Muy correcto y pulcro en su estreno venteño ante sendos toros de Gavira. En Nimes, doctorando a Fernando Cruz, corta una oreja. En Santander se alza triunfador, tras cortarle las dos orejas a un toro de El Ventorrillo. En Bilbao se juega limpiamente la vida en busca del triunfo, que finalmente consigue ante un peligroso toro de Torrestrella. También triunfa en Murcia, donde sale en hombros. Una excepcional faena, que queda sin premio por la decisión del palco, realiza en Logroño a un toro de Osborne. Ya en la temporada americana, puede cortar tres orejas en Quito, pero por culpa de la espada el premio se queda en una oreja. Tampoco acertó con los aceros en la localidades mexicana de Puebla y Mérida, y pierde sendas puertas grandes.