Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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17/09/2014 | Albacete | El Juli, Sebastián Castella, Miguel Ángel Perera | Daniel Ruiz | Ovación, dos orejas |
Plaza de toros de Albacete. Última de la Feria de la Virgen de los Llanos. Seis toros de Daniel Ruiz: flojo el primero; con retazos bravos en buen segundo; complicado el tercero; excelente el cuarto; rajado el quinto y a menos el cierraplaza. Julián López "El Juli", palmas y dos orejas. Sebastián Castella, oreja con petición de la segunda y ovación. Miguel Ángel Perera, ovación tras petición y oreja.
Albacete (España). Llovió de manera más o menos continuada durante todo el festejo. A veces fuerte, otras de modo torrencial. Pero sin embargo fue una tarde radiante de toreo, así que a pesar del aguacero, de manera metafórica salió el sol en el ruedo de Albacete. Con una corrida brava, con tranco, emotividad y bravura de Daniel Ruiz, y con la excepción del deslucido quinto, Perera y Castella dieron una gran tarde de toros. Pero fue El Juli, quien nunca mejor dicho, se llevó el gato al agua. Enorme su faena al cuarto. Por rotunda, por intensa, por sometida. Imposible bajar tanto la mano. Imposible meterse entre los pitones con más autoridad. Tremendo. Llovía en La Mancha, pero la plaza de Albacete lucía radiante con la luz del toreo de El Juli. Un colorado, atacado de kilos, que le pesaron a la hora de desplazarse abrió el último festejo de la feria. Quizá por esa falta de fuelle no terminó de rematar el muletazo. Le costó también a El Juli que rompiera, en una labor aseada rematada de buena estocada. Serio, con las puntas por delante el cuarto, infundiendo mucho respeto. Bravo además. Se le vio encorajinado e El Juli y serio desde el principio. Faena grande, de mucho sometimiento porque le exigió mucho por abajo, como sólo hace él, para acabar a milímetros de los pitones, donde puso la plaza en pie, a pesar de la lluvia y los paraguas. Sin duda, la faena de la feria.
Tras varios días amenazando, la lluvia se hizo presente finalmente y aunque molestó sobremanera -y para el campo tampoco hace mucho bien- no influyó en el resultado brillante y triunfal de la corrida que abrochaba la feria de Albacete. Un festejo en el que se daban cita los triunfadores de la edición del pasado año y que si no reeditaron el éxito de entonces sí que dieron una excelente tarde de toros que se fue arriba, precisamente, cuando arreciaba el aguacero. El Juli fue el gran triunfador, saliendo a hombros tras cortar las dos orejas a su segundo toro, un astado noble, repetidor y entregado que acudió pronto a la poderosísima muleta del torero madrileño, que salió a por todas y apuró de cabo a rabo a su oponente en una faena impecable, de técnica perfecta y en la que puso de manifiesto una vez su gran ambición, haciendo que nadie se diese cuenta de que estaba lloviendo a cántaros. Leer más: Triunfando bajo la lluvia - La Razón digital http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/7395069/toros/triunfando-bajo-la-lluvia#Ttt1vKCcTE2RS1lq Mejora tu Posicionamiento Web con http://www.intentshare.com
Las bocanas de la plaza parecían las del Metro de Nueva York en hora punta. Lleno a reventar en un ambiente lujoso. Por la mitad firmarían muchas empresas. Ni la lluvia minó los ánimos de acudir a la corrida estrella. Aunque precisamente lo menos estelar sería el toro de Daniel Ruiz, pues ni enamoró en belleza exterior ni interior. En conjunto, nunca acabaron de romper, pese a salvarse dos ejemplares. Para entrega, la de la terna, por encima del ganado. El tratado de la victoria llevó la firma de El Juli, todopoderoso en el cuarto, con un cuello para no humillar. Imposible parecía que descolgara, pero el madrileño obró el milagro. Técnica y magistral dominio para tirar de él con la mano de escribir hasta trazar derechazos más largos que el viaje del enemigo. Un espejismo por el izquierdo, al que dio el toque idóneo. Con valor, asiento y mando, abrió el compás en dos rondas diestras para terminar a milímetros de los pitones. Apabullante en su quietud, cada vez más crecido, dijo adiós a la muleta en un desplante a cuerpo limpio frente a «Tremendo». Para bestial Julián. Tampoco había escatimado nada con el primero, un «Alcahuete» de tornillazos que se orientaba y con el que se la jugó.
Una lluvia fina mojaba los tendidos que se desbordaba por la tejas. Abajo atronaba el toreo de El Juli. Encajado y hundido en la arena, la poderosa muleta tiraba y explotaba una embestida que transmitía lo suyo sin terminar de humillar por pura morfología. Juli lo enganchaba por delante y lo vaciaba por abajo con la derecha de gobierno y temple, ligadas las series desde que se lo sacó a los medios por la cara para cambiarse la mano por detrás y echarle todo el pecho encima en un pase de ídem. Cuando presentó la izquierda, el toro de Daniel Ruiz humilllaba más, pero lo hacía sin ritmo. Julián se la dejaba muerta al hocico y tocaba para que el natural se repitiese con la profundidad del anterior. Una serie bárbara que no halló la continuidad de otra hasta que no pasó de nuevo por los redondos de poderío. La lluvia había pasado de fina a gruesa, y calaba en los tendidos tanto como la faena. Acusó el fondo del toro el gasto, así que el torero lo explotó ya por completo con un arrimón acongojante de trenzas y ochos, que concluyó con un desplante a cuerpo limpio. El cañonazo con la espada reventó todo: «¡Booom!». Entre los paraguas, la pañolada se impuso pronto para premiar una lidia sin fisuras que había nacido con unas verónicas de manos bajas: dos orejas de verdad pasado el ecuador de la negra tarde.
No se cansó de embestir. Ni El Juli de torear. Fue "Tremendo" lo que el gran torero que ayer cortó cuatro y un rabo en La Condomina soñó para la ciudad que lo estaba esperando. Llovió sobre la mojada ilusión que ayer conquistó Murcia y hoy, en menos de veinticuatro horas después, buscó y se rompió los riñones para enamorar con su toreo a la ciudad del "no hay billetes". Lo consiguió Julián y lo consiguió Albacete: acabaron con buen pie esa historia de amor que hace quince temporadas se desearon mutuamente. A pesar de la lluvia, y del feo abreplaza, y de las horas de descanso muerto...una se llenó de olés oliendo a despedida y otro se rompió en el cuarto. Entendió Julián a la perfección al de Daniel. Envalentonado cruzó "Tremendo" el dintel de toriles con sus dos puntas bien puestas. No se envalentonó ni un ápice Julián con el capote, e incluso lo probó en suerte bajándole un porrón la mano en el veroniqueo inicial: todavía quedaba tiempo para pasos atrás –que nunca llegarían- y decidió el madrileño echarlo hacia adelante. Conforme iba avanzando la lidia y la lluvia caía sobre "La Chata" todo se iba endulzando, pues para el inicio muleteril de López todo se hizo gracia y posesión sin medida. Excavó arqueológicamente el coso manchego con su muleta, hizo un hoyo en cada muletazo El Juli y se rompió los riñones porque la ciudad del sueño entre lluvias viera que era verdad lo de Murcia, y lo de Francia, y lo de Huelva...y lo de todas las tardes. Y, porque vio lo que no habóia visto con el cobarde abreplaza, Albacete creyó en el milagro. Bajo la lluvia.