Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
---|---|---|---|---|
04/06/2015 | Toledo | Morante de la Puebla, El Juli, Talavante | Domingo Hernández, Garcigrande | Dos orejas y dos orejas tras petición de rabo |
Plaza de toros de Toledo. Tradicional corrida del Corpus. Lleno. Toros de Domingo Hernández- Garcigrande (2º). Morante de la Puebla (de azul y oro) silencio y oreja El Juli (de marino y oro) dos orejas y dos orejas Alejandro Talavante (de gris y oro) silencio y oreja. Se llevaron en hombros a El Juli después de una portentosa demostración de poderío y técnica, de autoridad y dominio, e incluso de torería cuando se lo permitieron sus ejemplares, que como toda la corrida de Domingo Hernández no anduvo sobrado de raza. Se movió en tierra de nadie el encierro salmantino y ese carácter ‘ni bueno ni malo’ también permitió a Morante y Talavante dejar su sello en el festejo. Toreo caro de uno e imprevisible del otro. Una oreja para ambos y felicidad para el público, que llenó el coso, participó en todo momento de cuanto sucedió en el ruedo y salió más contento que unas pascuas. Mas e crónicas
JULI TRIUNFA EN EL CORPUS DE TOLEDO Con lleno de “no hay billetes” tarde de mucho calor, se lidiaron los toros de Domingo Hernández y Garcigrande (2) bien presentados , noblones, justos de clase y casta. Los manejables (4)(5) y (6) Morante de la Puebla: silencio y oreja El Juli: dos orejas y dos orejas Alejandro Talavante: saludos y oreja El primero para Morante estaba demasiado gordo , se defendía por falta fuerza, Morante trató por ambos pitones pero no consiguió un pase. Mató de estocada trasera. En el quinto cortó una oreja a un buen toro y en una faena de poderío el de Domingo Hernández metía la cara y corría y Morante trazó cuatro tandas interminables de hermosura y con estocada cortó una oreja. El Juli , le cortó las dos al segundo , un toro noble pero que le faltaba clase y fondo. Se acopló por el pitón izquierdo , buscó todo el timpo complacer al público, mató de entera y trasera y se llevó las dos orejas. En el quinto, de buen ritmo y ejecutó gran faena que con estocada volvió a llevarse las dos orejas. Talavante, con el tercero , que era manso , encastado , estuvo por encima de su oponente. Se rajó y buscó tablas mató de pinchazo , estocada y desprenda y saludó. Con el sexto y último de la tarde, toreó bien de capote , volvió a repetir lo de Madrid con rodillas en tierra ejecutó una arrucina. cortó una oreja.
Ayer jueves, jueves especial en el calendario, uno de los tres jueves que la tradición eclesiástica y popular señala como más relumbrantes que el sol, había que ir a Toledo, a por el cortante. El cortante es ese subterfugio hostelero que se incluye en el menú de los banquetes, ágapes o como quiérase llamar a toda comilona que se precie para –supuestamente—confortar las paredes del estómago y reactivar sus jugos gástricos, a fin de poder seguir disfrutando del atracón… hasta que el cuerpo aguante. Ignoro si cumple los efectos pretendidos, pero, en efecto, ese pequeño granizado de frutas o cítricos, servido en tubo de cristal, ciertamente, se agradece. En este caso, el cortante toledano se servía en forma de corrida de toros tradicional y en la copa de su plaza de toros. Después de veintisiete tardes consecutivas, y en plena semana torista de la feria de San Isidro de Madrid, un refrigerio, un cortante taurino, no le viene mal al cuerpo. El del Corpus Christi de Toledo sigue siendo su día grande por excelencia. La ciudad, maravillosa, deslumbrante y cosmopolita, es invadida por una multitud variopinta de gentes del lugar y de su alfoz, curiosos, turistas y devotos que asisten a la tradicional procesión de la Sagrada Custodia de Arfe, entre alborozos y recogimientos. Es media mañana. Miles y miles de almas en Zocodover. Calorazo. Por la tarde, al los toros. Corrida tradicional, porque la tradición manda, mañana y tarde. Una tarde como esta debió inspirar a Corrochano aquella célebre cónica titulada La talla del Montañés, referida a una actuación, también deslumbrante, del gitano Cagancho –“pasa el toro sin que el leño se mueva…”– , tan inconstante él, el torero, en tardes de ese cariz. El llenazo en los tendidos de la Plaza era para verlo. No es que no cupiera un alfiler, es que parecía temerario intentarlo. Jamás se vio algo semejante, desde los tiempos ya remotos de Benítez. Alboroto en el gentío. Por la parte de sol –treinta y cinco grados, más o menos– la protesta va adquiriendo caracteres de tumulto, porque no caben los que entran por las bocanas. Se retrasa quince minutos el paseíllo. Al fin, Morante, El Juli y Talavante, parten Plaza. ¿Dónde está la crisis de la Fiesta? La corrida, de Domingo Hernández, comparada con las que he dejado atrás en Madrid, es menos corrida, más terciada, ad hoc, para el acontecimiento, bajos de casta y de fuerza. Al los toreros se les ve relajados. También para ellos, después de pasar el trago de la feria de San Isidro, esta salida a las puertas de Madrid, es un cortante servido ante la Puerta de Bisagra. Toda la corrida fue seguida con gran interés por el público, un público preparado para disfrutar con el arte de los toreros y el juego de los toros. Nadie, que se sepa, fue a representar la función de miembros de un jurado en juicio sumarísimo. Se aplaudieron con arrebatado entusiasmo lances, muletazos y estocadas, se gozó con las pinceladas de Morante, en las apretadas verónicas o los gráciles lances del delantal, con su toreo de muleta de estudiada suavidad a un toro, el cuarto, de suavona embestida y su forma certera y ortodoxa –como lo leen—de ejecutar la estocada a volapié. Se encendieron los ánimos y el alborozo cuando El Juli encendió a su vez la traca de su toreo de raza, ante dos toros nobles, uno, el quinto, especialmente bravo y codicioso. Lances ceñidos, quites variados, series en redondo compactas y templadas y las novedosas luquinas y bernadinas de remate, antes del colofón de dos estocadas cobradas con su peculiar zambullida. Y se entregaron con el toreo de Talavante, muy mejorado en el manejo del capote, aunque solo apuntara unos lances al sexto, y su entrega en el tercer toro, que se le fue a las tablas sin el menor recato; pero, sobre todo, en el comienzo de faena al último de la corrida, con ambas rodillas en tierra, intercalando la arrucina de hinojos, que me parece una locura. Una locura, también, estalló en los tendidos. Faenas de Talavante en sentido descendente, en lo que a lucimiento se refiere, por las condiciones de los toros, como los de Morante, muy a menos, y el detalle de estoquear en los medios. Se exponen todas estas cuestiones para trasladar el ambiente de una tarde que en la inmensa mayoría de los lugares del mundo se plantea como una fiesta: la fiesta de los toros, y para justificar la escapada a Toledo, a por el lenitivo que me pedía el cuerpo: el cortante entre medias del tramo final de una comilona abundante en colesterol taurino. El cortante es, también, un instrumento afilado con el que Toledo ha ganado justa fama universal. Sirve –perdón por la obviedad—para cortar cosas. Incluso orejas de toros de lidia. Ayer, en la ciudad Imperial, se cortaron seis. Toledo. Corrida del Corpus. Ganadería: Domingo Hernández y Garcigrande (2º). Toros de correcta presentación, en tipo del encaste, en general justo de casta y de fuerza, el mejor, el quinto, bravo, noble y codicioso. Espadas: Morante de la Puebla (de azul rey y oro), pinchazo, estocada y dos descabellos (silencio) y gran estocada (oreja), Julián López, El Juli (de azul noche y oro), estoconazo trasero (dos orejas) y estocada sin puntilla (dos orejas) y Alejandro Talavante (de gris perla y oro), pinchazo y estocada desprendida (ovación) y pinchazo y estocada en los medios de la Plaza (oreja). Entrada: Lleno de No Hay Billetes. Cuadrillas: Destacaron con la vara de picar Aurelio Cruz y Diego Ortiz, en la brega Carretero y en banderillas Juan José Trujillo, Francisco Javier S. Araújo y Lili. Incidencias: Tarde de calor agobiante. La corrida se retrasó quince minutos en su inicio por las dificultades del público en acceder a sus localidades. El Juli salió en hombros al final de la corrida.
EL JULI ARROLLA EN EL CORPUS TOLEDANO Morante de la Puebla, de azul real y oro. Pinchazo y estocada (silencio), estocada entera en lo alto (oreja). Julián López ‘El Juli’, de azul marino y oro. Estocada en lo alto (dos orejas), estocada hasta la empuñadura (dos orejas). Alejandro Talavante, de gris perla y oro. Pinchazo y estocada (saludos), pinchazo y estocada (oreja). toros Seis toros de Garcigrande (segundo) y Domingo Hernández. Bien presentados y de capas variadas entre negros, castaños y colorados. Buen juego el de los lidiados en segundo, cuarto y quinto lugar. Incidencias Corrida de Corpus de 2014. Llenazo en los tendidos que a buen seguro no han quedado en taquilla mucho papel por vender. Tarde de calor soleada y bochornosa con ligeras rachas de viento. Con un ambiente inmejorable, público venido de toda la geografía mundial y calor, mucho calor, se ha celebrado la esperada corrida de toros. Lleno en los tendidos como no se veía desde el año 2009 para presenciar uno de los mejores carteles que se han podido confeccionar para este año. Por primera vez en Toledo ha presidio una corrida del Corpus una mujer, que ha tenido una actuación correcta y firme en sus decisiones, fruto de ser una buena aficionada a los toros. Tardó el público en acoplarse en los tendidos, quizás por la premura con la que asisten a la plaza, el desconocimiento del recinto y lo poco accesible que resulta en algunas ocasiones acomodar en tiempo a las miles de almas en su localidad correspondiente. Por eso los espadas saltaron a la arena unos minutos después de la hora programada, entre una gran ovación que les acompañó durante todo el despeje de plaza. Cada cual vendría a ver a su torero, otros a pasar la tarde, algunos a aprender, pero lo que se llevaron todos ellos en su retina fue el rotundo éxito de Julián López ‘El Juli’ que arrollador y en maestro salió a por todas en sus dos oponentes. Saltó a la arena en segundo lugar un buen ejemplar de Domingo Hernández que le permitió desde su recibo capotero, desplegar toda su tauromaquia, verónicas a cámara lenta para abrir boca seguida de una media enroscándose al toro a la cintura. Con el quite tras la suerte de varas se terminó de meter al respetable en el bolsillo para así empezar con la muleta por bajo y someter al toro su embestida. Todo el poder que atesora en su temple lo desplegó en la corrida de Toledo y se le vio con ambición, garra y poder desde el principio al fin. Tiro por bajo y largo del toro con la diestra sometiendo al burel en tandas largas arrastrando la pañosa por la arena. Los remates y los pases de pecho no hacían mas que aumentar la temperatura en los graderíos y ‘El Juli’ sabedor de ello desplegó todo su repertorio. El toro, que no era fácil, puso aprueba al torero madrileño, pero los naturales largos en el tiempo y en el recorrido le quitaron las ganas al de Domingo Hernández de protestar. Benardinas para finalizar y estocada hasta los gavilanes que le valieron las dos orejas. En quinto lugar, con la puerta grande ganada salió como si necesitase las dos orejas del animal para ello. Bravo fue el toro y enfrente se encontró con el mejor que lo podía entender. Lo metió en la muleta desde el principio, sometiéndole por bajo y sabedor que tanta exigencia al animal podía hacer que se acabase. Con profundidad y con tandas largas por ambos pitones fundamentó el trasteo que con el público entregado le hizo entregarse totalmente en su faena. Otra estocada fulminante tirándose por derecho y encima le volvieron a valer para cortar otras dos orejas que sumaron cuatro en su tanteo particular, siendo el triunfador indiscutible de la feria del Corpus de este año. Muchos sin embargo, y no eran pocos, habían asistido al sonar del nombre de Morante de la Puebla en los carteles y esto se notó cuando se abrió de capa en el primero de la tarde. Jadeos y olés a tiempo y a destiempo, con más ganas de ver la obra de arte que de lo que se veía de verdad. Pero esto le importa poco al seguidor incondicional y acérrimo del sevillano que se le vio con ganas y a gusto en la plaza de Toledo. Su primer toro le complicó el lucimiento y solo se le vieron destellos de clase en dos capotazos y en algún muletazo suelto y con gusto que eran acompañados por atronadores olés. Pellizco para abrir boca en este primero que no lo mató como hubiese querido el sevillano. El cuarto pudo ser otro cantar y con todo a favor salió con el capote dispuesto a dar una lección de toreo de capa con verónicas inconmensurable y ralentizadas al temple de sus muñecas. Con la muñeca comienzo de faena de otra época pegado a las tablas y sacándose al toro para afuera con arte y torería. El torero estaba a gusto y se vio en su pausada faena por ambos pitones acariciando con sus dedos la muleta que iba guiando de manera dulce la embestida del burel por la arena. Algo más de rotundidad le faltó para ser algo importante pues el toro salía en casi todos los embroques con la cara por encima de la muleta. Lo mató con estocada entera y se le concedió una oreja. Talavante tuvo los momentos más lúcidos en el que cerró plaza, un toro con movilidad que lo pudo torear a la verónica con gusto hasta los medios. Con la muleta comenzó genuflexo sorprendiendo en un momento al público con una arrucina ajustadísima que hizo acongojarse a los asistentes. Luego en el trasteo fundamental estuvo arrollador y poderoso, tirando por bajo del toro hasta que este dijo basta. Las manoletinas del cierre sirvieron para caldear al público que entregado al extremeño le pidieron la oreja que le fue concedida tras un pinchazo y estocada. En el primero de su lote, poco o nada pudo hacer ya que la condición mansa del animal le condicionaron una lidia poco vistosa que sacó adelante Talavante con oficio y pundonor. Al final el Juli a hombros, la plaza entera esperando su salida del coso y la empresa feliz por haber logrado en solo dos años, que no es cosa de milagros el gestionar una plaza de toros, sino de una labor seria y constante que ha dado frutos en solo dos años, enhorabuena.
La Festividad del Corpus trae consigo festejos por distintas partes de España. En Toledo, El Juli desorejó a los dos astados de su lote. El quinto fue un buen toro ante el que Julián realizó una faena rotunda y de mucho dominio. El resultado fue: Morante de la Puebla, silencio y oreja; El Juli, dos orejas en ambos; y Alejandro Talavante, ovación y oreja. En Sevilla, Roca Rey cortó dos orejas, una a cada novillo de su lote. El peruano, tras una gran faena al quinto, recibió un posible puntazo en la zona inguinal. Filiberto, en el cuarto, logró un trofeo con una faena templada e interesante. El balance de la tarde fue: Filiberto, ovación con saludos y oreja; Roca Rey, oreja y oreja; y Pablo Aguado, ovación y oreja.
Toledo, 4 jun (EFE).- El diestro Julián López "El Juli" protagonizó hoy en Toledo un triunfo rotundo de cuatro orejas, lo que le permitió salir a hombros del coso taurino de la ciudad imperial. FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de Domingo Hernández y uno -el segundo- de Garcigrande, bien presentados, justos de casta y de escaso fondo. Algo mejores, cuarto, quinto y sexto. José Antonio "Morante de la Puebla", silencio y oreja. Julián López "El Juli", dos orejas y dos orejas. Alejandro Talavante, ovación y oreja. La plaza registró un lleno en los tendidos. ------------- INCOSTESTABLE Varios fueron los toques de atención que propició esta triunfal corrida celebrada en Toledo. El primero de ellos, el llenazo que registraron los tendidos, en una nueva muestra de buen hacer de la empresa Taurino-Manchega, que hace dos años se propuso relanzar la alicaída plaza de toros de la ciudad imperial, y a fe que lo están logrando. El segundo toque de atención vino protagonizado por El Juli, en un alarde de poderío digno de elogio. Su primero no tuvo clase ni raza, por lo que el madrileño optó por un toreo menos ortodoxo, pero ciertamente efectivo, logrando un mayor y mejor acople al natural. Sin embargo, su segundo, quinto de la tarde, pareció tener más fondo, por lo que El Juli se decidió a sacar su faceta de poder desde el inicio de faena. Los muletazos por ambos pitones fueron de trazo muy largo, y de mano muy baja, por lo que el depósito de casta del de Domingo Hernández, que estaba a medias, se agotó terminada la quinta tanda, por lo que un inteligente Juli echó mano de molinetes de demás parafernalia para disfrute de un público a favor de obra. Además, mató de una estocada contundente al primer intento, por lo que las dos orejas viajaron a sus manos, esta vez con mayor merecimiento que las cobradas en su primer oponente. A Morante le tocó un torazo atacado de kilos y flojo en primer lugar, con el que lo intentó levemente. Sin más. Bien sabía él de las nulas posibilidades de ejecutar su toreo ante este ejemplar, por lo que decidió esperar suerte en su segundo. Y la hubo, porque el toro del hierro salmantino permitió al sevillano lancear a la verónica con cadencia, rematando en los medios, dejando una cara de disfrute evidente en el público presente. No fueron lances sublimes, pero sí magníficos. Brindó faena a los tendidos y compuso una faena repleta de chispazos y pinturería a un toro que tuvo buen embroque pero que deslucía saliendo de las suertes con la cara alta al final de los muletazos. Y como colofón se tiró a matar de verdad, y logró su objetivo, aunque la tardanza en doblar del oponente enfrió los ánimos y el premio quedó en singular. Talavante -y los presentes- se quedó con la miel en los labios al ver como el de Domingo Hernández huía descaradamente a tablas después de embestir con cierto brío a su muleta en el inicio. No obstante, se pudo desquitar en el sexto. Arreado por el triunfo del Juli, Talavante lució por verónicas acompasadas y rematadas en los medios. Siguió la intensidad en un vibrante inicio de rodillas llevando largo y templado a su oponente, ejecutando incluso una arrucina de hinojos que sorprendió a propios a extraños. El de Hernández tuvo movilidad, pero rebrincada, por lo que los muletazos tuvieron emoción pero no tanta limpieza. Con el toro venido a menos el extremeño optó por el arrimón, culminando faena de pinchazos y extraordinaria estocada entera arriba cobrada en los medios.
Juli cortó las dos orejas al segundo, un toro noble pero falto de clase y de fondo. El madrileño se acopló más y mejor por el pitón izquierdo, aunque se trató de un trasteo poco limpio y sutil, buscando agradar al público. Mató de una entera trasera. Otro par de trofeos logró del quinto, un buen toro ante el que Julián realizó una faena de apabullante poderío. El de Domingo Hernández aguantó ese ritmo de mano rastrera y trazo interminable durante cuatro tandas. Mató de un estoconazo.
El Juli selló bellas verónicas de inicio al segundo de la tarde. Un gran quite por chicuelinas dejó López tras el encuentro con el caballo. Brindó al público Juli para, en faena, se impuso al astado por ambas manos. Fue un toreo técnico, de poder, en el que hizo humillar a base de bajar la mano al astado. Rubricó trasteo por manoletinas y cortó dos orejas. El quinto fue, a la postre, el mejor toro de la corrida. El Juli se rompió al natural. Llegaron muletazos por la zurda templadísimos y largos en una faena de mucho mando y poder. Fue ovacionado en el arrastre el toro, que cumplió con creces en la muleta del madrileño. Estocada aplastante hasta que cayera sin puntilla. Dos orejas con fuerza.
Se llevaron en hombros a El Juli después de una portentosa demostración de poderío y técnica, de autoridad y dominio, e incluso de torería cuando se lo permitieron sus ejemplares, que como toda la corrida de Domingo Hernández no anduvo sobrado de raza. Se movió en tierra de nadie el encierro salmantino y ese carácter ‘ni bueno ni malo’ también permitió a Morante y Talavante dejar su sello en el festejo. Toreo caro de uno e imprevisible del otro. Una oreja para ambos y felicidad para el público, que llenó el coso, participó en todo momento de cuanto sucedió en el ruedo y salió más contento que unas pascuas. El Juli comenzó a marcar su territorio en el segundo, que se movió pero no tuvo clase. El Juli, que se lució en un vistoso quite por chicuelinas y cordobinas, llevó a cabo una faena de dominio, canalizando la desordenada embestida del animal y sometiéndola por abajo. Tres molinetes con la zurda enroscados más abajo de la rodilla, unas apretadas luquecinas y las bernadinas de remate adobaron el guiso, rematado además de una sensacional estocada. Mientras duró, el quinto fue el que más clase tuvo. El Juli dibujó una primera parte con la mano derecha sensacional, acompañando mucho la embestida y componiendo con estética. Por el pitón izquierdo no fue igual el toro, que tuvo menos recorrido, y en el regreso a la derecha amagó con consumirse, pero en la corta distancia El Juli se desenvolvió como pez en el agua, y redondeó a lo grande la faena, con circulares interminables, uno de ellos empalmado a un cambio de mano, que puso a la plaza en pie. Otra estocada sin puntilla cerró la exhibición del torero madrileño.