“No hay billetes” y gritos de “Torero-toreo”

lunes, 7 de noviembre de 2016

Volvía El Juli a una plaza queridísima, la bicentenaria Acho. La misma que hace 18 años aclamaba a un muchacho que, vestido de blanco y plata, armaba la mundial con un toro jabonero de Sotillo Gutiérrez.

La tarde de ayer era de expectación máxima: la máxima figura del toreo con el torero local, la gran esperanza actual de la tauromaquia, el que tiene unas condiciones enorme para llegar muy alto: Julián López “El Juli” y Andrés Roca Rey. Y mucho tiempo después se colgó el cartel de “No hay billetes” en Lima.

El Juli pudo cortar cuatro orejas. ¡Cuatro! Pero está claro que está atravesando un bache con la espada. En su primero salió a revientacalderas. Un huracán, pero a base de temple. Nada es incompatible. Hizo de todo: cordobinas, verónicas, lopecinas, pases cambiados, naturales, derechazos, toreo en redondo y de rodillas, pases de trinchera y de desdén. Con el mentón hundido en el pecho o mirando al público. Un espectáculo, un fenomenal alboroto. Pero pinchó.

Aunque lo grande estaba por llegar ante el quinto de la tarde. Los naturales fueron sencillamente inmensos, barriendo la arena, hondos, profundos y sentidos. Sobre todo eso, con ese sello de sentimiento y solera que le da la edad, las vivencias y la maestría más absoluta. Acho, en pie, un clamor. Pero volvió a pichar. Aún así le dieron una oreja. Y salió andando de la plaza cuando debía hacerlo en hombros. Pero la ovación de un público en pié, gritándole “torero-torero” puso los pelos de punta. La entrega respondida con la misma entrega. Una maravilla esto del toreo.   

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