Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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10/09/2015 | Valladolid | El Juli, Jose María Manzanares, José Garrido | El Pilar | dos orejas, gran ovación |
Plaza de toros de Valladolid. Segunda de la Feria de la Virgen de San Lorenzo. Tarde calurosa. Tres cuartos de plaza. Toros de El Pilar. El Juli (de azul y oro) dos orejas y ovación; José María Manzanares (de negro y azabache) ovación tras aviso y oreja; y José Garrido (de fucsia y oro) ovación y dos orejas.
Salió el sol hoy en Valladolid, algo hace esto del tiempo pero también la llegada de las figuras hace que viéramos hoy una entrada mejor que la de ayer. Un puyazo tomo el primero de El Pilar de la cuenta de El Juli, del que salió perdiendo las manos. Sirvió el toro de Moisés Fraile, altón y lavado de cara. Tapó los defectos del animal, que embestía con la cara a media altura. Pase de trazo largo con la diestra, que El Juli enjundioso administraba templados. Por el pitón izquierdo echaba la cara arriba, defendiéndose, recurriendo a los adornos. Un epílogo de manoletinas precedieron a una estocada algo trasera que sirvió para que un público festivo le concediera las dos orejas. Un toro grandón, basto de hechuras fue el segundo del lote de El Juli. Siempre con la mano a media altura en los primeros compases de faena, hacían presagiar algo anodino. Pero es que estamos hablando hoy por hoy del torero con más recursos del escalafón. Series con la diestra largas, templadas y con la muleta arrastrando. Pases por la espalda para rematar series que hicieron que el respetable no se perdiera ni un ápice de la faena. Pulseando la franela para meter al toro en el canasto. Y el arrimón final en el tercio que hizo que el de El Pilar terminara sucumbiendo al poder del de Velilla de San Antonio. Pero El Juli que no es infalible, fallo a espadas.
Para nada importó la larga duración del festejo, es más si hubiera sido más largo nada ni nadie se hubieran molestado. Cuando una tarde de feria saltan al ruedo seis ejemplares como los que ayer pisaron el ruedo del coso del Paseo de Zorrilla los espectadores manifiestan de muy distintas maneras su gozo y disfrute aplaudiendo con fuerza y sinceridad casi todo lo que en la plaza sucede. Tardes como la vivida ayer en Valladolid hacen falta muchas y más en estos momentos por los que atraviesa la Fiesta. Decir pronto que los toros lidiados fueron los anunciados de El Pilar, ganadería salmantina que en estos momentos goza de buen prestigio como lo demuestra el hecho de ser una de las preferidas por las figuras del toreo. Ayer tuvimos la suerte y fortuna de ver el buen juego que los toros dieron prácticamente toda la tarde. Feliz reencuentro de El Juli con esta plaza y fricción que tanto le ha echado de menos en los últimos años. El Juli viene a esta feria a triunfar con la verdad de su toreo, y ayer como tantas otras veces en temporadas anteriores lo consiguió. El Juli no puede olvidar que aquí en Valladolid fue su primera actuación de matador en plazas de segunda categoría después de su alternativa en suelo francés. A triunfar vino y lo consiguió cortando con fuerza las dos orejas del primer toro de su lote, en una faena que consiguió encendidos aplausos desde los lances capoteros hasta la estocada final. Sus primeras tandas con la mano derecha fueron el principio de lo que estaba por llegar. Toreó muy de verdad y con la entrega de siempre sobre las dos manos. Público expectante y aplaudiendo con fuerza, esos olés son de los que llegan de verdad. Preciosos adornos finales antes de de un espectacular volapié en la suerte natural. Por cierto al final de la faena sonó el pasodoble Roberto Domínguez que presenció el festejo desde un tendido de sombra. El triunfo de El Juli pudo ser todavía más redondo de no haber fallado a espadas en el segundo de su lote. Lo que son las cosas, la espada es uno de los fuertes del torero madrileño. Ayer falló a la hora de matar y la tarde no fue para El Juli lo redonda que tenía que haber sido y él quería.
Acogía la plaza de toros de Valladolid la segunda de la Feria septembrina en un cartel en el que las figuras volvía na a aparecer a escena ante la afición pucelana. El Juli, José María Manzanares y José Garrido –que sustituía al lesionado Talavante- trenzaban el paseo mayor a las seis en punto de la tarde. Variado estuvo el Juli con el capote de salida, para luego ejecutar un vibrante quite por chicuelinas y tijerillas. Al del Pilar le costó romper en las primeras tandas, pero un poderoso Juli consiguió afianzar a un animal con clase y ritmo. Lo mejor se vio al natural donde Julián cuajó grandes naturales con la muleta arrastrada por el albero, sin embargo tuvo mayor continuidad por el pitón derecho. Tras una gran estocada paseó el doble trofeo. Gran faena de un pletórico Juli ante un gran toro de El Pilar, faena de poderío mando y capacidad ante un humillador y franco animal. Brotaron tandas con la diestra de gran enjundia con el animal humillando y queriendo comerse los engaños por abajo. Por el lado izquierdo el animal no fue igual, tenía menos vibración pero aun así brotaron naturales largos. Cerro faena con un circular que duró una eternidad, para rematar la faena metido entre los pitones. El mal uso de la espada le privó del doble trofeo.
Entre El Juli y José Garrido hubo algo más que un pique. Porque no era sólo entre ellos. Era un duelo entre generaciones: una, representada por Juli, que no se quiere ir y sigue arreando, y otra que ejemplifica Garrido, que viene y arrea también. Ambos salieron en hombros hoy en Valladolid, con dos orejas de una interesante y bien presentada corrida de El Pilar. Entre medias de ambos, José María Manzanares dejó detalles de su elegancia pero le faltó ese punto de ajuste necesario. Si la cuenta de orejas se quedó en cinco en total fue por las espadas, pues los tres pudieron sumar un número más amplio. El primero, muy en el tipo, alto y estrecho de sienes, se dejó con el capote y con paciencia lo fue metiendo Juli hasta hacer un buen quite por chicuelinas y cordobinas. El toro siempre inició mejor que acabó cada viaje, pues echaba la cara arriba. Con este ‘material’ y dejándolo crudo en varas, El Juli realizó una faena muy larga, la primera mitad sin atacar, llevándolo a su altura y corrigiendo esa tendencia a puntear los engaños. El último tramo fue de más ataque, siempre en conexión con el público. Las bernadinas, de impresión, y la estocada, entera y trasera, pusieron en sus manos el doble trofeo. Castaño con cuajo y peso, el cuarto buscó los adentros en el capote sin dejarse torear. Apenas picado, llegó crudo este también a la muleta. Juli no le obligó nada de inicio; poco a poco quiso ir sometiéndolo, como en una serie con la izquierda buscando que rompiese. Ya a la tercera sacó lo mejor en una tanda cumbre con el compás abierto, pies anclados y resuelta con un pase ceñido por la espalda. Dejó la muleta por los suelos el de Velilla y la llevó siempre por delante en series macizas. Por el izquierdo el toro se mete por dentro, así que en ese punto optó por la corta distancia para termínar de rodillas en la cara del toro con una especie de abaniqueo. Un toro bueno, muy a menos cuando El Juli apretó. No se guardó nada el torero; de arrear al que arrea. De alma de líder. Pena de espada porque perdió dos orejas y saludó una ovación.