Fecha | Plaza | Cartel | Ganadería | Resultados |
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15/08/2018 | San Sebastián | Padilla, El Juli, Manzanares | Garcigrande | Oreja y oreja con fuerte petición de la segunda |
“Sacó de su chistera, lugar donde El Juli guarda todas las versiones del toreo, el palo de estética y el talento, el del toreo a ralentí y de reducción, para cuajar la calidad justa de fuerza del quinto y armó un lío en Illumbe. Una faena con retazos para enmarcar que, una vez más, el palco valoró de forma vulgar y carente de gusto, quizá por el prurito de acceder a la lista VIP ( la de los verdaderamente e increíblemente patéticos) de cerrar una Puerta Grande a una figura. Da igual o no da igual, depende. Porque negar un pedazo de pellejo no tiene la capacidad de borrar la tarde redonda del madrileño, que antes había cuajado un toreo de medicina templada para prolongar las virtudes de escaso fuelle de segundo. El segundo ‘Garcigrande‘ tuvo buena condición, aunque fue un animal medido de fuerzas, para torearlo con pulso o perdía las manos. El Juli cuidó mucho al toro en todos los tercios, muy centrado. La faena estuvo en la misma línea, consentir al toro, para asentarlo, así después le pudo robar tres tandas finales en las que exprimió al toro de verdad. Faena muy profesional y templada, que rubricó con un espada. Oreja. De vuelta al hierro de Garcigrande, tras tercero y cuarto de Domingo Hernández, el quinto lució armónicas hechuras, sin exageraciones por delante. Un toro con mucha clase, pero flojo y de escasa emoción, por este motivo. Fue una faena en la que toreó con mucha estética, aprovechando el ritmo del toro, que transmitía mucho. Lo cuajó a placer por la izquierda, dibujando naturales de trazo largo. Y caro. Los derechazos, buenos también. El final de faena, metido entre los pitones y encadenando los muletazos sin moverse. Sonó un aviso, antes de ejecutar una estocada, de efecto fulminante. Oreja y fuerte petición de la segunda. Con bronca monumental para el palco”. Mundotoro.
“El Juli cuajó una faena de gran dimensión al segundo de la tarde, un astado que humilló y permitió al madrileño ligar grandes series por ambos pitones. Hubo que darle tiempos al animal. De hecho, se paró antes de lo previsto. El madrileño, que había brindado su labor al público, mató de una certera estocada y paseó un apéndice. El Juli volvió a rayar a gran altura ante el quinto. Sublime labor del madrileño, en la que hizo gala de todas y cada una de las virtudes que atesora su toreo. El trasteo derrochó arte y temple, coronándolo de estocada efectiva. Se le concedió una oreja y se le pidió con fuerza una segunda. El buen toro fue aplaudido en el arrastre”. Por Libertad Rodríguez (Aplausos).
“El apabullante dominio de El Juli se extendió sobre la tarde como un manto de solidez abrumadora. Su cabeza es una computadora. Que da la lectura exacta, precisa y concisa. Desde la lenta maestría, el aplastante gobierno que no permite un resquicio. A la sorpresa. O a la emoción. Cada toro de su buen lote cosido y cogido en la palma de la mano. Uno bonito y otro bien hecho y más ofensivo. Con más fondo éste que aquél. Que abrió su lote con humillación. Ya en la verónicas a pies juntos, la entrega. Romaneó con entereza en un puyazo que Juli compensó con la liviandad del otro. Iluminó un quite de chicuelina, tijerilla, afarolado y larga. La variación compuso una sola y exclusiva pieza. A la obertura rodilla en tierra, le cosió tres naturales de planta atalonada y vertical, reunidos. La medida milimetrada de las series necesariamente cortas. La dosis que la nobleza del garcigrande necesitaba. Hasta los circulares invertidos y el juego de cercanías. La estocada trasera aseguró la oreja. Fluyó más El Juli con el quinto. Y la expresión. En una trincherilla y un pase del desprecio, desembocó el prólogo en bandera. Desde ahí, la embestida imantada en los flecos. En un cambio de mano de superior despaciosidad, el avión de Justo Hernández. Los naturales en la yemas. Sin arrebatos -tanta es la seguridad, la facilidad- transcurría a pulso la sedosa faena. Que caló más hondo cuando Juli puso alma en su derecha y en su pecho. Sin destroncarse nunca, erguido el talle, sueltos los vuelos. Un lío mayor como coda. La estocada nuevamente trasera -pelín desprendida ahora- y letal desató los pañuelos en tromba. El presidente se cerró en banda para no dar la segunda oreja. Se sintió el cabreo generalizado del pueblo, que bramó más que en muchos tramos de la faena. "Más necesitaba el premio esta afición por su debilidad que el torero", me soltó El Donosti. Visto así”... Zabala de la Serna (El Mundo).
San Sebastián, miércoles 15 de agosto de 2018. Plaza de toros de Illumbe. Quinta y última de la feria. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández (3º y 4º).
Juan José Padilla (de caldera y oro con remates en negro) ovación y silencio; El Juli (de tabaco y oro) oreja y oreja con fuerte petición de la segunda; José María Manzanares (de rioja y oro) ovación tras petición y silencio.
Fotos: André Viard