Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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28/12/2015 | Cali | El Juli, Luis Bolivar | Ernesto Gutiérrez | Ovación, dos orejas y dos orejas símbolicas |
398, Rotolando
El Juli soñó e hizo soñar el toreo en la plaza de toros de Cali. En el día que la plaza de Canaveralejo celebraba su 58 cumpleaños, Julián López indultó a «Rotolando», un gran toro de Ernesto Gutiérrez. Con los tendidos llenos, la figura madrileña cortó cuatro orejas, dos de ellas simbólicas, y salió a hombros. «Rotolando», precioso toro marcado con el número 398, de 528 kilos, con el trapío de los bravos, estaba anunciado para abrir el mano a mano, pero por motivos de última hora se cambió el turno de salida y con él cerró su apoteosis El Juli. Toda la plaza al unísono batió pañuelos blancos solicitando el indulto desde mitad de la faena. El madrileño estuvo sensacional desde el inicio en verónicas cadenciosas ante la calidad del toro. Se lució por chicuelinas y se adornó por lopecinas en el quite después de la gran pelea con los del castoreño. Algo muy grande se veía venir después del brindis emocionado a los 16.000 aficionados. Brotaron las series por bajo con exquisito temple por ambos pitones y los oles comenzaron a escucharse con fuerza en la plaza. Toro y torero se crecieron, y crecieron las emociones en los muletazos continuos en redondo, citando de espaldas, dando ajustadísimos molinetes al compás del pasodoble. Más pases, más series, más desplantes y más voces pidiendo el indulto con los pañuelos en la mano. Hasta que el presidente asomó el pañuelo del perdón de la vida al noble y bravo toro, orgullo de la cabaña colombiana. Antes El Juli había mostrado toda su tauromaquia, rematada de estoconazo, con el gran tercero, al que cortó otras dos orejas
Julián López “El Juli”, uno de los toreros más esperados de la temporada colombiana, hizo el paseíllo con un traje azul noche y oro; y de oro precisamente es el toreo de este madrileño que se encontró con un toro que le costaba pasar por la muleta, se quedaba a mitad de pase y tendía a tener la cara arriba, sin embargo Juli le enseñó a embestir, a bajar la cabeza y fue el maestro quien transmitió porque el toro nunca lo hizo. Un pinchazo y estocada trasera. Saludo desde el tercio para la supremacia de la tauromaquia y pitos al toro. Quién puede negar que el Julián López es un maestro de pies a cabeza, su aprovechar la nobleza y el fondo de bravura de su cómplice, el toro… Cuando muchos creían que el toro no valía, el torero español demostró que el toro era bueno. Las tandas fueron con tanta calma, dando espacios de respiro entre una y otra; evaluaba el viento para ubicarse en el lugar perfecto para ejecutar su faena y le resultó pues logró probar los dos pitones y con extensión cada uno. Estocada trasera. Dos orejas y palmas al toro. Un espectacular indulto para el tercer toro del lote de Julian López “El Juli” , un toro bravo, noble, encastado, con clase, con picante y transmisión… Y el de Velilla lo toreo perfecto, no fue su faena más artística pero sí de las más técnicas, él lo supo desde que lo vio pelear en el caballo de Diego Ochoa, quien sufrió un aparatoso tumbo; pero el diestro supo que esa pelea era de bravo y por eso lo brindó y ejecutó innumerables tandas en el centro del redondel. Dos orejas simbólicas e indulto.
El mejor capítulo llegaría en quinto lugar con "Rotolando", un excelente toro de Ernesto Gutiérrez que resultó bravo en los tres tercios y que embistió siempre con codicia en la muleta, arrancándose presto a los cites de un Juli que desplegó toda su tauromaquia. Ya con el capote, el madrileño se lució estirándose a la verónica, imprimiendo variedad en las chicuelinas y en el quite por lopecinas muy asentado. La faena de muleta fue una explosión de toreo que se vivió con gran intensidad en los tendidos. Tandas sobre ambas manos que tuvieron largura y mando en una faena larga y en la que supo además mostrar las muchas virtudes del toro. La unánime petición de indulto fue aceptada por el palco y a "Rotolando" se le perdonó la vida. Antes, en su segundo ya se había asegurado la puerta grande tras desorejar a un ejemplar que supo embeber muy bien en los vuelos de su poderosa pañosa, en una labor que remató de un soberbio estoconazo. Falto de fuerzas resultó su primero, al que acabó robándole algunas series a base de consentirlo.
Cali llegó a la gloria con la apoteosis de toreo de El Juli y "Rotolando". Una tarde histórica de toros vivió Cañaveralejo el día de su cumpleaños número cincuenta y ocho. Cuatro orejas -dos de ellas simbólicas- para el torero de Velilla de San Antonio, que soñó e hizo soñar el toreo a la plaza entera. Toda la plaza al unísono batió pañuelos blancos solicitando el indulto desde mitad de la faena del madrileño que desde el comienzo estuvo sensacional en verónicas cadenciosas ante la calidad del toro. Se lució por chicuelinas y se adornó por lopecinas en el quite después de la gran pelea con los del castoreño. Algo muy grande se veía llegar después del brindis emocionado a los 16.000 expectantes aficionados: las series por bajo en redondo con exquisito temple por ambos pitones y los olés comenzaron a escucharse con fuerza en la plaza. Toro y torero se crecieron, y crecieron las emociones en los pases continuos en redondo, citando de espaldas, dando ajustadísimos molinetes al compás del pasodoble que no paró de acompañar. Más pases, más series, más desplantes y más voces pidiendo el indulto con los pañuelos en la mano. Por fin aparece el amarillo del presidente concediendo el perdón de la muerte al noble y bravo toro, orgullo de la cabaña colombiana. Ha sido una tarde apoteósica de El Juli quien ya había cortado anteriormente dos orejas a su segundo, otro gran toro que le permitió mostrar toda su tauromaquia rematada de gran estoconazo, tan efectivo que no recurrió de la puntilla.