Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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08/08/2015 | Pontevedra | Enrique Ponce, Morante de la Puebla, El Juli | Alcurrucén | dos orejas, dos orejas |
FICHA DEL FESTEJO Plaza de toros de Pontevedra. Sábado, 8 de agosto de 2015. Primera de feria. Tres cuartos largos de entrada. Toros de Alcurrucén, bonitos y en tipo; un 1º obediente pero sin ritmo; repetidor y humillador el 2º; un punto distraído el noble 3º; flojo un 4º de calidad mermada; bueno un 5º de almíbar; notable el 6º sin final. Enrique Ponce, de purísima y oro. Media estocada atravesada contraria y dos descabellos (silencio). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio). Morante de la Puebla, de azul pavo y oro. Dos pinchazos y estocada atravesada y puntillazo fallido (saludos). En el quinto, estocada. Aviso (oreja y petición). El Juli, de rioja y oro. Estocada trasera. Aviso (dos orejas). En el sexto, estoconazo (dos orejas).
El Juli cortó las dos orejas del tercero de la tarde, tras una faena de torero poderoso. El torero madrileño cuajó al toro sobre el pitón derecho, citando con decisión; compuso más la figura sobre el izquierdo, para lograr también buenas series. El final fue de escándalo, metido entre los pitones, jugándose los muslos y dominando al animal, mientras la plaza gritaba ‘¡Juli, Juli!’. Cobró una estocada trasera, el toro tardó en doblar y paseó las dos orejas tras aviso.
El Juli, señor de Galicia Dos trofeos paseó El Juli del tercero de la tarde, también con el hierro de Alcurrucén, un toro que se movió más que sus hermanos y que, gracias a esa movilidad, permitió a Julián someterlo desde el primer momento por abajo. Su toreo capotero, templadísimo a la verónica, presagió una faena en la que las tandas por la mano diestra se sucedieron entre la algarabía de los tendidos gallegos. Con la zurda también destacó ante un tranco templado del astado manchego. El Juli arriesgó en cercanías en el final de su faena para, tras la estocada, llenar de pañuelos blancos a la plaza y en especial a las peñas y pasear el doble trofeo entre el jolgorio de la afición. Otras dos se llevó de un cierraplaza ante el que anduvo pleno y variado de capote. Con la muleta, lo sometió hasta el extremo a un astado que repetía con nobleza en su muleta. Superó la frialdad de los primeros tercios para sobreponerse al de Alcurrucén y dejar un estoconazo.
De camino a la plaza de San Roque, la peña Gin Kas, las más vieja del lugar, hacía olas verdes y espumosas. Pontevedra es un mar de peñas. "Pontevedra Taurina", se leía en una inmensa pancarta de sol. Pontevedra es salud. Y donde hay bonanza táurica no asoma el gusano anti. Las aves carroñeras no bajan en picado si la presa rebosa vida. Y vida hay en Pontevedra, siendo el BNG gobierno municipal. Porque la vida es para los que se la curran, como los Lozano, como El Juli. Lozano y Juli vinieron a confluir por todas las vías con el bonito y colorao tercero de Alcurrucén. La plaza, la embestida, el toreo. La mundial. O sea, lo de siempre de las grandes figuras, que no defraudan, que conquistan y enloquecen. En todas las distancias Julián: largas, medias y cortas. Según avanzaba la faena sobre los raíles de pulso soberbio de templanza. De tempos al principio entre series. De concesiones y entrega. Hasta montarse en la ligazón extrema, en la quietud absoluta, en los cambio de mano, en el juego de enseñarla y esconderla. La misma muleta fue al hocico, la estocada trasera, la muerte lenta y las orejas. Juli se comió el coso de San Roque como un donuts también con el sexto, un toro encendido de principios bravos. Las zapopinas o lopecinas enchufadas al vetilador de las pasiones y la fibra de mandamás para cuajar una faena sin fisuras, plena, espartaquista en esos desplantes finales de puerta grande definitiva, coronada por el espadazo mortal, pleno al 15.