Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
---|---|---|---|---|
02/08/2014 | Huelva | Morante de la Puebla, El Juli, Miguel Ángel Perera | Daniel Ruiz | dos orejas y dos orejas |
Plaza de toros de Huelva. Casi lleno. Segunda de Las Colombinas. Toros de Daniel Ruiz, de distinto juego. Morante de la Puebla, ovación en su lote; El Juli, dos orejas y dos orejas; Miguel Ángel Perera, silencio y palmas
EL JULI ARMA LA MUNDIAL. Para Intereconomia El Juli recetó lances a la verónica muy jaleados a su primero, al que instrumentó dos quites más, uno por chicuelinas o otro por lopecinas, de lo más vistoso. Con la muleta llevó a cabo una faena larga sobre ambas manos en la que aprovechó muy bien la nobleza de su oponente, destacando en dos series al natural y en los adornos finales. Estocada a la primera, y dos orejas.No bajó el diapasón "El Juli" en su faena al quinto, con el que volvió a entusiasmar a los tendidos en una faena de largo metraje en la que brilló manejando las dos manos, y eso que el toro se fue apagando poco a poco. Agarró una gran estocada y a sus manos fue a parar el doble trofeo, con el que remató una actuación rotunda.
ARROLLA EL JULI Por Aplausos El Juli, con cuatro orejas, arrolló en el segundo festejo de la Feria de Colombinas de Huelva. Tarde magistral la del madrileño, que dio un nuevo golpe de autoridad en su carrera con el mejor lote de una desigual corrida de Daniel Ruiz. El Juli cortó las orejas del magnífico segundo, un toro bravo y encastado del hierro albaceteño para el que el público pidió la vuelta al ruedo en el arrastre. El Juli realizó una soberbia faena. Lució con el capote por chicuelinas el madrileño en el quite para, con el tercio ya cambiado, realizar otro extraordinario quite, éste por zapopinas, dando cuatro sin moverse. Ejecutó después una faena de muleta dominadora, abierta con doblones y estupenda por los dos pitones, templando y bajando mucho la mano, sobre todo a derechas. Al natural, a pesar de sufrir un desarme, cuajó también al toro, rematando con circulares y adornos, todo muy emotivo. Mató de estocada fulminante aunque trasera. Dos orejas más conquistó El Juli del quinto, un toro que no fue tan bueno como el segundo, al que hubo de provocar y dominar, pues no regaló ninguna de sus embestidas. El madrileño realizó una faena de menos a más, en la que enseñó al toro a base de alargar los muletazos haciendo gala de una tremenda seguridad y desparpajo. Poderío y temple de Julián, que pasó por Huelva en plan arrollador. Mató de nuevo de estocada trasera, teniendo el toro una muerte espectacular que calentó aún más los tendidos.
CULTORO, por Emilio Trigo El segundo tuvo delante a un auténtico compendio: El Juli y su capacidad se sirvió a placer de un gran toro de Daniel RUiz con mucha nobleza, que acometió con franqueza y al que el madrileño lo sometió una barbaridad. Meció muy bien con el capote El Juli al tercero, que se dio un fuerte golpe en el burladero de salida. Quitó muy bien por chicuelinas El Juli, y antes de que entrara en acción su cuadrilla quitó de nuevo El Juli por lopecinas sin inmutarse y tan sólo moviendo los brazos, levantando la plaza. A partir de ese momento el animal tuvo mucha duración :brindó al público su faena y especialmente notables fueron las tandas con la mano derecha, repletas de la técnica que Julián ha llevado a la plenitud. Los cambiados por la espalda antes de cada serie, los circulares finales y la conexión del madrileño con los tendidos onubenses consiguieron poner de su lado a la afición que casi llena el aforo de La Merced. El recibo de capote al quinto fue brillante, a pies juntos donde Julián movió muy bien los brazos, al igual que en quite. El toro tenía un recorrido corto y había que dejarle siempre la muleta en la cara para tirar de él, cosa que Julián hizo desde el principio. Hubo unas primeras tandas iniciales donde probó y convenció al toro de que tenía que embestir, pues terminó entregado totalmente a su poderío. El madrileño fue amasando una faena muy medida en tiempos y distancias, acortándolas y metiéndose literalmente entre los pitones. En ese mismo arrimón, enterró las zapatillas en el albero y se fajó con el toro, rozando la taleguilla con los pitones sin inmutarse, lo que hizo poner el público en pie. Fue una autodemostración de poderío, raza y dominio sobre el animal. Se atracó de toro a la hora de la suerte suprema y cortó otras dos orejas.
EL DIA DE LA BESTIA. Por Irene Martín para Mundotoro.com Huelva (España). Lío de El Juli en el segundo. Saludó por verónicas, hizo un quite por chicuelinas y se creo la máxima expectación cuando se plantó en el centro del ruedo, ya con el tercio cambiado, con el capote delante: venían lopecinas. Con el compás abierto y encajado llevó a cabo su quite, su creación. El público en pie. Con la muleta la intensidad ya estaba ganada, a la segunda serie con la derecha sonaba la música a la tercera con la izquierda hubo enganchones y desarme. No pasa nada. Vuelta a empezar. Aprovechando el ritmo y lo que repetía el de Daniel Ruiz que le gustaba ir con la cara a media altura, se empleó con el toro con gran variedad de recursos. Ya con la espada algunos gritaban 'no lo mates' tras la gran labor del torero, pero el estoconazo final le llevó a pasear dos orejas. El toro recibió una fuerte ovación en el arrastre. El quinto silleto tuvo teclas que tocar. Con un peligro escondido, embistió con genio, atacando aunque con profundidad. Juli conquistó ese muletazo largo y lo llevó allí hasta que el toro aguantó el atracón de muleta. Luego en los finales Juli se metió entre los pitones y toreó como y por donde quiso. Conquista absoluta del torero que volvió a cortar dos orejas tras la estocada, arrancando las palmas a compás.
El Juli, ese hombre si piedad. Por Álvaro Acevedo para La Razón El Juli, por lo visto malísima persona y responsable de todos los desastres del planeta, pasó por Huelva como un huracán y se llevó la tarde de calle. Todo giró en torno a su mente privilegiada, capaz de dar respuesta a cada problema que le planteen sus enemigos, que en sus manos parecen siempre mejores. Tanto es así que, por ejemplo, hubo atrevidos que hasta pidieron el indulto de su primer toro, que en realidad no pasó de ser un toro alegre, encastado, pero pidiendo delante un torero poderoso y dispuesto. Un muy buen toro, por supuesto, pero jamás merecedor de tan alto honor. Julián lo empapó en la muleta y lo dominó rápidamente en una faena ligada, vibrante y muy completa. Una faena en la que encontró respuesta en todos los terrenos y en todas las situaciones. Una faena que tuvo un prólogo capotero excelente con un quite asombroso por lopecinas. Una faena propia de lo que es El Juli, una auténtica figura del toreo. Ni más ni menos. En el quinto se superó, primero porque sus naturales fueron más largos y suaves, de más pulso, y luego porque se impuso al toro por el pitón malo, que era el derecho, con una raza, una firmeza y una ambicion demoledoras. Su manera de arrimarse, invadiendo los terrenos del enemigo, fue de una superioridad apabullante. La máquina cortó cuatro orejas.
El Juli fue una apisonadora torera. Por Carlos Crivell para El Mundo El Juli salió enrabietado a la plaza onubense para demostrar su hemegomonía actual en el toreo. El rival era Perera, aunque nunca se puede un diestro fiar de un artista como Morante. Por su actitud, Julián López quería dar un golpe en la mesa, ahora que algunas aguas andan revueltas por diferentes asuntos de despacho, así como por el propio año que está completando Miguel Ángel Perera. […] Decíamos que El Juli fue un torbellino durante toda la corrida. Toreó bien con el capote en sus dos toros, aunque será inolvidable el quite por zapopinas (o lopecinas), realizado sin mover ni un milímetro las zapatillas del albero. Un quite sencillamente colosal por el valor, el temple del lance y su limpieza, siendo, como es, complicado en su ejecución. La faena fue un portento de sitio, poderío e inteligencia. El toro, de mínima encornadura, embistió mucho, posiblemente porque así lo quiso su matador. Toreo largo de mano baja con la derecha con remates de pecho muy conseguidos. Menos brillante por la izquierda, lado por el que el animal echó la cara arriba al final de los pases. Pero acabó toreando con calidad por el citado pitón en una demostración de poderío. Al final, los circulares, el parón, los pitones en los muslos y el delirio popular. Dejó la espada donde suele hacerlo, trasero, pero a esas alturas ese detalle no importó nada. El quinto quería más entrega. No regaló sus embestidas dentro de una condición noble. Aquí El Juli fue amasando una labor en la que dio confianza al toro, le enseñó y le prolongó el viaje, para acabar toreando por ambos pitones de forma fácil, algo encorvado y con una seguridad pasmosa. Todo estuvo dentro del guión esperado de este torero, incluso el nuevo espadazo trasero y con salto. La gente lo aclamó con alegría. El Juli había dado su golpe en la mesa.