinchada fandiñista y hacerse con el favor de los antijulianistas. Lo consiguió con ajuste, dejando pasar al buen toro a milímetros de sus muslos. Pero Juli no es de abdicar a las primeras dadas, por eso se fue a dar réplica y a poner orden con sus cordobinas bien logradas. Se prometían emociones fuertes. Juli y Rompepuertas se quedaron solos en el ruedo de la verdad. Julián buscando su matemática para prolongar un viaje de gran inicio, noble, de buen embroque y nulo final. El madrileño buscó las vueltas que tantas veces ha encontrado y esta vez también las halló para meterse en los terrenos de cercanías, para medir la vida del astado hasta apabullar a un toro de Madrid, que hasta se quedó en poca cosa por la autoridad de la figura. Mató de estocada trasera y se concedió una oreja muy aplaudida por la mayoría juancarlista, y todavía monárquica, y muy pitada por la minoría de los que, todavía, son antijulianistas. […] El cuarto tampoco fue el Alcurrucén de triunfo gordo que cada salta en Madrid. Toro con el fondo en los límites, metido por el derecho y de mejor viaje por el izquierdo, aun sin humillar por ningún pitón. Juli lo intentó apretando y sin apretar, amarrando con toques fuertes o dejando volar la muleta. Y comprobó su humanidad cuando él mismo se convenció de que era imposible abrir la puerta grande de Madrid. Con los antijulianistas riendo colmillo, mató mal.

Compartir en facebook Compartir en twitter