El Juli hace historia en un repleto Campo Pequenho, dando seis vueltas al ruedo y saliendo a hombros por una puerta que no se abría desde 2011.

Fue una noche hermosa. Intensa. No fácil. Pero hermosa. De ésas que dejan lleno a un torero que sabe que lo dio todo. Era una de esas citas en la que nada puede quedarse en el cajón de la voluntad humana. La ciudad, la plaza, el cartel, la expectación…

El entusiasmo se apoderó anoche de los tendidos de la plaza de toros de Campo Pequenho, llenos hasta la bandera para la cita más importante de su temporada. Tres extraordinarias lidias de Julián López "El Juli" pusieron en pie a la afición con los tres toros de Garcigrande, serios y con trapío, que le tocaron en suerte. La profundidad y la técnica se llevaron la noche en tres faenas similares pero con matices: desde el toque fuerte para dominar la embestida de un noblón segundo, el correrle la mano a un tercero que requería la muleta siempre en la cara y la excelsidad de un quinto que fue a más. En el epílogo, una de las salidas a hombros más recordadas en el escenario luso.

Fotos Campo Pequeño y Emllio Jesús